San Martín de Porres, un santo universal, un santo misionero

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San Martín de Porres, un santo universal, un santo misionero

La celebración de los 50 años de canonización de San Martín de Porres nos dió la oportunidad de compartir sobre la portada universal de la vida de nuestro querido hermano. Su santidad cruzó las fronteras del Perú para alcanzar la vida de muchos feligreses en el mundo. Cuando fue canonizado en 1962, en seguida la Iglesia de África lo eligió como modelo de santidad. También mi familia se volvió devota de san Martín.

Lo tenemos como santo protector. En nuestras oraciones lo hemos invocado siempre pidiendo su intercesión. Cuando sentí el llamado de Dios a ser misionero, tenía muchas dudas; estaba indeciso sobre dejarlo todo para seguir al Señor. Pero un día del año 1994 desaparecieron mis dudas cuando estuve rezando frente a una estatua de San Martín de Porres en la catedral de Abidjan, la capital económica de Costa de Marfil; le dije: “yo me hago misionero pero tú llévame a Perú”.

Luego Ingresé a la Comunidad Misionera de Villaregia; continué mi formación en Italia, en nuestra casa madre, y desde hace 6 años estoy en el Perú.

En mi pequeña historia personal he percibido lo que el Señor realiza a través de sus santos. Ellos son un canal privilegiado de la gracia de Dios. San Martín de Porres nunca aspiró a que se le conociera, ni tampoco que se hablara de él en el mundo. Lo único que aspiró es donarse a Dios, sirviéndole humildemente. Su total disponibilidad y entrega a Dios hizo de él un canal privilegiado de la gracia de Dios; él se entregó totalmente a Dios; por este motivo su nombre y su recuerdo alcanzaron una dimensión universal

En tal sentido podemos decir que es un santo misionero. Sin viajar a tierras lejanas llegó a muchas tierras con su ejemplo de humildad, caridad y servicio.

Con razón el Papa Juan Pablo II decía en su carta encíclica sobre la misión -«Redemptoris Missio»- que El verdadero misionero es el santo… La vocación universal a la santidad está estrechamente unida a la vocación universal a la misión.

 Todo fiel está llamado a la santidad y a la misión. …el misionero es el hombre de las Bienaventuranzas. …pobreza, mansedumbre, aceptación de los sufrimientos y persecuciones, deseo de justicia y de paz, caridad;…. Viviendo las Bienaventuranzas el misionero experimenta y demuestra concretamente que el Reino de Dios ya ha venido y que él lo ha acogido (Redemptoris Missio n.90).

Estas características del misionero santo pueden decirse plenamente de San Martín de Porres. Para él la gracia de pertenecer a Dios era más fuerte que todo sentimiento de desprecio; vivió en su propia carne las bienaventuranzas. Por pertenecer a Dios eligió el servicio humilde, sin complejos y sin quejas.

El hermano Martín se entregó a Dios sirviendo a pobres y enfermos. Se volvió un canal de la gracia de Dios no solo para sus contemporáneos sino también para nosotros hoy. Así también, imitando sus virtudes nos volvemos canales para que Dios llegue a muchos hombres, mujeres jóvenes y niños del mundo que no lo conocen. Para nosotros, esto significa romper las barreras de la indiferencia. Cuántos hermanos a nuestro alrededor esperan un gesto de amor y una palabra de aliento.

El amor y la devoción a San Martín nos impulsan a la misión desde nuestra casa, nuestro trabajo, en cualquier lugar estemos en nuestro querido Perú; pero también más allá de las fronteras de nuestra patria, hacia las tierras donde llegó la santidad de nuestro querido hermano Martín. Es decir, volvernos cristianos cada día, más capaces de mirar más allá del propio círculo de familiares y amigos. Volverse solidarios con los demás. Vivimos en un mundo en el cual se sabe mucho de los demás, porque los medios de comunicación se han desarrollado enormemente.

