Vida de Fray Martín de Porres (contada por su escoba)

escoba

Una preciosa historia sobre la vida de San Martín contada por su escoba. Una historia bien narrada, con un realismo extraordinario que hace evocar aquellos tiempos gloriosos en que el Santo mulato vivía en el Convento limeño del Rosario:

«Quizás te extrañes de nuestro intento, amigo que me escuchas, contar la historia de una escoba. Qué cosa tan vulgar. Pero es que nuestra escoba no es cómo las que tú conoces; se trata de una escoba especial, de una escoba qué quizá algún día llegue a ser la patrona de las escobas, de los cepillos y hasta de las aspiradoras. Se trata, nada menos, que de la que fue compañera inseparable de un humilde santo limeño. El instrumento que Dios puso en unas manos morenas para pintar de blanco un alma angelical…se trata de la escoba de Fray Martín de Porres.

Y aquí tenemos a nuestra escoba recostada, en compañía de sus hermanas, en un rincón de la tienda de Francisco. No sabría decir cuanto tiempo estuvo dormida. Pero, de pronto se despertó, sintiendo sobre sí un peso que la oprimía; eran sus compañeras, las escobas y los escobones, que se habrían caído sobre ella….Cuando quise darme cuenta estábamos en lo alto de la torre, qué bonita era Lima iluminada por las primeras luces del día. La ciudad todavía no se había despertado, y Fray Martín tocaba el Ángelus para que el primer pensamiento de los limeños fuera para la Santísima Virgen. Aquella fue la primera vez que Fray Martín conmovió mi corazón de escoba; de rodillas, Fray Martín tocaba las campanas con sus ojos clavados en el cielo mientras murmuraba algo que no entendí bien: el ángel del Señor anunció a María»

Enlace para escuchar y/o descargar el audio: «Vida de Fray Martín de Porres» AQUÍ (Ivoox)

Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres

Sta.Rosa de Lima y S. Martín de Porres

Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres (Ilustración de Fr. Félix Hérnandez, O.P.)

Yo conocí y traté a Fray Martín. Mi declaración en el proceso apostólico la tenéis en el folio 671 del V cuaderno y está en el archivo arzobispal de Lima. Pero voy a ahorraros el esfuerzo de investigarlo. Entre las cosas que declaré, figura esto que es lo que os interesa: «…Y ALGUNAS VECES SOLÍA ESTAR DE CONVERSACIÓN DE ESPÍRITU CON SANTA ROSA DE SANTA MARÍA, A QUIEN LLAMABA «LA ROSITA», Y EN ESTOS SANTOS COLOQUIOS Y CELESTIALES PLÁTICAS LOS VIÓ FRAY BLAS MARTÍNEZ, QUE YA ES DIFUNTO, RELIGIOSO SACRISTÁN DE AQUEL TIEMPO, A QUIEN ESTE TESTIGO SE LO OYÓ DECIR EN MUCHAS OCASIONES». También Fray Francisco del Arco lo dijo: «EN OCASIONES, ELLA VENÍA A LA PUERTA DE LA SACRISTÍA A CONSULTAR AL BEATO SOBRE ASUNTOS ESPIRITUALES».

Fray Martín había nacido siete años antes que Rosa Flores de Oliva, que este era su nombre de Pila. Cuando Rosa recibió el hábito de la Tercera Orden de Santo Domingo, Fray Martín llevaba ya doce años en el convento del Rosario. Como sabéis, Rosa murió a los 31 años, el 24 de agosto de 1617, Fray Martín contaba con 38.

A los 12 años, Rosa va a vivir a Quive, un pueblecito distante unos 60 km. de Lima, donde su padre había sido designado administrador de unas obras públicas. Cuatro años permanece allí. A los 16, pues, retorna a Lima con su familia y comienza su acercamiento a la iglesia de los dominicos. Progresivamente, estos contactos se acentúan. Sabemos de, al menos, siete dominicos confesores y directores espirituales que trataron con ella.

