Desde que mi voluntad…

Desde que mi voluntad

Desde que mi voluntad
está a la vuestra rendida,
conozco yo la medida
de la mejor libertad.
Venid, Señor, y tomad
las riendas de mi albedrío;
de vuestra mano me fío
y a vuestra mano me entrego,
que es poco lo que me niego
si yo soy vuestro y vos mío.
A fuerza de amor humano
me abraso en amor divino.
La santidad es camino
que va de mí hacia mi hermano.
Me di sin tender la mano
para cobrar el favor;
me di en salud y en dolor
a todos, y de tal suerte
que me ha encontrado la muerte
sin nada más que el amor. Amén.

José Luis Blanco Vega, S.J.

Alma Carmelitana

Alma Carmelitana

Alma Carmelitana
es alma de oración que va a la fuente
con una sed temprana
y un amor tan ferviente
que llena su vasija en la corriente.

No le detiene el miedo,
ni las noches oscuras le amedrentan,
ni le gusta el enredo,
ni las burlas le afrentan,
pues Jesús y María las ahuyentan.

Con el escapulario
se siente el fiel creyente protegido,
poniendo en el sagrario
tan esmerado cuido
que viven con su Madre en él metido.

Bajo el manto divino
de la Reina y Señora del Carmelo,
nuevo fervor me vino
y mi pobre pañuelo
no pudo contener el arroyuelo.

Mientras yo la miraba
con mucho amor me prodigó su beso,
al tiempo que dejaba
en mi interior impreso
el camino seguro del ingreso.

Por Ella se han salvado
infinidad de pobres pecadores.
Su cielo han escalado,
gracias a su favores
y siempre vivirán de sus amores.

Ricardo López García, de “Un Canto a la Virgen María”.

Miro hacia el cielo

Miro hacia el cielo

Me despierto por la mañana
y veo la luz del día,
dándole gracias al Señor
sabiendo que Él me guía.

Le rezo tres padrenuestros
y tres avemarías,
me persigno como Dios manda
y empiezo el día con alegría.

Miro hacia el Este
y veo el Sol al amanecer,
miro hacia el cielo
y me digo: ¡qué bien!, he vuelto a nacer.

Redivivo a nuestro Redentor
con plegarias al Santo Padre,
pidiendo paz para el mundo
y gracia para mi madre.

Modesto González
“Poesí
a en la filosofía natural”

Me quedo con tu huella

Me quedo con tu huella

Mira, Dios, cuando quieras nos marchamos.
Aquí, la tierra; allí, la enredadera;
más allá el río, luego, la ribera,
los chopos con el agua… Chopos. Izamos

la muerte, bieldo a bieldo. Nos cansamos
de mirarnos ahogados. Dios, espera…
que la muerte –dolor- es la frontera,
y no responde de la vida. Vamos.

Traigo paz o tristeza. Siempre juego
con mi esperanza alzada, como estrella
que sangra y ya madura en el espliego.

Te lo repito, Dios. Suscribo en bella
tarjeta Tu visita. ¡Hasta luego!
Pero, mira, me quedo con Tu huella.

Pedro Fuertes, CFM. (Sevilla, 1962)
Del libro “Casi canto”.

Aridane

Aridane

Júbilo, majestad, honra, progreso
en tus límites hay Valle Sagrado,
donde Dios, con su gracias, dejó impreso
un tesoro de amor inigualado.

En tus contornos es alivio el peso
de convertir en dicha el bien soñado.
Quién bebe en ti la dulce miel de un beso
queda por la emoción transfigurado.

Con actitud sacramental descuellas.
Custodian tu fervor ríos y estrellas.
Sientes la fe que salva y que redime.

Oyes el verbo azul del mar sonoro,
y ves sobre la hirsuta faz del Time
un camino triunfal de rosas de oro.

Félix Duarte Pérez