Talla de San Martín de Porres, obra del escultor José Sánchez Lozano

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Imagen de Fray Martín de Porres en la iglesia conventual de Santa Ana (Dominicas), Murcia. La talla de madera de pino es obra del gran escultor murciano José Sánchez Lozano. La bella imagen, realizada en 1962, representa a Fray Martín con sus atributos religiosos y con un rostro de intensa expresividad religiosa. (Fotos: Pascual Egea M.)

José Sánchez Lozano (Pilar de la Horadada, Alicante, 1904 – ibídem, 1995), imaginero español y máximo representante de la escuela creada por el insigne Francisco Salzillo. Sus padres, a pesar de su condición de humildes labradores, proveyeron a sus hijos de una buena educación. Muy pronto surgió su interés por el arte. Marcha a Madrid a estudiar al taller de Don José Planes Peñalver, su gran mentor (aquí realizaría su famoso busto de «La bruja de Oropesa»). Posteriormente, consigue matricularse en la Escuela de Bellas Artes de San Jorge, en Barcelona, que finaliza con extraordinarios resultados. A mediados de los años 40 y durante una década ejerció de maestro en la Escuela de Artes y Oficios de Murcia. El premio Conde de Lavern, que concede la Academia Provincial de Bellas Artes, le consagra como un artista de gran proyección. Además, recibió otros premios como merecido reconocimiento a su labor artística, tanto en la obra religiosa como en su faceta -menos conocida- de obra civil: Medalla de Oro de la Academia italiana «delle Arti del Lavoro (1980), Laurel de Bellas Artes de Murcia (1982), Medalla de Plata de la Societé Academique d’Education et d’Encuragement de París (1986), o Doctor Honoris Causa por el Colegio de Arquitectos de Murcia.

En su prolifera y larga trayectoria artística (imaginero, restaurador, retratista, ceramista, etc) destaca su arte refinado hasta el mínimo detalle, con un estilo exquisito (estética barroca y realismo idealista) y unas obras rebosantes de espiritualidad. Buena prueba de ellos son sus conocidas Dolorosas (Virgen de los Dolores y Virgen del Primer Dolor), sus Cristos o santos casi siempre en madera policromada. Asimismo, contribuyó con su noble oficio a la restauración de obras profanadas y gravemente dañadas durante la Guerra Civil española. Falleció en su localidad natal el 1 de noviembre de 1995. La Real Academia de Bellas Artes de Santa María de la Arrixaca de Murcia le rindió un merecido homenaje con motivo del centenario de su nacimiento, recordándose la figura y obra de este insigne artista.

José Sánchez Lozano, escultor

Sobre la vida y la obra del artista José Sánchez Lozano pdf

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Nuestro agradecimiento a D. Pascual Egea por su amabilidad y disposición con nosotros

Gordon Parks, el fotógrafo de los derechos civiles

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Saint Martin’s de Porres Spiritual Church, foto por Gordon Parks en Washington DC en 1942

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Gordon Parks. «Aparador en el dormitorio de Mrs. Ella Watson, una gobernanta de limpieza», Agosto 1942. Esta fotografía de un aparador con algunas imágenes católicas (una pequeña de San Martín de Porres, junto a San José y el Niño Jesús, San Antonio de Padua y  la Virgen de Lourdes), una ventana que da a la calle y el reflejo de la señora en el espejo, es una de sus más conocidas.
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Hijo de un granjero pobre, Gordon Parks (30 Noviembre, 1912 – 7 Marzo, 2006) fue un fotógrafo, músico, escritor y director de cine. Parks creció en la discriminación racial, enfrentándose a la pobreza, los prejuicios y la muerte de su madre cuando era un adolescente. Tuvo distintos empleos, pero su talento y ambición fue su pasaporte hacia una vida mejor. Un día, en su jornada de trabajo como camarero en un tren, vio una revista con fotografías de emigrantes y en ese momento decidió comprarse una cámara: Vi que la cámara podía ser un arma contra la pobreza, el racismo y otros males sociales”, declaró en una entrevista de 1999. “Supe en ese momento que tenía que tener una cámara”. Ahí empezó su camino en la fotografía. Fue el primer fotógrafo negro de las revistas Life y Vogue. Hombre polifacético, además de su talento con la cámara, fue escritor y compositor; y también dirigió algunos filmes, uno de ellos «Shaft» (1971), considerado uno de los clásicos del género «blaxplotation«. Gordon Parks era en gran medida un hombre autodidacta, que utilizó su prodigiosa capacidad para relatar la experiencia de los afro-americanos y su propia historia personal. Murió el 7 de marzo de 2006 en su casa en Manhattan.
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Enlace recomendado: Gordon Parks, un maestro de la cámara

Convento de Monjas Dominicas de San José (La Solana, Ciudad Real)

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San Martín de Porres. Monjas dominicas de La Solana. C. Real.

