OPRESO
Suave beso amoroso, dulce beso,
abre mis ojos, no fuera a dormirme,
o ya, dormido sueñe sentirme,
por el hado veleidoso, opreso.
Por lo hecho, y sus hazañas, quedé preso,
¡a tanto fuego y tanto amor tan firme!,
que bastó un solo día para herirme,
y todo un año para laxar su peso.
Fiel corazón, que a la razón dormido,
no mores en mi pecho, receloso,
compañero del alma, consentido.
Consorte de latido tembloroso,
¡alíviame!, ¡antes que sea rendido
por el hostil invierno desdeñoso!
José Jaime Capel
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