Pero a la vez vivimos también en un mundo donde el egoísmo sigue dividiendo a las personas; en un mundo de mucha indiferencia, donde a veces nos importa solo la suerte de aquellos que amamos o que nos aman. Pero san Martín nos enseña a ser personas que no ponen barrera en el amor. El amor verdadero, el amor cristiano no conoce barreras, ni fronteras.

Los santos, por ser entregados al amor, son amados por todos; son universalmente conocidos y amados. Con su ejemplo, son modelo de crecimiento en la fe para millones de personas en todo el mundo. Es decir que son misioneros. Agradecemos a San Martín, a Santa Rosa, a Santo Toribio y a los demás santos por ser para nosotros modelos de caridad y ejemplos en la misión.

P. Martin de Porres Ouedraogo

Comunidad Misionera de Villaregia – Diócesis de Lurin

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Artículo relacionado: San Martín de Porres en África

Festividad de San Rafael Arnáiz Barón, Hermano Rafael. Monje trapense (Orden Cisterciense)

Dios no nos exige más que
sencillez por fuera
y amor por dentro…
¿Ves qué fácil?…
Y en realidad qué fáciles y sencillos
son los verdaderos caminos de Dios,
cuando se camina por ellos con espíritu
de confianza y con el corazón libre
y puesto en ÉL.

                     Hermano Rafael

Rafael Arnáiz Barón (Hermano Rafael) nació en Burgos un 9 de Abril de 1911 en el seno de una familia de alto nivel social y profundamente religiosa. Joven brillante, alegre, sensible, de buen corazón y con un futuro prometedor como arquitecto, pronto se sintió atraído por la vida contemplativa, especialmente tras haber visitado la Trapa de San Isidro de Dueñas, Palencia («Vine a la Trapa buscando una cosa y el Señor en su infinita misericordia me ha dado otra»). Rafael representa la esencia de vivir para Dios y en Dios, la exaltación de la esencia de la fe cristiana. Su vida espiritual se fue acrecentando a medida que su vida iba consumiéndose por el agotamiento físico y sus dolencias que soportaba con ejemplar sentido cristiano. Falleció el *26 de Abril de 1938 a la edad de 27 años, tras sufrir durante años una penosa enfermedad que llevó con entereza y heroicidad, aceptando humildemente la voluntad del Señor. Es considerado uno de los grandes místicos del siglo XX. Sus hermosísimos pensamientos atestiguan su completa pertenencia a Dios: las palabras «Sólo Dios« fueron precisamente el lema que orientaron su vida ejemplar. Esta expresión que el hermano repite incansablemente, resume, en buena manera, toda esa aspiración que pudiéramos llamar arquetípica de su alma, pues refleja de forma fidedigna su profunda vida interior. Los escritos del Hermano Rafael fueron aprobados por la Sagrada Congregación para las causas de los Santos en 1974. Sus restos reposan en la iglesia del monasterio de San Isidro de Dueñas. S.S. Juan Pablo II lo declaró beato el 27 de septiembre de 1992 para alegría de la santa Iglesia y el eterno reconocimiento de todo el pueblo de Dios. Finalmente, el Papa Benedicto XVI lo canonizó el 11 de Octubre de 2009 en la Basílica de San Pedro de Roma:

«…El Hermano Rafael, aún cercano a nosotros, nos sigue ofreciendo con su ejemplo y sus obras un recorrido atractivo,  especialmente para los jóvenes que no se conforman con poco, sino que  aspiran a la plena verdad, a la más indecible alegría, que se alcanzan  por el amor de Dios. ‘Vida de amor… He aquí la única razón de vivir’, dice el nuevo santo. E insiste: ‘Del amor de Dios sale todo’. Que el Señor escuche benigno una de las últimas plegarias de San Rafael Arnáiz, cuando le entregaba toda su vida, suplicando: ‘Tómame a mí y date Tú al mundo’.  Que se dé para reanimar la vida interior de los cristianos de hoy. Que  se dé para que sus hermanos de la Trapa y los centros monásticos sigan  siendo ese faro que hace descubrir el íntimo anhelo de Dios que Él ha  puesto en cada corazón humano…»

Fragmento: Homilía de Benedicto XVI el día de su canonización.