Las monjas pudieron comprar esta imagen de San Martín de Porres en torno al año 1970; sencilla porque el dinero era escaso, pero bien bonita. Un buen grupo de devotos viene a orar y a rezar oraciones por la intercesión de Fray Martín. (Foto: Sor Inmaculada Serrano. Agradecer su amabilidad hacia nosotros)

El Convento de las Madres Dominicas de La Solana (Ciudad Real) fue fundado el 5 de agosto de 1595 por el sacerdote Juan Díaz de Sabina y su hermana Francisca, aplicándose para ello sus rentas y propiedades. En la actualidad esta comunidad de religiosas goza de una importante tradición histórica dentro de la orden de los dominicos en España. El convento cuenta con una Iglesia, de estilo barroco y restaurada recientemente, dedicada a San José. Se encuentra el titular en una de las hornacinas del bello retablo que preside la Virgen del Rosario; mientras que en otra hornacina aparece la imagen del fundador de la Orden de Predicadores, Santo Domingo de Guzmán. Durante la Guerra Civil fue convertido en cárcel y checa por el Frente Popular, y hasta 1951 no recuperó la vida de clausura. El conjunto del Convento de San José se ha convertido en un interesante y actual ejemplo de restauración científica de arquitectura de tierra, preservando el uso del adobe como material básico en la construcción de los edificios manchegos siglos atrás.

Actualmente, se encuentra el convento habitado por religiosas dominicas consagradas a la oración y dedicadas a la elaboración manual de bordados -principalmente- y de una exquisita repostería artesanal (son muy apreciados sus «suspiros de monja» así como las «roscas de almendra»). Estos dulces, realizados a partir de una antigua receta, se preparan por encargo o en acontecimientos señalados, especialmente en el tradicional Ofrecimiento a la Virgen de Peñarroya -patrona de La Solana- en el mes de septiembre.

El año pasado las monjas del convento recibieron el premio «Los Galanes», que otorga el ayuntamiento a personas o instituciones que se han destacado a lo largo de su vida e historia por su labor o quehacer en la vida de esta localidad manchega.

Reportaje del día a día dentro del convento de clausura de las monjas dominicas de La Solana.

Enlace a la página del convento: Monjas Dominicas – La Solana

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La devoción a San Martín de Porres en Ciudad Real

Tres breves relatos acerca de Fray Martín

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Una historia en Roma

Sucedió en Roma en los comienzos del año 1963. Una muchacha está esperando un taxi en el borde de una acera. Se presenta uno:

–  ¿Dónde quiere ir?

–  A tal sitio.

Al momento.

Se abre la puerta. Ella entra y el coche parte, raudo, hacia las afueras dando vueltas por la ciudad. La chica se inquieta:

–  ¿A dónde me lleva usted?

El chófer contesta:

–  No se apure. Ya llegaremos.

Y sigue dando vueltas por las calles, pero acercándose cada vez más a las afueras. Al fin, se detiene. Se vuelve hacia la joven y, encañonándola con una pistola, dice:

¡Es mía!

Esta, instantáneamente se da cuenta de la situación. Se encomienda interiormente a San Martín y besa con angustia una medalla del Mulato. Pero, a la vez, haciendo tiempo pide al chófer explicaciones. Mientras él intenta ser más explícito, se presenta un coche del que descienden dos policías. Se dirigen al taxista:

–  ¡Venga con nosotros a Comisaría!

¿Por qué? – pregunta, confuso y derrotado, el conductor.

Los agentes, mientras le introducen en el coche celular, le dicen:

–  Un religioso dominico nos acaba de avisar que se había producido un secuestro. Nos ha dado las señas del auto, que coinciden con su taxi.

estampitaInterviene entonces la muchacha:

¿Cómo era el religioso?

   Ellos le detallan las señas personales.

¿Como éste? – inquiere ella enseñando una estampa de San Martín.

–  Sí, el mismo – le dicen.

El coche arrancó con los policías y el detenido.

