Cuántas veces he sido campesina

Cuántas veces he sido campesina

Cuántas veces he sido campesina
En la tierra de otros,
Y he trabajado duro
Para mezclar ternura con ternura…
Cuántas veces sembré con mi semilla
Pensando que no sólo para mí florecía…
Hay que saber ser tierra, raíz, semilla, manos…
Ésa es la recolecta hermosa y cotidiana.
Y hay que saber también ser solo otoño.

Quiero ser primavera.
Miro con la mirada del que siempre florece…
Quiero ser de colores, estar viva y alegre.
Y regalar un apacible viento
A aquellos que me habitan y recorren…
Quiero que sea dulcísimo y amable
El paseo de la gente por mis prados,
Y yo pasear los suyos amable y dulcemente…

Pero a veces sonrío
Y amenaza una nube mi alegría
Y hace que se entristezcan mis corolas,
Y se convierta en llanto
Lo que antes fue rocío suave y fresco.
Y empiezo a deshojarme con mudas tempestades
Si no saben cuidarme;
No siempre he conseguido florecer nuevamente
Después de duras talas…
Muchas veces no puedo hacerlo sola
Y me dejo caer, y me dejo ser hoja…
Mi brotar necesita de unas manos que, libres,
Quieran que yo me vuelva enredadera;
Alguien que, tiernamente, entienda cómo crezco
Y cómo, laboriosa, intento mejorarme cada día;
Alguien que como savia me de fuerza
Para no adormecerme y ser frondosa.
A veces no consigo
Abonar sin apoyo mi extenuada tierra
Sembrada ya mil veces;
A veces no hay cosecha
Y me lleno de surcos y de miedo,
Y se cierran mis flores, presintiendo
Que otra vez mi paisaje se vestirá de sombra
Y con tonos de otoño y de fracaso…

Pero me empeñaré desde lo gris
A volver al calor y a la alegría.

                       Miriam Ayaso

El Aviso (Virgen de Garabandal)

San Sebastián de Garabandal

 

 

El Aviso

Apareció con un mensaje la Virgen:
un Aviso, un Milagro y un Castigo;
del consejo materno fue un pueblo testigo:
en Garabandal divino es aquel origen.

Vendrá a nuestro interior el Aviso.
El sentimiento dormido ya despierta
cuando la Misericordia llama a la puerta:
para la maldad no hay más permiso.

Se mostrará la vida en un instante
con un vuelco en nuestra conciencia;
avanza el ocaso, es justa penitencia
por mantener a Dios tan distante.

Seguirá un Milagro, el Señor está presente.
Queda la Señal en los pinos como visión,
paisaje que envuelve y es conversión:
mas, el hombre con el Padre se mantiene ausente.

Y llegará el Castigo desde el cielo.
Una Luz viene en el choque de los luceros;
Tierra y Mar de la sentencia son voceros:
las copas llenas crujen y caen al suelo…

Ya retorna Dios con su divina creación.
En el firmamento la cruz gloriosa
y la humanidad a dos corazones ruega imperiosa:
¡Jesús y María reinarán nuestra redención!

                        José J. Santana

***

Enlaces de interés:

¿Qué pasó en Garabandal?

Garabandal: Catarata Imparable

Fotos: José J. Santana

En el sendero (poema)

En el sendero

Dejad su tiempo al tiempo.
Que florezcan los frutos en sus brotes,
el alma en el silencio.
La vida en el transcurso de las horas
de siglos siempre eternos
trayendo su mensaje en las estrellas
y, en ellas, nuestros sueños.
Que florezcan las risas juveniles
hechas asombro y ecos;
la tristeza que lleva, entre sus pasos,
el cansancio a los viejos.
Que florezca en la sed del peregrino
el alma de los muertos.
Dejad entre los días la llamada
de vuestro afán viajero
y buscad el Camino. Presurosos,
procurad recorrerlo
mirando entre horizontes, entre nubes;
al descorrer su velo,
tended los brazos siempre hacia lo alto
como si en cruz, abiertos,
los tuvierais clavados a la vida
sin temores, sin miedo,
amparando así al triste, al desvalido
en el gran cautiverio
de su alma ignorante …
…y al lograrlo
hollaréis el Sendero.

Ana María Fernan-Torre de Benedito

El manantial

El manantial

Espejo, agua, hechizo. Tesoro
silencioso de belleza
y dulzura no menguada.
En convivencia clara,
poesía y romance,
al sortilegio mudo
de tu finura y transparencia
mansa.

Entre el rumor del agua
que discurre,
y el blando resbalar
de piedrecilla vana….
entre el gemido del tilo
que suspira,
uniendo en un sin fin
honda plegaria,
el suspirar de Dios
seguro que se oyera
en la tarde brumosa
y azulada.

Jerónima Socías Florit

Aquí está la paz

Aquí está la paz

Estoy roto de paz. Mi alma se estrella
contra ella sin lograrla. Señor, calma
mi corazón y ponme en paz el alma.
Busco la paz y no encuentro su huella
siquiera. Yo presiento que destella
en las cosas; la sigo y es mentira.
Yo estoy aquí, Señor, párate y mira
mi angustia. No permitas que sin ella
viva una vida de color oscuro.
En Ti se logra pura y verdadera
porque Tú haces la paz… Si la procuro,
dámela Tú, Señor, antes que muera.
Yo te la guardaré: Yo Te lo juro.
¡Anda, dame la paz, la verdadera!

      F. Ceballo Lizana, C.M.P.