Joven y sabio maestro de la ciencia de la cruz, es sin duda, contemporáneo y testigo de la clásica tradición española de los grandes místicos de Cristo. San Rafael Arnáiz Barón es una figura luminosa de esa pura mística, capaz de hacer de su vida entera un gran vuelo de adoración que nos acerca el cielo a nuestros pies; y que resulta necesaria, hoy más que nunca, para la realización de toda vocación.

Hermano Rafael

En el mundo se sufre mucho, pero se sufre poco por Dios. El cristiano no ama la debilidad ni el sufrimiento tal como éste es en sí, sino tal como es Cristo; y el que ama a Cristo ama su Cruz.

Oración y Novena a San Rafael Arnáiz

¡Oh Dios! que hiciste a San Rafael Arnáiz un discípulo preclaro en la ciencia de la Cruz de Cristo, concédenos que, por su ejemplo e intercesión, te amemos sobre todas las cosas, y siguiendo el camino de la Cruz con el corazón dilatado, consigamos participar del gozo pascual. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Novena

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San Isidro Dueñas

La abadía de San Isidro de Dueñas y San Rafael, tan estrechamente unidos, son un modelo para muchos cristianos que en su vida ordinaria hacen de su entrega callada y silenciosa un verdadero acto de amor a Dios y a los hombres. En ese sentido el monasterio es un referente para muchas personas, porque es un espacio que invita a contemplar lo verdadero y permanente en nuestra vida.

Enlace recomendado: abadiasanisidro.es/rafael/index.html

* El 13 de Enero del año 2012, en el Vaticano, en la sede de la Congregación del Culto divino y Disciplina de los Sacramentos, el cardenal Cañizares, como Prefecto de la misma, firmaba el decreto, a instancias del Sr. Arzobispo de Oviedo, por el que se recogían nuevas memorias en el calendario litúrgico diocesano. Entre ellas se encuentra la de San Rafael Arnáiz Barón a celebrar el día 27 de Abril. Su “dies natalis”, que es el día de su muerte, y es lo que la Iglesia normalmente celebra, sucedió un 26 de Abril, pero por coincidir con la fiesta de San Isidoro de Sevilla, se traslada la memoria de su muerte en Cristo, al día siguiente.

Iglesia Conventual del Corpus Christi (Valladolid)

Monasterio Corpus 2

Monasterio Corpus 1

Imagen de Fray Martín en la iglesia del Corpus Christi (Valladolid).

La imagen de San Martín de Porres se encuentra en un lado – lado de la Epístola, desde el presbiterio hacia la entrada – de un Retablo de la segunda mitad del siglo XVIII, que además contiene la imagen de Santa Catalina de Siena, procedente del retablo mayor del monasterio vallisoletano del mismo nombre. En el remate existe un relieve representando a Santa María Magdalena Penitente. Hay también, en el mismo retablo, una pequeña imagen de Santa Teresa de Liseaux (Santa Teresita del Niño Jesús).

Foto por gentileza de Sor Mercedes. Le agradecemos su amabilidad con este blog

Comunidad de religiosas dominicas del Monasterio del Corpus Christi, Valladolid: monasteriocorpus.webcindario.com 

Festividad de San Pedro de San José Betancur (Hermano Pedro), primer santo canario

hermano pedro jpg.

Imagen en la Cueva-Santuario del Santo Hermano Pedro en El Médano (Granadilla de Abona). En su iconografía más usual se le representa con hábito franciscano y campanilla, ayudando a desvalidos y enfermos. También en sus retratos más conocidos aparece con su lanza de pastor, característico del campesino canario.

Iglesia de San Sebastian Agüimes

«Acordaos hermanos, que un alma tenemos y si la perdemos no la recobramos. Limpiad el pensamiento, temed el mal hacer, vivid considerando que de morir habéis» (Hermano Pedro).

