Gracias, Papa Benedicto

Papa Benedicto XVI

Siempre estaremos cerca en la oración

Papa Benedicto XVI: Inteligencia preclara, humilde, leal, hombre recto, hombre de Dios, amigo de Jesucristo, devoto de María Santísima y enamorado de la Iglesia:

La iglesia está viva.

La iglesia es joven.

Ella lleva en si misma

el futuro del mundo.

            Benedicto XVI

Gracias Santo Padre por su magisterio y su amor: Gracias, querido Joseph Ratzinger.

Juancho y el santo mulato

Juan Vázquez de Parra, cariñosamente llamado Juancho, era un muchacho español que trabajó con Martín en sus obras de caridad durante varios años; confidente de Fray Martín, fue testigo de su bondad incansable, de su penitencia, su ángel de caridad y alter ego del santo para muchos menesteres. Para Fray Martín era como un hijo al que siempre inculcó a amar a Dios sobre todas las cosas.

juancho

Desde aquel instante, Juan Vázquez de la Parra se vería envuelto por el torbellino glorioso de la santidad, ya que fray Martín, compadecido de él, lo instaló en su propia celda con el deseo de ocupar el puesto del padre difunto.

Es curioso, y poco conocido de los que no ahondaron en la vida del santo, este desfile del paternal amor que le uniría hasta más allá de la muerte con el muchacho jerezano al que quiso como a un hijo y al que siempre llamó Juancho.

Juancho, aturdido, deslumbrado fue testigo de los más grandes prodigios. Los resplandores celestiales que iluminaban la celda, las curaciones milagrosas, las siembras crecidas en poco días y las fuerzas de la Naturaleza desatadas en los seísmos y obedientes a la voz de fray Martín, fueron, entre otros muchos sucesos sobrenaturales, motivo de su asombro…

Artículo publicado en el periódico ABC el 29 de Mayo de 1968, “Juancho y el Santo Mulato”. Click aquí para leerlo completo (si deseas leer el texto con una mejor resolución o conservarlo pica a continuación en “Descargar esta página en PDF”)

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*El presente enlace ha sido eliminado por la próxima entrada en vigor, el 1 de enero de 2015, de la Ley 21/2014, de 4 de noviembre, sobre la Ley de Propiedad Intelectual. Dicho enlace -a la hemeroteca del propio periódico- tenía como única finalidad ser un material de lectura sobre la vida de San Martín de Porres. Precisamente por ello, su objeto era exclusivamente un fin religioso o devocional, educativo o de investigación.

San Martín de Porres: Patrón de la Justicia Social (P. Cristóbal Baker)

patrón de la justicia social

San Martín de Porres, Patrón de la Justicia Social

La llegada del P. Martín Forde a Lima en el año 1952 para iniciar la misión de los Padres de San Columbano en el Perú iba a tener un impacto considerable sobre el reconocimiento moderno del Beato Martín de Porres. El Cardenal Guevara y Cuba encomendó a los Columbanos el cuidado espiritual del área entre el Río Rímac y el Río Chillón. Debido a su devoción a su onomástica, Martín Forde por medio del Cardenal pidió que Roma le permitiera dedicar la nueva parroquia al Beato Martín, en vez de buscar a un santo ya canonizado. Gracias a la respuesta favorable de Roma, ésta podría ser la primera parroquia en el mundo dedicado al humilde mulato, Beato Martín de Porres.

Consecuentemente la Senadora Irene Silva de Santolaya consiguió que la municipalidad “27 de Octubre”, en la cual la parroquia estaba ubicada, se cambiara también el nombre a “Beato Martín de Porres”. Pocos años más tarde, en 1962, el Papa Juan XXIII canonizó a Fray Martín, con la presencia del Cardenal Landázuri Ricketts, arzobispo de Lima, y el P. Juan O’Connell como el entonces párroco en “Beato Martín de Porres”. Con mucha alegría el mismo P. Juan pudo organizar enseguida la bendición e inauguración del nuevo templo dedicado a San Martín de Porres. En la celebración del 50º aniversario de la parroquia, Monseñor Lino Panizza, obispo de Carabayllo, anunció que la Conferencia Episcopal del Perú había nombrado a este gran templo “Santuario Nacional de San Martin de Porres”. (Por supuesto, la municipalidad también había asumido rápido el nombre de «San Martín de Porres»).

San Martín está bien arraigado en Lima, pues los Dominicos acompañaron a Francisco Pizarro para establecer la ciudad en la ribera del Rímac en 1535. Ellos recibieron el terreno donde se construyó el primer convento del Perú, ahora Santo Domingo. Unos 50 años más tarde el joven Martín entro en este convento como “donado” y lo hizo famoso por su vida de servicio alegre dentro del convento y en las calles de la nueva ciudad. Cuando murió a los 60 años en 1639, miles, desde el virrey hasta los esclavos, vinieron para expresar su profunda estima y gratitud a Martín. Por su caridad extraordinaria, en el año 1945, con la aprobación de la Santa Sede, fue nombrado en el Perú Patrón de la Justicia Social.