Pero quien, al alba, tocaba las campanas y abría las puertas de la iglesia era Fray Martín. Rosa era una madrugadora inalcanzable a quien Fray Martín encontraba cada mañana apenas entreabría las puertas del templo. Ambos vivían ensimismados en idénticos pensamientos y la presencia de Dios les mantenía en recogimiento permanente. «Buenos días nos dé Dios» era el saludo que intercambian sin perder la comunicación con Él. Cada uno seguía su camino que coincidía en el altar, en el sagrario, a los pies de la Virgen del Rosario…El encuentro, prácticamente diario a lo largo de quince años, consolidó el conocimiento mutuo y el trato fraternal.

Santa Rosa y San Martín

Por los «santos coloquios y celestiales pláticas» de que hablo en mi declaración, la joven Rosa se ha percatado de que Fray Martín era mucho Fray Martín. Ella, deseosa de profundizar en los misterios de Dios en su alma, preguntaba y respondía sobre las realidades y experiencias de su espíritu. Fray Martín, a su vez, comprobaba sus propias vivencias con las discretas sugerencias de Rosa. De esta manera, acoplando pequeños datos, breves anécdotas, Fray Martín configuró la imagen de aquella joven. No sabía que admirar más: si su fortaleza ante el dolor que la tuvo cercada continuamente, si su amor al silencio y al retiro de su vida o aquella plenitud y elevación mística que, en tan pocos años, había alcanzado. Fray Martín, en su ilimitada humildad, se sentía torpe y pecador cuando escuchaba las confidencias de Rosa sobre sus experiencias sobrenaturales o sobre las mortificaciones que infligía a su cuerpo. Por su parte, Rosa se sentía diminuta e insignificante ante aquel gigante espiritual que desbordaba sabiduría interior y caridad en sus palabras y en su mismo porte exterior.

Rosa le hablaría, cómo no, de su especialísima devoción a Santa Catalina de Siena y de la certeza -que en ella era carisma profético- de que, algún día no lejano, se fundaría en Lima un convento de monjas dominicas.

Apenas terminada la misa, Rosa salía presurosa hacia su casa, lugar preferido para el recogimiento y para el trabajo. Había aprendido a coser y a bordar con tanto primor que este quehacer supuso una importante ayuda en la modesta economía del hogar. Su madre la llamaba «mi linda costurerita».

Aquella tarde, víspera de Navidad, Fray Martín preparó el altar del Rosario donde las ocho primeras seguidoras de Rosa recibirían el hábito de la Tercera Orden de Santo Domingo.

Más triste fue, sin duda, el día 24 de agosto de 1617. La iglesia y el convento del Rosario fueron invadidos piadosamente por una muchedumbre de limeños que acudían a despedir a Rosa de Santa María. Fray Martín no se imaginaba que, años más tarde, ambos coincidirían también en la misma iglesia y en el mismo altar.

Fray Francisco de Santa Fe

Del almanaque de 2014 del Secretariado de San Martín de Porres, Palencia.

Rosa de Lima

Oración a Santa Rosa de Lima

Santa Rosa de Lima, amada santa de mi alma, tú me has inspirado una confianza segurísima en que por tu poderosa intercesión me veré librado de los males que me afligen y salvado del abismo insondable de mis miserias. Conozco cuán indigno soy de presentarme ante ti, purísima criatura, yo que soy el más miserable y pecador de los hombres, pero es justamente la constante bondad y misericordia que tuviste para con los más necesitados la que me mueve a refugiarme en ti y en tu poderosa intercesión. Sé que no seré defraudado, sea yo siempre tu devoto predilecto. Amén.

* * *

Festividad de Santa Rosa de Lima, O.P.

Himno y Novena a Santa Rosa de Lima

Santa Rosa de Lima

Cuando, Señor, en quieta lotananza

se encienden los fulgores de este día,

no dejes avivar nuestra esperanza,

atiende al corazón que en ti confía.

 

Van a pasar por manos laboriosas

los granos de un rosario de ilusiones,

acógelas, Señor, que son hermosas,

amor y don de nuestros corazones.

 

Mujer llena de Dios, Oh Santa Rosa,

vivir para el Señor, para el Amado,

fue el ansia de tu amor, gracia divina,

llevada de su fuerza y de su mano.

 

No olvides los que vamos de camino

siguiendo en el desierto de tus pisadas,

aboga ante el Señor favor divino,

seguir como seguiste sus llamadas.

 

Proclamen nuestros labios la grandeza

del Padre que en el Hijo nos dio gozo,

y, siendo nuestra herencia la pobreza,

nos colma de su amor el fuego Santo.

