Reinaré en España
“Después de comulgar”, dice el Padre Bernardo Francisco de Hoyos, “tuve la misma visión referida del Corazón, aunque con la circunstancia de verle rodeado con la corona de espinas y una cruz en la extremidad de arriba, ni más ni menos que le pinta el P. Gallifet. También vi la herida, por la cual parece se asomaban los espíritus más puros de aquella sangre que redimió al mundo.
«Convidaba el divino amor Jesús a mi corazón se metiese en el suyo por aquella herida: que aquél sería mi palacio, mi castillo, y muro en todo lance. Y, como el mío aceptase, le dijo el Señor: ¿No ves que está rodeado de espinas, y te punzarán?: que todo fue irritar más al amor que, introduciéndose en lo íntimo, experimentó eran rosas las espinas. Reparé que, además de la herida grande, había otras tres menores en el Corazón de Jesús: y preguntándome si sabía quién se las había hecho, me trajo a la memoria aquel favor con que nuestro amor le hirió con tres saetas.
«Recogida toda el alma en este camarín celestial, decía: Haec requies mea in seculum seculi: hic habitabo, quoniam elegi eam (1). Dióme a entender que no se me daban a gustar las riquezas de este Corazón para mí sólo, sino para que por mí las gustasen otros. Pedí a toda la Santísima Trinidad la consecución de nuestros deseos: y pidiendo esta fiesta en especialidad para España, en que ni aun memoria parece hay de ella, me dijo Jesús: Reinaré en España, y con más veneración que en otras partes.”
Principios del Reinado del Corazón de Jesús en España.
P. José Eugenio de Uriarte, S.J. (Madrid, 1880)
(1) Ps. CXXXI, 14.
(2) P. Loyola, V. Ms. del P. Hoyos, (l. III, c. 1).
* * *
Visión de la promesa
Fue clara la promesa y ancho el pecho
Para expresarla en carne de verdad.
Y el efesiano: «Dios es caridad»
—Teológica flor— ardió derecho.
Y como si quedara insatisfecho
Su Amor, al redimir la Humanidad,
El centro de la Nueva Cristiandad
En su flagrante Corazón ha hecho.
«Yo reinaré en España». Y en bautismos
De sangre caudalosa y recristiana
Retornaron los pueblos a sí mismos:
Que si otra gente extravasó sus venas,
Para nutrirlas hay, a heridas llenas,
El cuerpo nuevo de la gente hispana.
Ignacio Quintana Marrero
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