En la persona humilde de Martín se combinaron características de tres continentes: por su padre, un hidalgo español, es europeo; por su madre, una africana liberada, es africano; por su nacimiento en Lima es americano. Sobre todo, por su bautismo y entrega total al Señor, es católico mundial, dedicado sin limite a mejorar la vida de los más necesitados. La actitud y prioridades de San Martín nos ofrecen una base sólida para eliminar o aliviar mucho de la pobreza inhumana por todas partes del planeta. Con razón el Papa Juan XXIII, antes de canonizarlo, declaró que “es un santo no de una nación sino de todas las naciones”.

El secreto de Martín de Porres yace en un corazón dominado y guiado por el Espíritu de Jesús. Por este don él reconoce a cada persona, sea cual sea su raza o condición social, como un(a) hermano(a) de Jesús, digno(a) de respeto y del alivio de cualquier enfermedad o dolencia. Su conducta refleja los evangelios donde Jesús habla de sus discípulos como “mis hermanos”. Por ejemplo, en Mt 23,8-9, en contraste con los maestros de la Ley y los fariseos, Jesús enseña a sus discípulos: “No se dejen llamar Maestro, porque ustedes no tienen más que un Maestro, y todos ustedes son hermanos”. Como Hijo de Dios hecho hombre, su misión esencial es enseñar por su palabra, y aún más por su conducta hacia la gente, que Dios es el Padre de todos ellos.

Para Fray Martín, las palabras de Jesús acerca del Último Juicio inspiraron su dedicación incansable a los pobres, enfermos y otros afligidos: “El Rey responderá: ‘En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de mis hermanos, me lo hicieron a mí’ ”(Mt 25,40). Gracias a su amistad ilimitada con Jesús sobre la cruz y en la eucaristía, Martín había absorbido mucho de su compasión con los doloridos y su deseo de compartir con los hambrientos. Como se lee en el librito de Harry McBride, San Martín de Porres – Patrono de la Justicia Social : “Se ha calculado que el mulato alimentaba diariamente a cerca de doscientos pobres y que semanalmente distribuía gran cantidad de artículos, medicinas y dinero”(p.40).

Aquí tenemos el motivo para inspirar también en nosotros a fomentar la justicia social, la reconciliación y el fin del racismo latente en el Perú. Que este Santo nos mueva para vivir siempre según su lema: “amar siempre a Dios y servir a su prójimo”

Padre Cristóbal Baker, SSC.

Acerca del autor:
El Padre Cristóbal Baker, sacerdote de la Sociedad Misionera de San Columbano, Doctor en Teología y Escrituras es un frecuente colaborador del Boletín de los CMC (Colaboradores Misioneros Columbanos)

La devoción a San Martín de Porres en Ciudad Real

smp madres dominicas ciudad real

Imagen de San Martín de Porres en el Convento de las Madres Dominicas de Ciudad Real

San Martín de Porres es un santo entrañablemente querido y venerado en toda América, en toda tierra donde hay miembros de la familia religiosa dominicana, y en todo el mundo: su encanto es la caridad y la simplicidad: un sencillo, glorificado por Dios, que seduce a todo el que le llega a conocer.

Nació en lima, capital de Perú, el 9 de diciembre 1579, ingreso en el convento del Rosario de la Orden Dominica en 1594, de la misma Lima, con veintiún años, tras haber trabajado con un negociante de especias y de hierbas medicinales, y haber estado al servicio de un barbero-sangrador (oficio en el que era al mismo tiempo practicante, enfermero y cirujano). Profeso como hermano lego el 2 de junio de 1603.

Fray Martín se entregaba generosamente a la oración y al ayuno. El amor a Dios le llevaba hasta a imitar a Jesucristo en su orar de noche; el amor al prójimo llenaba la portería del Convento de toda clase de necesitados.

Murió en olor a santidad el 3 de noviembre de 1639, toda la ciudad acudió a su entierro y los milagros por su intercesión se multiplicaron, lo beatifico el Papa Gregorio XVI en 1837; Juan XXIII lo canonizó el 6 de mayo de 1962 y desde entonces la devoción a este primer santo mulato de América se extendió por todo el mundo.

En 1966 Pablo VI lo proclamó patrono de los peluqueros de Italia, porque en su juventud aprendió el oficio de barbero-cirujano, que luego, al ingresar en la Orden de Predicadores, ejerció ampliamente en favor de los pobres. Es también patrono del servicio de limpieza, más concretamente de los barrenderos.

Ciudad Real

Imagen de San Martín de Porres del escultor Faustino Sanz Herranz

San Martín de Porres en Ciudad Real. Breve historia

Con motivo de la canonización de este santo por Juan XXIII, su devoción, como he dicho anteriormente, se extendió por todo el mundo, sobre todo donde existían monasterios de la orden dominica. Ciudad Real no iba permanecer ajena a esta corriente y dos años después de ser reconocido como Santo, en 1964, las Madres Dominicas traerían a nuestra ciudad su imagen.