El Santo Hermano Pedro de San José de Betancur es junto a San Martín de Porres, San Pedro Claver, Junípero Serra y tantos otros un vivo ejemplo, una clara demostración de lo que logra la esperanza y el amor por la fe hacia nuestro Señor Jesucristo, ¡y cómo la grandeza de la sencillez puede elevar a los altares! Además, su amor por los animales, especialmente por las cabritas de su rebaño, era tan armonioso que se puede comparar con San Francisco de Asís o al mismo Fray Martín de Porres, capaces de comunicarse con animales, pero también con los poderosos y con los necesitados de la tierra. También sorprende la similitud de vida y casi coetaneidad con San Juan Macías, el santo dominico extremeño que evangelizó en Perú, qué como nuestro santo canario emigró para no volver; permaneciendo en ese reino universal y espiritual que se encuentra en todos nosotros, ya sea Canarias o Guatemala.

San Pedro de Betancur

Deja su patria y llega a Guatemala, enfermo, sin recursos, solo, desconocido, convirtiéndose en el apóstol de los esclavos negros, de los indios sometidos a trabajos inhumanos, de los emigrantes sin trabajo ni seguridad, de los niños abandonados. El Hermano Pedro animado por la caridad de Cristo, se hizo de todo para todos, en particular para los pequeños vagabundos de cualquier raza y color, a favor de los cuales funda una escuela. Para los enfermos pobres, despedidos de los hospitales pero todavía necesitados de ayuda y asistencia, Pedro funda el primer hospital del mundo para convalecientes»¹.

Pedro de Betancur (o Betancourt) nace en Villaflor, población del sur de la Isla de Tenerife el 21 de marzo de 1626, en el seno de una familia muy humilde y piadosa. Hijo de pastores y agricultores, tuvo la gracia de ser educado por unos padres profundamente religiosos, de fuertes convicciones cristianas. Pasó su infancia entre Vilaflor, a las faldas del Teide, y la costa del Médano, cuidando del rebaño y dedicando sus largas horas de soledad al rezo y la meditación. Tuvo un gran deseo en su vida: llevar la fe católica a las Indias Occidentales. Con este propósito, y encomendándose a la Divina Providencia para que lo iluminara, a los 23 años de edad abandona Tenerife; tras pasar fugazmente por La Habana y Honduras, llega a Guatemala donde profesó como Terciario Franciscano, entregándose ejemplarmente al servicio de Dios y en servicio del prójimo. Se destacó por su caridad, humildad, penitencia, amor a la Eucaristía y a la Santísima Virgen, a los pobres, enfermos y a las almas del purgatorio. Con tal fin fundó, en 1656, la Orden de los Hermanos de Nuestra Señora de Bethlehem (conocida como Orden de los Betlemitas). La congregación, extendida principalmente por Sudamérica y Tenerife, fue aprobada en 1667 y sus miembros viven según las normas franciscanas. Actualmente los hermanos y hermanas Bethlemitas, fieles al carisma del Hermano Pedro y al impulso providencial de la Beata Madre Encarnación, desarrollan una loable labor caritativa por los más desfavorecidos en aquellos lugares donde se encuentran presentes. El Hermano Pedro también sentía una gran devoción por la Virgen de Candelaria a la que en muchas ocasiones se encomienda. De hecho uno de sus deseos era regresar a su tierra natal e ir en peregrinación a su Santuario. Él veía la devoción a la Virgen María como un camino ideal para llegar hasta Dios, y así solía decir: «Buscad la amistad con Dios por medio de la Virgen». Muere en Guatemala, a la edad de 41 años, el 25 de abril de 1667[2]. Al fallecer, había alcanzado fama de santidad en toda América, siendo un clamor unánime su veneración por los fieles. Sus restos descansan en el Templo de San Francisco el Grande (ciudad de Antigua Guatemala), en la Capilla de la Orden Tercera, conforme a su voluntad. Fue canonizado por el Santo Padre Juan Pablo II el 30 de Julio de 2002 en Guatemala (Homilía de canonización del Hermano Pedro de San José de Betancur)

san pedro de betancurt

Imagen oficial para la Canonización del Hermano Pedro de San José de Betancur (reproducción de una pintura del siglo XVII considerada su verdadero retrato).

