Su silencio

Su silencio

El país del silencio deseado
cuyas murallas no quebrantan mis latidos.

Inaccesible al corazón humano
y a la voz desvelada.

Música del silencio.

Aire, país que envuelve,
donde no existen voces diferentes
y todo llega a plenitud divina.

¡Oh país del silencio donde la voz perfecta,
musicalmente pura,
comprende los suspiros del espíritu!

Mis manos se retiran
y la garganta se duerme silenciosa.

Sólo tú, bella mía, sensitiva,
recorres diariamente mis senderos.

La música del paso femenino
—un silencio añadido a otro silencio—
hinche su plenitud de soledades.

                      Ventura Doreste

Canciones breves

Canciones breves

I
Alma: expandida claridad;
cuánto imantando va tu luz;
qué numerosa en tu unidad.
¡Oh claridad blanca y azul,
signo de Dios tu claridad!

II
Aunque gravita sin cesar
poco advertimos de su acción:
El tiempo fluye al esperar.
(Tazón inmenso el corazón
donde he sentido su manar).
El tiempo es «algo» a interpretar.

III
¡Cuánta belleza sí ilusión!
Ella «nos hace» cada vez.
Ellas, único timón.

IV
Es toda vida (¡Ay cuánto albur!)
hilo invisible a devanar.
Por él se fue mi juventud
como ha de irse este ensoñar.
(Todo se va… llega y se va.)

V
Por dulce y bello recordado
el primer brote del Amor.
Qué bello y dulce recordarlo:
dejó un regusto de candor.

VI
Qué difícil traducir
en palabras un gran dolor:
como un perfume, de sutil,
escapa al tacto de la voz.

VII
Surgió el puerto donde anclar,
reinaba calma y suave luz,
reparé el agua, y era azul.
(Aun sin querer hemos de andar.
Nada es estable en la quietud;
Ella induce a caminar.)

VIII
Aun «quedándonos» aquí y allí,
tiene su encanto ese cambiar.
(¡Aún miro al tiempo en que te vi;
en el eterno deambular,
aún miro al tiempo, y era abril…!)

IX
Ya llegará el de descansar.
Y será poca la salud.
Como un dolor será el cantar.
Quizá no acierte a sonreír.
(Aún es tiempo de soñar.)

X
Y vendrá el de descansar
en que sólo cuente la virtud.
Donde no cuenta este contar.
Donde ya nada es la salud:
Todo está «antes» de llegar.

       Chona Madera

A la Virgen del Carmen

A la Virgen del Carmen

Madre por siempre admirada,
dime quién te ha hecho tan bella
que del mar eres faro y dulce estrella,
la que me guía con su llamarada;

de la tierra prenda que en el pecho
tu escapulario deja marcada huella,
hasta ti acudiré raudo cual centella
allá con mi expirar en el frío lecho;

del firmamento luz llena de gracia divina
que a mi triste corazón convierte,
con tan sólo pensar en llegar a verte
siento que el alma se me ilumina.

Vigilia de la familia eres nuestra paz viva,
que no deseo tenerte por un día recibida
sino que permanezcas para toda una vida:
¡Cuídame para no ser pobre alma cautiva!

En tu nombre, Santísima Virgen del Carmen
y Santa María del Monte Carmelo,
se encuentra la flor perenne venida del cielo
a la que con tierna reverencia le digo: Amén.

                                            José J. Santana

(A la Virgen del Carmen de la iglesia de San Gregorio Taumaturgo, Telde)

A la vida que es gracia

A la vida que es gracia

Canta un canto sencillo y alegre como la vida
que es púrpura salvaje y arrecife espumoso,
himno y agitación de las criaturas,
como la vida que es amor, que es alegría,
como la vida que es gracia…

Mi alma balbucea como un niño los nombres
de las cosas y se embriaga…

Tú sola, oh Vida,
la única gracia nos conservas,
el gozo elemental, inocente,
de sentirte fluir
por nuestros más remotos cauces
hasta el mismo instante
en que mecemos a la tristeza
en nuestros brazos como a un ángel
atormentado de insomnios,
como a un ángel mustio
que desmayara sobre nosotros,
reflejando un mundo vago e impuro
en la gracia borrosa de sus pupilas…

                            Ricardo Molina

TODO

Todo

Todo está hecho para acercarnos a Dios
y sin embargo Dios nos parece indescifrable.

¿No nos habla de Dios
el día poblado de agonías y de confianza?
¿No nos habla de Dios la lluvia
en su edad de ternura luminosa?
¿No nos hablan de Dios el desamparo y la muerte?
¿No nos habla de Dios el amor?

Todo nos acerca a Dios:
la amargura y la inquietud,
la constancia y la pasión.
Todo cuanto es perfil de sufrimiento o de júbilo
es la manifestación de Dios.

               Jean Aristeguieta