Hay que recordar que en el citado año, el Monasterio de las Madres Dominicas, se encontraba en la calle Altagracia, y seria hay en pleno barrio perchelero donde nacería la devoción a este santo dominico.

El Diario Lanza, el 8 de julio de 1964, en su página 2, nos narra el nacimiento de la devoción a San Martín de Porres en Ciudad Real de la siguiente manera:

Con la aprobación y bendición del Excmo. y Rvdmo. Prelado diocesano, se va instalar en breve plazo en la iglesia de las Madres Dominicas de esta capital una imagen de San Martín de Porres, celestial patrono de la justicia social.

Con ello satisfacen las fervorosas hijas de Santo Domingo de Guzmán no sólo sus naturales y justos deseos de ver cada día más honrado y venerado a su hermano, el humildísimo leguito limeño, sino también las frecuentes y piadosas súplicas que se les vienen haciendo de que procuren enriquecer y exornar su iglesia conventual con la escultura del popularísimo y milagroso dominico San Martín de Porres.

Aplaudimos sin reservas y con el mayor entusiasmo la piadosa y feliz iniciativa, deseando que la esperada y venerada efigie sea mensajera y portadora de copiosas bendiciones y prosperidades para nuestra amada ciudad y provincia y particularmente para las monjitas de Alta Gracia, afortunadas hermanas del santo negrito peruano”.

Las Madres Dominicas encargarían al escultor madrileño Faustino Sanz Herranz, la imagen del santo en madera policromada que llego a Ciudad Real en el mes de octubre del citado año de 1964 y que se expuso en los escaparates de la antigua sastrería de la Puerta del Sol en la calle Feria, 2.

Sería bendecida la imagen y se celebrarían los primeros cultos en su honor, coincidiendo con su festividad del 3 de noviembre. Las dominicas, con el fin de aumentar su culto establecieron que las puertas de su monasterio se abrirían durante todos los miércoles del año, por ser este día el que fue bautizado el Santo, para que todos sus devotos pudieran acudir a venerar su imagen. Y desde entonces las puertas de la iglesia del Monasterio de las Madres Dominicas se encuentran abiertas todo el día, hasta después de la misa conventual.

La imagen de San Martín de Porres recibió culto en el viejo monasterio de las dominicas en la calle Altagracia hasta 1969. Con la bendición de su actual monasterio en la barriada de Pío XII, el 7 de octubre del año reseñado, la imagen comenzó a ser venerada en la entrada a la iglesia del monasterio, lugar que abandona todos los años para presidir el Triduo que las Madres Dominicas organizan en su honor.

Fuente: elsayon.blogspot.com

San Martín de Porres, pregonero del amor

San Martín de Porres

Un corazón abierto al amor

Las virtudes de San Martín, su intensa vida espiritual, sostenían su entrega y su amor hacia el prójimo, señal de su grandísima unión con Dios, nacida del trato intimo, prolongado e intenso, en la oración. La abundancia del corazón, la vida interior, es algo que supo cultivar Martín de Porres desde una sencilla contemplación. Esa fue la fuente que cultivó desde la portería, la sacristía, los enfermos, los niños y los pobres. En su vida sintió el Amor de Dios, el cual supo entregar a los demás generosamente. Por eso, él era pregonero del amor de Jesús y de María: de un amor sin límites que llevaba grabado en su alma, desinteresado y servicial hacia los demás, de un amor espontáneo del que no espera nada y le llega todo. Y llevarlo a cabo con nuestra familia, con nuestros amigos y vecinos, o con aquellos que incluso nos son desconocidos es toda una bendición del Señor.

Vamos a recordar estas hermosas palabras del Papa Juan XIII dedicadas a San Martín:

En la vida de Fray Martín hubo tres amores: Cristo Crucificado, Nuestra Señora del Rosario y Santo Domingo. En su corazón ardieron tres pasiones: la caridad, particularmente con los pobres y enfermos; la penitencia más rigurosa que él estimaba como «el  precio del amor», y, dando aliento a estas virtudes, la humildad. Permitid que en ésta especialmente paremos nuestra atención para deleitarnos contemplándola en el alma transparente de Fray Martín (…). No era un sabio pero poseía la ciencia verdadera que ennoblece el espíritu, esa «luz de los corazones» con que Dios asiste a los que le temen (…)

Al verlo en la gloria de los altares, admiramos a Martín de Porres con el embeleso de quien contempla un deslumbrante panorama desde la cumbre de la montaña. Mas para subir a tales alturas no se ha de olvidar que la humildad es el camino (…). Cuanto más alto es el edificio, más profundo debe ser el cimiento: No es otra la lección práctica de San Martín.

Palabras de Juan XXIII entresacadas de las pronunciadas los días 6 y 7 de Mayo de 1962, con motivo de la canonización y de la audiencia a varias peregrinaciones llegadas a Roma para la misma.