La posada del silencio

La posada del silencio

Mi posada es el silencio. Mi alcoba y mi descanso es el silencio. Mi paz, mi luz, mi patria, mi país, mi paisaje, es el silencio. Mi libertad es el silencio. Mi maestro, mi hogar, es el silencio.

Cuando se agotan todas las veredas y todos los caminos, siempre nos espera la posada del silencio.
No hay nada en la posada.
Nada hay en el desierto.
Nada hay en el silencio.

Sólo Dios es puro desierto, puro vacío, puro amor. El inefable, el innombrable. Si nombras el árbol te alejas de él, si nombras la mariposa se va de ti, si nombras a Dios te separas de Él. No cabe en las palabras, cabe en el silencio.

Como en la diminuta gota de rocío cabe la inmensidad del sol sin esperar que lo merezcas. No hay que merecerlo. Felizmente Él no se deja sobornar por merecimientos.

Una posada, la del silencio, donde te dice, entra, pasa, esta es tu casa, esta es tu patria, tu hogar.

Padre José Fernández Moratiel, O.P., del libro «La Posada del Silencio».

A los que aman a Dios todo les sirve para bien

A los que aman a Dios todo les sirve para bien

A los que aman a Dios
todo les sirve para bien.

La adversidad y el gozo,
la contrariedad y la alegría,
la enfermedad y la vida.

No son las circunstancias
las que esculpen la talla
del hombre y su estatura.

Es la certeza, el sentido y la razón
que infundimos a cuanto nos sucede.

Quien ama a Dios
humilde y confiadamente,
ve su mano trazándole el destino
entre los garabatos desmañados
de los sucesos que ocurren cada día.

P. José Luis Gago, O.P.

Vivir es recibir y dar

VIVIR ES RECIBIR Y DAR

No hay belleza si no hay ritmo.
Este es el ritmo de la vida: dar y recibir.
Todo lo recibimos en la inspiración, todo lo damos en
la espiración.
Recibir y dar: ese es el ritmo.
Hay que espirar con mucha confianza, espirar sin ningún
temor, espirar como un gesto de gran Abandono,
abandono en Dios, abandono en la vida; seguros de que
después de la espiración vendrá la inspiración.
Cuanto más profundo es el abandono, más colmada es
la inspiración.
Es el misterio de la vida: sencillamente recibir y dar.
La vida se comienza recibiendo, por eso es un eterno
don.
Es Él quien inaugura la vida en nosotros.
Recibir y dar.

P. José Fernández Moratiel, O.P.

En el jardín del cielo está tu nombre…

En el jardín del cielo está tu nombre…

En el jardín del cielo está tu nombre
como el malva de luz de la mañana.
En el jardín del cielo, un ángel niño
jugando está con tu sonrisa, hermana.

Déjame que te llame, que me asombre
de verte aquí con tu delirio grana.
Blanco, como la luna de tu nombre
como el marfil de luz de la mañana.

Oh dulce niña, que del cielo vienes
a escrutar el dolor de tus hermanos,
y te deshojas en rosal y nieves,
en manantial de música divina.
Celeste coro de ángeles enanos
en torno de tu alma matutina.

Ricardo Peña