Con tu fuego (Pentecostés)

Con tu fuego

Señor:
Tú no nos llamas
a iluminar las sombras
con frágiles velas
protegidas de los vientos
con la palma de la mano;
ni a ser puros espejos
que reflejan luces ajenas,
trémulas estrellas
dependientes de otros soles
que, como amos de la noche,
hacen brillar las superficies
con reflejos pasajeros
a su antojo.

Tú nos ofreces
ser luz desde dentro;
cuerpos encendidos
con tu fuego inextinguible
en la médula del hueso;
zarzas ardientes
en las soledades del desierto
que buscan el futuro;
rescoldo de hogar
que congrega a los amigos
compartiendo pan y peces;
relámpago profético
que rasgue la noche
tan dueña de la muerte.

Tú nos ofreces
ser luz del pueblo;
hogueras de pentecostés,
en la persistente combustión
de nuestros días
encendidos por tu Espíritu;
ser lumbre en ti,
que eres la luz,
fundido inseparablemente
de nuestro fuego
con tu fuego.

Benjamín González Buelta