Sierva de Dios Sor María de Jesús de León Delgado, O.P., «la Siervita»

Boletín Informativo de la causa de canonización de la Sierva de Dios Sor María de Jesús de León Delgado, OP (nº28, año 2020).

INTRODUCCIÓN

Un año más, ponemos en tus manos este sencillo Boletín informativo a través del cual queremos ofrecerte algunas noticias que ayuden a seguir pidiendo intensamente la pronta beatificación de la Sierva de Dios sor María de Jesús, nuestra Siervita. Este año lo hacemos en el marco de la celebración del bicentenario de la creación de nuestra diócesis de San Cristóbal de La Laguna, o Diócesis Nivariense, cuyo Jubileo está siendo celebrado desde el pasado 21 de diciembre y hasta finales de noviembre de este año 2020. Miramos a la Catedral y nos alegramos de que el Papa Francisco nos haya dado la posibilidad de abrir la Puerta Santa y ganar la indulgencia que nos reconcilia con Dios, purificando la memoria de nuestros pecados y de su pena. La Sierva de Dios es testigo de un deseo grande de comunión plena con Dios. Eso es la santidad. Buscar a Dios en las cosas pequeñas y ordinarias de nuestra vida. Convertirnos cada día un poco más con la ayuda de la gracia de Dios que viene en ayuda de nuestra debilidad. Entrar por “la puerta estrecha” que da acceso al corazón enorme de Dios que nos ama de manera inimaginable. Este año debemos aprovechar la ocasión del bicentenario de nuestra diócesis para crecer en santidad y amor a Dios y a nuestros hermanos. Una extraordinaria manera para imitar las virtudes y el deseo de santidad de “La Siervita».

DOSCIENTOS AÑOS DE LA DIÓCESIS NIVARIENSE

El año 1819 es una fecha que debe estar especialmente grabada en nuestra memoria. Aunque ya formábamos parte de la Iglesia y éramos miembros de su Cuerpo Místico, a partir de ese año, las cuatro islas occidentales del Archipiélago canario comenzaron a ser una Iglesia particular. Sor María de Jesús nació cuando las Islas Canarias eran una única Iglesia -diócesis de Canarias-, y murió en el año 1731, ochenta y ocho años antes de la creación de la diócesis Nivariense. No contempló nuestra diócesis, pero seguro que pidió por ello, ya que durante muchos años en la ciudad de La Laguna se hablaba de ello, se contemplaba la necesidad pastoral de tener cerca el ministerio del obispo, se daban pasos para que esta riqueza eclesial tuviera lugar. La Iglesia única, instituida por Cristo, se hace presente y vive en cada una de las iglesias particulares. El sentido de pertenencia a una comunidad y la llamada a anunciar el Evangelio lo recibimos en la concreción de una iglesia particular, y realizándolo en ella, lo realizamos en la única iglesia de Cristo.
La Iglesia es, como confesamos en el Credo, una, santa, católica y apostólica. La Iglesia es “santa”. O dicho de otra manera, la Iglesia es el medio a través del cual los fieles logran la dicha de la santidad en comunión con la santidad de Cristo, camino, verdad y vida. Si queremos llegar al Padre, el camino es Cristo. Durante este bicentenario debemos insistir en nuestra oración pidiendo a Dios el don, el regalo, de la pronta beatificación de la Sierva de Dios, signo y señal de la santidad de la Iglesia diocesana.

AVATARES DEL PROCESO DIOCESANO

El proceso diocesano de canonización de La Siervita comenzó muy pronto, unos años después de la muerte, en olor de santidad, de Sor María de Jesús de León. Quienes la conocieron pusieron muy pronto por escrito sus recuerdos y datos, sabiendo que su vida había sido especial y que era, del todo, merecedora de ser declarada por la Iglesia como modelo y testigo de santidad. Los acontecimientos de finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX hicieron que aquel proceso se viera interrumpido y olvidado en el fondo de un cajón en el depósito de trastos del monasterio de Santa Catalina de La Laguna. A finales del siglo XIX se descubre aquel proceso y se despierta en la diócesis, de nuevo, el deseo de activar el proceso. Un intento frustrado por numerosas circunstancias, de las que quedó la biografía elaborada por don José Rodríguez Moure. Sería a finales del siglo XX, y de la mano de don Felipe Fernández, nuestro Obispo, cuando el Proceso se activa de manera definitiva, superando la fase diocesana y comenzando la fase Romana del proceso de beatificación con la elaboración de la Positio.

