Con tu fuego (Pentecostés)

Con tu fuego

Señor:
Tú no nos llamas
a iluminar las sombras
con frágiles velas
protegidas de los vientos
con la palma de la mano;
ni a ser puros espejos
que reflejan luces ajenas,
trémulas estrellas
dependientes de otros soles
que, como amos de la noche,
hacen brillar las superficies
con reflejos pasajeros
a su antojo.

Tú nos ofreces
ser luz desde dentro;
cuerpos encendidos
con tu fuego inextinguible
en la médula del hueso;
zarzas ardientes
en las soledades del desierto
que buscan el futuro;
rescoldo de hogar
que congrega a los amigos
compartiendo pan y peces;
relámpago profético
que rasgue la noche
tan dueña de la muerte.

Tú nos ofreces
ser luz del pueblo;
hogueras de pentecostés,
en la persistente combustión
de nuestros días
encendidos por tu Espíritu;
ser lumbre en ti,
que eres la luz,
fundido inseparablemente
de nuestro fuego
con tu fuego.

Benjamín González Buelta

Sonetos de esperanza

SONETOS DE ESPERANZA

A

Cuando a tu mesa voy y de rodillas
recibo el mismo pan que Tú partiste
tan luminosamente, un algo triste
suena en mi corazón mientras Tú brillas.

Y me doy a pensar en las orillas
del lago y en las cosas que dijiste…
¡Cómo el alma es tan dura que resiste
tu invitación al mar que andando humillas!

Y me retiro de tu mesa ciego
de verme junto a Ti. Raro sosiego
con la inquietud de regresar rodea

la gran ruina de sombras en que vivo.
¿Por qué estoy miserable y fugitivo
y una piedra al rodar me pisotea?

B

Y salgo a caminar entre dos cielos
y ya al anochecer vuelvo a mis ruinas.
Ultimas nubes, ángeles divinas,
se bañan en desnudos arroyuelos.

La oscura sangre siente los flagelos
de un murciélago en ráfaga de espinas,
y aun en las limpias aguas campesinas
se pudren luminosos terciopelos.

La poderosa soledad se alegra
de ver las luces que su noche integra.
¡Un cielo enorme que alojarla puede!

Y un goce primitivo, una alegría
de Paraíso abierto se sucede.
Algo de Dios al mundo escalofría.

Carlos Pellicer

Padre bueno

Padre bueno

Padre bueno,
creaste todas las cosas
y nos diste un mundo tan hermoso.
Te pido para que los hombres
sepamos cuidar tu creación.

Que respetemos la vida
de los animales, de los bosques.
Que no abusemos de la naturaleza
ni la ensuciemos con contaminación.

Te pido por quienes
defienden las bellezas naturales,
las especies en extinción,
por quienes trabajan por un mundo más
limpio.

Te pido también para que todas las
personas
puedan gozar de la naturaleza
y los bienes que ella nos provee.
Que no le falte a nadie el alimento
que Vos nos diste con generosidad para
todos.

Padre Bueno
ayúdanos a conservar el planeta
y a repartir las riquezas de la naturaleza
para beneficio de todos.
¡Que así sea, Señor!

Marcelo A. Murúa

Dios te salve María

Dios te salve María

Dios te salve María Sagrada,
María Señora de nuestro camino.
Llena eres de gracia, llamada entre todas
para ser la Madre de Dios.

El Señor es contigo y tu eres la sierva
dispuesta a cumplir su misión.
Y bendita tú eres, dichosa te llaman
a ti, la escogida de Dios.

Y bendito es el fruto que crece en tu vientre
el Mesías del Pueblo de Dios
al que tanto esperamos que nazca
y que sea nuestro Rey.

María, he mirado hacia el cielo
pensando entre nubes tu rostro encontrar
y al fin te encontré en un establo
entregando la vida a Jesús Salvador.

María he querido sentirte
entre tantos milagros que cuentan de ti
y al fin te encontré en mi camino
en la misma vereda que yo.
Tenías tu cuerpo cansado
un niño en los brazos durmiendo en tu paz.
María, mujer que regalas la vida sin fin.

Tú eres Santa María, eres nuestra Señora
porque haces tan nuestro al Señor.
Eres Madre de Dios, eres mi tierna madre
y madre de la humanidad.

Te pedimos que ruegues por todos nosotros
heridos de tanto pecar
desde hoy y hasta el día final
de este peregrinar.

María, he buscado tu imagen serena
vestida entre mantos de luz,
y al fin te encontré dolorosa
llorando de pena a los pies de una cruz.

María he querido sentirte
entre tantos milagros que cuentan de ti
y al fin te encontré en mi camino
en la misma vereda que yo.
Tenías tu cuerpo cansado
un niño en los brazos durmiendo en tu paz.
María, mujer que regalas la vida sin fin.

Dios te salve, María Sagrada,
María, Señora de nuestro camino.

María José Bravo

Foto: Virgen de los Dolores de la iglesia de Santo Domingo, La Orotava.

En medio de la dicha

En medio de la dicha

En medio de la dicha de mi vida
deténgome a decir que el mundo es bueno
por la divina sangre de la herida.
Loemos al Señor que hizo en un trueno
el diamante de amor de la alegría
para todo el que es fuerte y es sereno.
El corazón al corazón se fía
si el alma cual las águilas natales
estrangula serpientes en la vía.
Gloriosa palma la que de los males
del huracán se libre porque eleve
la fruta con sus aguas tropicales.
El corazón al corazón se fía
lo mismo en esas palmas que en el breve
corazón de la perla más sombría.
Porque la flor más alta dance y ría,
y viento entre los árboles se mueve.
Mi corazón, Señor, como el poema,
sube la escalinata de la vida
y te da su pasión como una gema.
Por la divina sangre de la herida,
es fuerte y es sencillo y cancionero.
Filas de oro pusiste a su ola henchida.
El amor, que en el caos fue primero
lo lanzó sobre la órbita más pura
y así cumple su ciclo, dulce y fiero.
En medio de la dicha…
Órbita la mejor, porque es ternura
esquilmada a la oveja del pastor
que en diciembre hace eterna su ventura.
Izaré las banderas del amor
lo mismo en esta magna venturanza
que en el palacio en ruinas del dolor.
Danzaré alegremente, y en la danza
anillaré las espirales nobles
con que subo hasta Ti viva alabanza.
Sembrar mi vida de cordiales robles
—hóspitas curvas para el peregrino—,
y en junio darte mis cosechas dobles.
Ser bueno como el agua del camino
que la herida refleja y que la alivia.
Ser dichoso, Señor, no es ser divino,
pero ser bueno, sí. Por eso, entibia
la nieve, y que sea lago. La infinita
palabra del amor arda y convivía
en mi ser, y se dé la estalactita
de la obediencia a Ti. Toma mi frente,
y cíñela, Señor, con la infinita
corona del amor.

Carlos Pellicer