La chica volvió a besar la estampa y la medalla con un fuerte beso de gratitud.

Fuente: «San Martín de Porres» (colección OPE, 1963), de Fr. Salvador Velasco, O.P.

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Un avispero en fuga

En un caserío vasco. De entre las muchas cosas que se hablan en una visita, salen a plaza las avispas.

–  Mire Vd. –dicen- es un animal que no debiera existir.

–  No enmiende la plana del creador.

–  Todo lo que Vd. quiera, pero mire, uno por uno todos los de la familia hemos sido víctimas de sus picaduras.

–  ¿Y ahora no lo son?

– No, pues verá: Teníamos un avispero cerca del alero del tejado, que no lo podíamos descastar. Por más que lo fumigamos varias veces, no podíamos con él; y sus picaduras eran cada vez más frecuentes. ¿Se acuerda de una estatuita de San Martín que nos regaló?

–  Sí.

Pues un día se me ocurrió colocarla cerca del avispero y me retiré rezándole un Padrenuestro. Fui al día siguiente, y el santo mulato había desaparecido, pero las avispas no. Mucho me costó el encontrarle, pero lo hallé al fin, derechito como un huso, sobre una berza.

Entonces, besándolo, lo vuelvo a colocar más cerca aún del avispero. Pensé para mí que el santito se echó sus cuentas y se dijo:

– Estas buenas gentes me han castigado a meterme en un avispero. Ayer me escapé y no me ha valido. Me han castigado de nuevo; esto no puede ser. ¡O ellas o yo!

Y debió de decirlo con tal empaque que las avispas, atemorizadas, optaron por huir, y tan lejos debieron marchar que no han vuelto.

–  Dios te lo pague, San Martín, por el gran favor que nos ha hecho.

Fuente: Tradición oral

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smp y mi papito

San Martín de Porres y mi «papito»

Mi abuelo paterno, mi “papito”, era un tipo divertido. De esos que cuando uno lo recuerda en una misa de difuntos, las carcajadas llegan hasta el cielo (a donde te mandaría de una patada la malencarada viuda si pilla quiénes fueron los graciosos). Y es que no he conocido a nadie que hable de él sin recordar una anécdota divertida…

Su vida religiosa era la típica de los ciudadanos de mi tierra: misa de vez en cuando (bautizos, bodas y funerales, de preferencia si son misas “mascadas”), amigotes siempre y mujeruelas cuando se ofrezcan. Pero había una devoción que superaba sus malos hábitos: su Sanmartincito.

Mi abuelo era hijo de uno de los hombres más ricos del país. Los hombres ricos de ese tiempo (y a lo mejor de éste también), eran pedantes y racistas. En lo que a deportes respecta tenían un equipo de fútbol favorito de todos ellos el “crema” (Universitario o “U”), que tenía ese color porque era de la “crema y nata de la sociedad”. Este equipo tenía un antagonista por excelencia, el equipo de los negros, barriobravos y vagos, el “equipo del pueblo”, el Alianza Lima. En lo que a religión respecta, mi bisabuelo era eterno cooperador de las órdenes que convivían con los blancos- ricos- “cremas” y, a lo mejor, devoto de cuanto santo europeo esté de moda.

La relación de mi abuelo con su padre se traduce así: mi abuelo era hincha del Alianza Lima y devoto de San Martín de Porres. Y van en un mismo párrafo porque así estaban. Mi abuelo veía (lo oía, antes) el fútbol con el negrito y celebraba los goles del Alianza y lloraba las derrotas con él.

Pero cuando mi abuelo entendía que San Martín no podía ser un simple espectador sino intercesor eficaz era cuando jugaba Perú. Allí, el viejo arreglaba su mesita, ponía la imagen de su santito, y hablaba con él: “ya negrito lindo, hoy tiene que ganar Perú”. Tan conocida era esta situación que mi padre recuerda haber llegado de la calle y ver a su padre salir furioso de su habitación, diciendo “negro de mierda, carajo”… y no hacía falta saber nada más: había perdido Perú. Y el castigado santito se pasaba unos días mirando a la pared hasta que mi país volvía a ganar o hasta que el abuelo se amistaba con él.

Si mi abuelo no se hubiera muerto en 1983, a lo mejor el último mundial de fútbol al que fuimos no hubiera sido España 82… que lo sepan los futbolistas: les hace falta mi abuelo y San Martincito.

