Reproche

reproche

Reproche

Yo me muero de su muerte;
tú morirás de la mía.
Ya no tendrás mis reproches
en el azar de tu vida.
Ni estaré cuando me busques
al sesgo de tus pupilas.
En la hora transitable
habrá una voz encendida
y un pesar, íntimo y hondo,
presidiendo tu agonía…
Se te secarán las manos
con que cortaste la espiga.
Quedará un silencio eterno
flotando sobre mi herida.
Y un rosal de rosas blancas
irá creciendo en la orilla.

  Domingo Velázquez