Amén.

Santa Rosa de Lima y el Niño Jesús

Gloriosa Santa Rosa de Lima, tú que supiste lo que es amar a Jesús con un corazón tan fino y generoso, enséñanos tus grandes virtudes para que, siguiendo tu ejemplo, podamos gozar de tu protección en la tierra y de tu compañía en el cielo. Amén.

Novena a Santa Rosa de Lima

Los Dominicos en Candelaria (Tenerife)

Basilica de la Candelaria

Basílica de Nuestra Señora de Candelaria (Candelaria, Tenerife)

*Los Dominicos en la «casa de la Virgen» del Archipiélago

Desde el 1530, los Dominicos son los guardianes y capellanes de la Virgen Morena. Y han estado hasta el presente. Así también, a ellos se les confiaron otros muchos Santuarios Marianos de la península: La Virgen de la Peña de Francia (Salamanca), Nuestra Señora de Montesclaros y Nuestra Señora de las Caldas (dos santuarios de Santander), Santa María de Nieva (Segovia), Nuestra Señora de Atocha (antigua Patrona de Madrid), Nuestra Señora del Rosario (Patrona en Almería, Cádiz, La Coruña).

Por eso, con toda justicia se puede llamar a los Dominicos, como en los primeros años del origen de su Orden: “Los frailes de María”.

Desde todos estos santuarios, y otros muchos por Europa, y no digamos por América, han proyectado la gran devoción entre los fieles del rezo diario del Rosario. Así también hicieron los Dominicos andaluces, a quienes se les confió este Santuario de Canarias.

Virgen de Candelaria y los guanches

La imagen en la playa

La venerada imagen fue encontrada por los guanches -raza aborigen de las islas- en la Plaza de Chimisay, los primitivos pobladores la llevaron a la cueva del mencey Acaymo -rey del menceyato del Güimar por tierras de Chinguare. Esto ocurría al terminar el siglo XIV (también tuvo el nombre de Acaimo el primer mencey de Güímar, según el historiador Fray Alonso de Espinosa)

La cueva de San Blas

Pasado un tiempo, un guanche cristianizado, Antón de Guimay, eligió la gruta de Achbinico para conservar la imagen y rendirle culto. Esa cueva es conocida hoy con el nombre de Gruta de San Blas, y en ella se ha edificado una pequeña ermita, que es visitada frecuentemente con gran cantidad de devotos.

Aseguran los ancianos que el agua obtenida después de guisar las piedras de esa cueva cura radicalmente el mal de garganta.

Fue esa cueva de San Blas el primer centro católico de Tenerife. Allí recibieron las aguas bautismales los primeros guanches convertidos al cristianismo y sus restos están sepultados bajo el piso de la gruta.

Candelaria

El pueblo de Candelaria, situado en la zona Sureste de Tenerife, es un pueblo transido de historias y leyendas piadosas. Es el foco más intenso de fervor, y por esta razón el Obispo de la Diócesis ha dedicado sus desvelos a construir un “estuche digno de la joya”.

La gente que lo habita es noble y abierta, de natural bondadoso. Hay pescadores y agricultores. El caserío es blanco y contrasta con la arena de la playa, que casi besa los cimientos de la nueva Basílica.

Candelaria ha conquistado el título de “siempre abnegada y piadosa Villa”.

Lugar del Santuario

Se encuentra a 27 kilómetros de Santa Cruz de Tenerife. Cerca del Santuario se halla la primitiva iglesia de San Blas (su fiesta el 3 de febrero) a donde cada año es llevada la imagen de la Virgen, porque según la leyenda, allí reposan los restos de los primeros guanches convertidos que le rindieron culto.

Por ello, puede decirse, que Tenerife antes fue tierra de María Santísima que de España, pues la Virgen de Candelaria se adelantó a la corona de Castilla a posesionarse de Tenerife, que fue la última isla del archipiélago incorporada a la Corona de España.

Algunos meses más tarde de haber pasado por allí Colón, que admiró el Teide sin duda, en una mañana clara de mayo de 1493, el Adelantado don Alonso Fernández de Lugo desembarca en un desértica playa de Tenerife, en la que clavó la “Cruz de la Conquista”, dando después nombre a la capital “Santa Cruz”, construida en este mismo lugar.