Y que lo sepa mi abuelo, gracias papito por hacernos reír con tu recuerdo. A veces en casa, cuando estamos cansados, nos acordamos de ti y espero que las risas que nos regalas, te lleguen al cielo, en donde debes estar, y en donde ya el fútbol no te interesa y abrazas a tu padre Dios y a tus hijos que te acompañan… y a tu negrito de Porres.

Fuente: emeve.wordpress.com

Iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá (Bogotá, Colombia)

Nuestra Señora de Chiquinquirá

Construida entre 1925 y 1959, es otro ejemplo de arquitectura gótica de la ciudad. En su interior hay vitrales de origen checo situados en las naves laterales. El altar mayor venera una réplica de la imagen de la Virgen de Chiquinquirá, patrona de Colombia. Las capillas y altares acogen magnífica imaginería procedente, en su mayoría, del derruido templo de Santo Domingo: la Virgen del Carmen, el Sagrado Corazón de Jesús, el Crucifijo y el San Martín de Porres, entre otros.

Iglesia de Nuestra Señora de Chiquinquirá (Bógota - Colombia)

Imagen de San Martín de Porres situada en la capilla que lleva su nombre, en la Iglesia de Nuestra Señora de Chiquinquirá (Bogotá, Colombia). En la parroquia se encuentra el grupo denominado «Pan de San Martín», que se encarga de atender las familias más necesitadas y coopera con el Proyecto de la Fundación Santo Domingo de Guzmán.

Santuario Nuestra Señora de Chiquinquirá

Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá (Chiquinquirá, departamento de Boyacá, Colombia)

Principal Santuario de la Virgen María en Colombia y uno de los más importantes de América del Sur. La Virgen se encuentra representada en un cuadro de 1,10 por 1,25 m, y a sus lados a dos santos: San Antonio de Padua y San Andrés. Su fiesta principal se celebra el 9 de Julio. Pio VII declaró a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá («La Chinita») patrona de Colombia en 1829, concediéndole fiesta litúrgica propia. La imagen fue coronada canónicamente en 1919 y el Papa Juan Pablo II visitó su santuario en 1986.

Este santuario, que tiene el título de Basílica Menor otorgado por Pío XI en 1927, se encuentra al cuidado de los PP. Dominicos desde 1636. En el templo, además, se tiene especial veneración a Fray Martín desde mucho antes que fuese elevado al honor de los altares. De 1860 data la fundación del Convento de San Martín de Porres de Villa de Leyva, (Boyacá), llamado comúnmente «La Martinica». Aproximadamente en la década de los 80 del Siglo XIX se llegó a publicar en el Santuario Mariano de Chiquinquirá una biografía -de autor anónimo- de Fray Martín de Porres. También se cuenta que hubo un prior dominico que, empeñado en una reforma necesaria de la Basílica, se encomendaba a un cuadro al óleo que representaba a San Martín en medio de los ángeles. Y siempre llegaban los recursos necesarios para pagar las deudas de la obra. Actualmente, dentro de la parroquia existe un grupo denominado “San Martín de Porres”, constituido por un número representativo de feligreses en la necesidad de orientar y ayudar a personas de bajos recursos económicos o una situación espiritual confusa o fría.

nuestra señora de Chiquinquirá

Oración

Oh incomparable Señora del Rosario de Chiquinquirá! Madre de Dios, Reina de los ángeles, abogada de los pecadores, refugio y consuelo de los afligidos y atribulados. Virgen Santísima, llena de poder y de bondad, lanzad sobre nosotros una mirada favorable para que seamos socorridos por Vos en todas las necesidades en que nos encontramos. Acordaos, ¡Oh clementísima Señora del Rosario!, que nunca se oyó decir que alguien que haya recurrido a Vos, invocado vuestro Santísimo nombre, e implorado vuestra singular protección, fuese por Vos abandonado. Animados con esta confianza, a Vos recurrimos. Os tomamos desde hoy y para siempre por Madre nuestra, nuestra protectora, consuelo y guía, esperanza y luz en la hora de la muerte. Libradnos de todo aquello que pueda ofenderos y a vuestro Santísimo Hijo, Jesús. Preservadnos de todos los peligros del alma y del cuerpo; dirigidnos en todos los negocios espirituales y temporales; libradnos de la tentación del demonio, para que andando por el camino de la virtud, podamos un día veros y amaros en la eterna gloria, por todos los siglos de los siglos.
Amén.

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Nuestra Señora de Chiquinquirá: Reina y patrona de Colombia