Hermano Pedro

Oración al Hermano Pedro

Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo,
tú concediste al Santo Hermano Pedro de San José Betancur
vivir el misterio de Cristo Redentor
en la pobreza de Belén y de la cruz,
concédenos que el espíritu de la pasión de tu Hijo
anime nuestra vida
para que podamos servirte
con una auténtica caridad fraterna.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Hermano Pedro

Enlaces recomendados:

San Pedro de San José Betancur (1626 – 1667). Terciario Franciscano

El Santo Hermano Pedro: Elenco y valoración de sus biografías.(pdf)

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1. Fragmento de la homilía de su Santidad el Papa Juan Pablo II en la misa de beatificación del Hermano Pedro (Roma. 22 de junio de 1980).

2. Aunque el día 25 de abril del año 1667 es la fecha de su fallecimiento -«dies natalis» del Santo Hermano Pedro-, por su coincidencia con la festividad de San Marcos Evangelista, la fiesta litúrgica se traslada a la víspera, es decir, el día 24 de abril.

¿Cómo curaba Fray Martín?, por Antonio García Figar, O.P.

Fray Martín de Porres O.P.
¿Cómo curaba Fray Martín?

IX

En la curación de las enfermedades, Fray Martín disponía de varios recursos, todos ellos eficaces. Era el primero la oración. A los enfermos graves los encomendaba a Dios y a su Santísima Madre, y las curaciones no tardaban en realizarse. Era éste el supremo medicamento suyo. ¿Quién puede hacer milagros sino el Señor? ¿Cómo se ha de convencer al Señor que los haga sino postrándose delante de Él y pidiéndoselo con humildad? Era en esto tan solícito F. Martín y era tanta la humildad con que lo pedía, que el Señor le escuchaba siempre. No pedía para sí, sino para el prójimo; no quería nada para su glorificación, sino para la del Señor. Como San Pedro Apóstol, curaba a los enfermos en el nombre de Jesús

El segundo procedimiento era era la aplicación de las medicinas usadas ya para las diferentes dolencias. Hemos dicho que Fray Martín era un experto cirujano y un médico de «medicina general». El estudio de las plantas le dio bastante penetración para conocer sus virtudes, que utilizaba dosificadas para los dolientes. El señor había dicho a los hombres: «Respetad al médico a quien Dios os lo dio para la cura de vuestras dolencias.» La voz divina estaba aquí hecha realidad en las manos de F. Martín, que encontraba un cierto placer en sorprender los efectos beneficiosos de una nueva receta preparada por él. No hay duda alguna que las plantas guardan secretos curativos desconocidos para nosotros; y que la divina Providencia no ha dejado herida ni mal que no tenga su correspondiente medicina.

El tercer medio que usaba F. Martín, a petición de los enfermos, era aplicarles su propia mano al sitio del dolor. Las curaciones eran repentinas. Los otros dos medios, sobre todo el segundo, eran más lentos. El contacto de su mano era eficadísimo y la curación instantánea. Jesucristo curaba así a los dolientes. Bastaba con que tocaran su mano para que su virtud curativa saliera de sí y satisficiera la fe de los enfermos. Los cuerpos y reliquias de los santos han poseído esta virtud. Dios se la ha comunicado. En las curaciones usaba F. Martín de medios a todas luces ineficaces para curar, pero que, para satisfacer la fe de los enfermos, se los proporcionaba, sin engaño, como alivio solamente, y surtían sus efectos.

Decir el número de curaciones realizadas por las oraciones de F. Martín sería nunca acabar. Aún los remedios que a los enfermos administraba, iban precedidos de oraciones fervorosas…Leer texto completo AQUÍ


E
xtraído de: García, Antonio, O.P. (1952): Biografía breve del B. Martín de Porres (Dominico). Ediciones Veritas, Madrid – España.