Preparando el terreno a la recepción de la Cruz, se había adelantado la Virgen de la Candelaria, como su principal “misionera” de la Cruz.

Su Santuario

Hasta el año 1526 la milagrosa imagen fue conservada en el Santuario, que construyó el adelantado don Pedro Fernández de Lugo. El convento anejo fue edificado en el año 1803, puesto que el primitivo fue devorado por un devastador incendio.

La Imagen

La primitiva imagen despareció en 1826, a causa de un terrible aluvión que rompió algunas paredes del templo donde estaba guardada. La que los canarios veneran actualmente se debe a la gubia del escultor Fernando Estévez y fue ejecutada en el año 1827.

Virgen de Candelaria

Milagros

En lo que respecta a los milagros que se atribuyen a la sagrada imagen, nos citaron como más notables los que siguen:

1 – Una niña perdida en el monte al regresar al pueblo fue llevada por su madre junto a la Virgen. Al verla la pequeña, que sólo tenía ocho años, aseguró que aquella mujer la abrigaba durante la noche que pasó perdida en la montaña.

2 – Una joven, cierto día fue a visitar a la Virgen, que, tanto a su madre como sus amigas, le habían pintado como “una imagen preciosa”. Pero al penetrar en el convento dijo en alta voz: “¿A ver esta virgen que parece una vieja piojosa me has traído?”. La joven sintió que su cuerpo se cubría de piojos, y aunque le cortaron la cabellera, nada pudo hacerse por que cesara su tortura. Por intercesión de la venerada imagen, y a ruegos de sus familiares, la joven curó al fin.

3 – En cierta ocasión, un hombre se negó a cumplir una promesa, pese a los ruegos de su mujer. Hizo burlas de la imagen, pero acabó de rodillas ante ella. Como fulminado, cayó hacia atrás, y poco después, el médico del pueblo, don José LLarena, certificaba su defunción. Fue instalado en una dependencia del convento y allí permaneció unas horas, antes de que la Virgen fuese llevada en procesión a la Cueva de San Blas. En el mismo momento en que la imagen pasaba frente a la dependencia en que se había instalado la capilla ardiente, el presunto cadáver volvió en sí y exclamó, a grandes gritos: “La Virgen me ha resucitado”.

4 – Un ciego que marchaba de noche por unos senderos peligrosos perdió el pie y cayó al abismo con el nombre de la Virgen en los labios. Un árbol detuvo su marcha y en él quedó preso hasta la mañana siguiente, en que lo rescataron algunos lugareños.5 – Entre los numerosos exvotos que hay en una de las paredes del convento dominicano está el pequeño ataúd dorado. Representa la promesa de una madre que pidió a la Virgen que resucitara a su único hijo, muerto unos minutos antes de que la madre elevara la angustiada y fervorosa oración.

Patrona

La designación de Nuestra Señora de la Candelaria como Patrona principal de las dos diócesis del archipiélago canario fue efectuada por el Papa Pío IX con fecha del 12 de diciembre de 1867.

Su imagen, después de cambios en la historia, guarda todavía numerosas joyas enviadas por los tinerfeños emigrados, principalmente en América.

El Himno

El himno popular de la Virgen, obra del canónigo M.I. Sr. D. Manuel Díaz Pacheco, dice así en su Coro:

“Salve, salve, Virgen Morenita,

dulce Madre de divino amor,

clara estrella de esperanza nuestra,

luz que irradia el eterno sol.”

La Virgen, que el mar trajo y que el mar se llevó, que estaba sin estuche de Ella digno, ya lo tiene. La Fe, el Obispo de Tenerife, sus capellanes los Dominicos y el pueblo, lo han conseguido.

Nueva Basílica

La Basílica que acaba de consagrarse es obra del arquitecto Marrero Regalado. El solar donde está emplazado el templo forma parte de una zona arenosa y el firme se encuentra a relativa profundidad.

Las maderas que se han utilizado en las obras de carpintería son totalmente oriundas de los bosques insulares. Fueron doradas y estofadas conforme a los métodos empleados en el siglo XVIII.

