Vivir… Soñar

Vivir… Soñar

Sí durmiendo has de ser quien nunca fuiste,
raudal de sueño, en sueños,
imagen no nacida, esperanzado
destino, de una vida que no existe.

Tiempo tenaz, desorbitado y triste;
un pasar de segundos, un callado
esperar de distancias, soterrado
donde el dolor de soledad se viste.

Y pasas como un grito que se pierde
y arrastras una vida que es tu vida,
no la que en tu pasión, gozar deseas…

El verde que te cerca no es tu verde
ni la senda es tu senda presentida,
¡que nunca vivas lo que en sueños creas!

                          Juan Lacomba

Estampa Bíblica

Estampa Bíblica

Era una mujer; la hija de Ana.

Cosía, lavaba y amasaba el pan;
del pozo traía las cántaras de agua.

Tan dulce, tan suave,
en todo dejaba su gracia.

Hilaba su lino, cocía su pan,
tendía la ropa más blanca.

El buen carpintero
haciendo su oficio, aserraba.

Vendría el Arcángel de la Anunciación
una tarde clara.

Nadie lo sabía; vendría el Arcángel!
María, tan limpia, tan llena de gracia

hilaba su lino, amasaba el pan,
del pozo traía las cántaras de agua.

Vendría el Arcángel! Nadie lo sabía.
La hija de Ana.

                  Ángeles Escrivá

Si sabrá la Primavera

Si sabrá la Primavera

«Si sabrá la primavera
que la estamos esperando…

Si se atreverá a cruzar
nuestros pueblos despoblados,
colgando en nuestros balcones
la magia de sus geranios.
Si dejará su sonrisa
esculpida en nuestros campos,
pintando nuestros jardines
de verde, de rojo y blanco.

Si sabrá la primavera
que la estamos esperando…

Cuando llegue y no nos vea
ni en las calles ni en los barrios,
cuando no escuche en el parque
el paso de los ancianos,
o el bullicio siempre alegre
de los chiquillos jugando.
Si creerá que equivocó
la fecha del calendario,
la cita que desde siempre
la convoca el mes de marzo.

Si sabrá la primavera
que la estamos esperando…

Cuando estalle jubilosa
llenando de puntos blancos
los almendros, los ciruelos,
los jazmines, los naranjos…
una lluvia de azahar
refrescando nuestros patios.
Y no vea que a la Virgen
la engalanan para el Paso,
y nadie alfombra sus pies
con pétalos y con nardos.
Que se ha guardado el incienso,
el trono, la cruz y el palio.
Y que Cristo, igual que todos,
está en su casa encerrado,
y no lo dejan salir
ni el Jueves ni el Viernes Santo…

¿Pensará la primavera
que tal vez se ha equivocado?

¿Escuchará los lamentos
de quien se quedó en el paro,
de quien trabaja a deshoras
por ayudar a su hermano,
de aquél que expone su vida
en silencio y olvidado?
¿Escuchará cada noche
los vítores, los aplausos
que regalamos con gozo
al personal sanitario?

¿Pensará la primavera
que tal vez se ha equivocado
y colgará sus colores
hasta la vuelta de un año?

Si sabrá la primavera
que la estamos esperando…

Que se nos prohíbe el beso,
que está prohibido el abrazo;
el corazón, sangre y fuego,
el corazón desangrado.

Si sabrá la primavera
que ya la estamos soñando…
Asomados al balcón
de la Esperanza, esperamos
como nunca, que ella vuelva
y nos regale el milagro
de ver florecer la vida
que hoy se nos va de las manos…

¡Bienvenida, primavera!
Hueles a incienso y a ramos,
con tu traje de colores
y los cantos de tus pájaros.
Ven a pintar de azul-cielo
esta tierra que habitamos.

¿No sentís que en este mundo
algo nuevo está brotando?
Si será la primavera
que está apresurando el paso…»

Lucía Carmen de la Trinidad
Carmelita descalza (Antequera)

El olvido (poema)

El olvido

El olvido … ¡Lo trajo la distancia!
Vino porque las flores perdieron su fragancia,
¡ni por ti, ni por mí!
Vino porque la vida y el amor es así.
En el jardín la escarcha tendió un tupido encaje,
tomó durez de hielo la gracia del follaje,
y la ausencia de nidos desmanteló el jardín.
Allí, sobre unas zarzas, está el plumón de un ave
que yo no vi enredarse ni cómo se escapó,
y al vaivén de la brisa, lánguidamente suave,
parece ahora una mano que está diciendo adiós.
No fue, no fue, ¡lo juro!
por un agravio cierto,
ni fue porque mi alma puso rumbo al desierto,
ni fue ¡porque la tuya no vino en pos de mí.
Es que todo en la vida tiene un perfil de muerte.
No fue por los funestos rigores de mi suerte;
fue porque así es la dicha, y la gloria, y la suerte,
y el Amor … ¡Todo es así!

                                                                                     Ignacia de Lara

Concepción de primavera

Bodas y Concepción de primavera

La noche clara alborozada espera
Con música de grillos y cigarras,
La llegada de Venus con las arras
A las bodas de abril y primavera.

Azahar de estrellas traen en su carrera
Las nubes que navegan sin amarras
Por un cielo de lunas y guitarras,
Alado y leve cual una bandera.

Y en tálamo de helechos y rocíos,
Bajo la brisa de astros siderales,
Será la primavera concebida

Ardiendo por amor sobre los fríos,
Cumpliéndose en los puros manantiales
Del alba de la flor recién nacida.

Trigo

De la cumbre de espacio abandonado
Bajando a la colina florecida
Por obra del arado concebida
Nace el grano de sol iluminado.

Y en realidad del agro ya logrado
—Égloga de verdores sostenida—,
Estalla la belleza de la vida
En un vuelo de espigas derramado.

Y en alado silencio de paloma
Se eleva al santo labrador la rosa
Del cereal en flor donde se asoma

La tierra al cielo en igualdad dichosa,
Y en intima pureza de su aroma
Hace el cielo a la tierra más piadosa.

     José María Hernández-Rubio