Tu respuesta

Tu respuesta

Te grité una pregunta
más grande que yo mismo.
Quise tu respuesta al instante
con un clic en el teclado.

Pero me respondió tu silencio
entre ausencias digitales.
Cada día y cada noche
la pregunta me horadaba
con su filo de espiral
taladrando mis saberes.

En mi herida abierta
sembraste una palabra
nunca antes pronunciada,
y la cubriste de silencio
con la palma de tus manos.

Al crecer dentro de mí,
dilató mis certezas
y ensanchó mi cuerpo
para acoger su estatura.

Solo cuando nació
como palabra mía
ya fue respuesta tuya
engendrada en mis entrañas.

Benjamín González Buelta

Así en la tierra como en el cielo

Así en la tierra como en el cielo
Hoy sube al cielo María
que Cristo, en honra del suelo
traslada la casa al cielo
donde en la tierra vivía.
Hoy el palacio real
de solo Dios habitado
sube a la patria inmortal:
hoy la casa en que vivía
la Eterna Sabiduría,
hoy la soberana Aurora
la luna pisa, el sol dora:
hoy sube al cielo María.
Suben las columnas graves
de aquella siempre bendita
casa, y las celestes aves
al fénix que resucita
dicen con voces suaves:
¿cómo sube en mortal vuelo?
¿La tierra puede subir?
Pero bien pueden decir
que Cristo, en honor del suelo,
vuestro privilegio pasa,
casa ilustre, de la ley
común, porque fuiste casa
del Rey, ni pagará el Rey
tal casa con mano escasa;
casa hermosa, honrad el suelo,
levantad al cielo el vuelo;
de Dios lo fuisteis, y Dios
por no estar en él sin vos,
traslada la casa al cielo.
Suba al que el premio le den
que tan alta gloria encierra;
suba el breve cielo, en quien
halló casa en la tierra,
donde cupo tan bien;
suba con justa alegría,
que no es bien, pues que María
fue de Dios cielo en el suelo,
que se vuelva en tierra el cielo
donde en la tierra vivía.

Lope de Vega

Señor misericordioso, abre mis ojos

Señor misericordioso,
abre mis ojos
a las muchas ilusiones que cultivo sobre mi servicio;
refuerza mis rodillas,
que se niegan a plegarse para lavar los pies;
da firmeza a mis manos,
que se cansan de coger el barreño con el agua sucia por el polvo pegado a los pies de los viajeros que llaman a mi puerta.
He de confesarte, Señor,
que soy muy, muy débil,
que ando muy lejos de tu
ejemplo de vida.
Concédeme tu Espíritu para ahuyentar
mis miedos y para vencer mis timideces.
Señor, ten piedad de mis escasas obras.
Señor, ten piedad de mi corazón,
que no conoce todavía la bienaventuranza
del servicio verdadero y humillante.

G. Zevini

La Asunción de la Virgen María

La Asunción de la Virgen María

¿A dónde va, cuando se va, la llama?
¿A dónde va, cuando se va, la rosa?
¿Qué regazo, qué esfera deleitosa,
qué amor de Padre la alza y la reclama?

Esta vez como aquella, aunque distinto;
el Hijo ascendió al Padre en pura flecha.
Hoy va la Madre al Hijo, va derecha
al Uno y Trino, al Trono en su recinto.

Por eso el aire, el cielo, rasga, orada,
profundiza en columna que no cesa,
se nos va, se nos pierde, pincelada
de espuma azul en el azul sorpresa.

No se nos pierde, no; se va y se queda.
Coronada de cielos, tierra añora
y baja en descensión de Mediadora,
rampa de amor, dulcísima vereda.

Gerardo Diego

Ansia

Ansia

Como la tierra silenciosa espera
ser labrada, apasionadamente,
así. Ya tengo el corazón caliente
de espera bajo el sol a que Dios quiera.

A que quiera venir. Si Dios viniera,
si viniera Él aquí, si de repente…
¿Por qué pensaré en Dios tan dulcemente
cuando tengo en la vida quien me quiera?

Y me pongo a soñar, y se me llena
de sueño el corazón, y me parece
que cantan sobre mí. Pura, serena,

gira la tierra lenta del verano.
Desde la gana de vivir me crece
un ansia de llamar a Dios hermano.

Antonio Gamoneda