En el nuevo templo se reproduce la planta basilical latina, y el cuerpo de la iglesia adopta la forma de un paralelogramo de tres naves: una, central, de gran amplitud, y dos laterales. La Basílica tiene dos pórticos, que dan a la fachada principal y al crucero.

Los murales, del pintor isleño Don José Aguiar, situados en el presbiterio, ocupan una superficie total de 12×10 metros. La técnica empleada es la encáustica, con el fin de preservar la pintura de la acción del salitre, que viene de la muy cercana playa.

En la zona alta de la composición pictórica se representa una alegoría de la Glorificación, con el Espíritu Santo. En la zona central se completa esta alegoría con la interpretación de los arcángeles. En la zona baja está el mundo terrenal, y las figuras orantes del Obispo, los Dominicos y los devotos.

Solemnísima Consagración de la Candelaria

El día 2 de Febrero de este año (1959) ha sido consagrada la nueva Basílica que ha levantado el pueblo canario de las dos diócesis a su Patrona, la Virgen de la Candelaria. Lo hizo Monseñor Antoniutti, Nuncio Apostólico en España, ante una gran muchedumbre enfervorizada de canarios, y las más altas representaciones del Archipiélago y de la Península.

Con este motivo la Santa Sede ha conferido a este Santuario Mariano, el título de “Basílica”. Se calcula que los fieles en la procesión de la venerada imagen eran unos 50.000 devotos, y las palomas que se soltaron en su recorrido, como imagen de las tórtolas entregadas en el Templo por San José como rescate del Niño Jesús, fueron unas 4.ooo.

El nuevo templo produce una sensación extraordinaria de majestuosidad y belleza; y junto a él, está edificado el convento de los PP. Dominicos que atienden desde hace cuatro siglos este Santuario Mariano.

*R. Gárnez, O.P. (de la revista Cruzada Misionera, Abril de 1959)

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En la basílica de Candelaria

En la Basílica de Candelaria

De cascabel y fiesta vestí mi alma,
de Febrero una tarde, en Candelaria.

Candelaria es joyero que, avara, guarda
la joya de la Virgen de Candelaria.

Cabe su trono oré unas plegarias
y de su amor olí suaves fragancias.

Arroyos de personas pías llenaban
de fervores y rezos la Estancia sacra.

A la vera del Templo rugen las aguas,
más resuena el rumor de las gargantas.

Un dosel de albas nubes circunvalaba
el Santuario, escabel para sus plantas.

Llovía lluvia de oro, límpida y mansa,
de su materno amor enseña clara.

Avanzada la tarde, me volví a casa,
mas sólo con el cuerpo…¡Quedó allí mi alma

presa junto a la Virgen de Candelaria,
la Patrona Bendita de las Canarias!

(¡Dichosa y feliz cárcel, la augusta Casa
de la Virgen morena de Candelaria…!)

                                    Antonio Márquez Fernández, S.D.B (Marzo, 1986)

San Martín de Porres, siempre ternura y bondad

Smp bondadoso

Las almas puras reciben la inspiración de Dios, que irradia en ellas calor y luz verdadera; nos muestran el bien y la paz, invitándonos a vivir en santidad. La pureza de Fray Martín, de su alma, se muestra en la calidad de sus actos. Dándonos, con su ejemplo, la fuerza de amor necesaria para una entrega generosa, especialmente hacia los más débiles y pequeños de la sociedad. 

Que nuestro Martín, te llene de su espíritu, de su sencillez, de su ternura y bondad; y junto con el que era un hombre de oración profunda oremos para construir entre todos un mundo mas justo, donde reine la Paz y el Amor entre los hombres. Como la luz de esa vela que Martín tenía siempre encendida, ayudémosle a conservar la buena lumbre que ilumine los corazones de las personas que viven en oscuridad.

Fue como rayo de luz que regresa

con su rostro oscuro sin premura;

fue como la noche que se espesa,

fue todo amor, luz en clausura.

Fue risa de amor que no confiesa,

sus lágrimas un mar de levadura,

su rostro no levanta de la mesa

y su piel, como la noche oscura.

Fue muy querido por los pobres,

por los enfermos, el más amado

y de los frailes fue hermano.

Fue lo que fue con sus amores,

entre los BUENOS mil veces BUENO,

entre los SANTOS mil veces SANTO.