Las dificultades en el proceso pueden entenderse como un camino que se une al camino de la Iglesia, siempre complejo y con la dificultad de los acontecimientos sociales y culturales que son siempre asumidos por la comunidad cristiana como ocasión de conversión y crecimiento. Tal vez esta larga pasión sea señal de una plena glorificación que deseamos sea pronta

EL VALOR DE LA SANTIDAD CANONIZADA

Nos pudiéramos preguntar qué valor tiene la declaración de beata o santa de una fiel Cristiana como sor María de Jesús. ¿Qué le aporta a ella? Y pudiéramos responder que a ella no le aporta nada. Porque Dios es la fuente de la santidad de los que ya gozan de la gloria de Dios. Y si está con Dios es a nosotros a quienes nos conviene saberlo. Somos nosotros, por tanto, quienes nos beneficiaríamos de la canonización de ella. Porque la miraríamos como modelo de santidad y acudiríamos comunitariamente a ella pidiendo su intercesión. Ser modelo e intercesora, declarada por la Iglesia, de manera solemne y oficial, es a nosotros a quienes nos beneficia. Además, la declaración de santidad que realiza el Papa cuenta con la asistencia especial del Espíritu prometido al sucesor de Pedro que garantiza su verdad. Pedir la intercesión de un santo canonizado nos da seguridad comunitaria de contar con quien ya goza de la comunión plena con Dios.

LAS CAUTELAS DEL PROCESO

Nuestro deseo de verla canonizada debe ser un deseo prudentemente vivido. Son importantes las cautelas eclesiales que se establecen en los procesos de beatificación y de canonización. Lo más importante es que no le demos culto público. Solo podemos encomendarnos a ella privadamente. Es lo que se llama el culto privado. Hasta que la Iglesia, oficialmente, no la declare beata o santa, no podemos darle culto público. Esta cautela es muy importante. Hasta tal punto es así, que si se le diera culto público indebidamente el proceso se vería amenazado. Por otro lado, la fama de santidad debe ser una expresión espontánea del pueblo de Dios, sin que resulte de una promoción externa que anime a que los fieles se encomienden a su intercesión. De hecho, la devoción que le tenemos en nuestra diócesis y en otras diócesis no ha sido el resultado de una campaña, sino fruto del boca a boca, de la certeza subjetiva de que su intercesión a favor de nuestras necesidades es eficaz, porque muchos fieles dicen que lo han experimentado. Estas cautelas deben ser respetadas y procuradas, precisamente si queremos su pronta beatificación.

¿QUÉ PUEDO HACER POR LA BEATIFICACIÓN?

Pedirlo. Pedir al Señor por ello. Pedirlo intensamente, para que Dios nos conceda la gracia de tener entre nosotros a una hermana que interceda por esta Iglesia diocesana bicentenaria. Es fundamental acudir a Dios como Jesús nos enseñó en su predicación que recogen las páginas del evangelio: “Pedid y recibiréis”. Sabemos que Dios nos escucha y atiende. Y, si es su voluntad, las dificultades no impedirán que la deseada canonización de la Sierva de Dios acontezca. Y, por otro lado, compartir con las hermanas del monasterio de Santa Catalina las experiencias de gracia que recibamos por su intercesión. Un signo del Cielo no tiene por qué ser un milagro extraordinario, que lo puede ser, sino un signo de conversión, de sanación de una herida afectiva, o la reconciliación de una familia. Son signos de gracia pequeños, pero lo grande acontece de manera pequeña. Compartirlo con las hermanas nos ayudará a todos a caminar en este proceso.

¿EN QUÉ CONSISTE TU SANTIDAD?

Este es el tema fundamental. La santidad de un fiel canonizado debe servir de modelo y ayuda para nuestro camino personal de santidad. ¿En qué consiste, pues, nuestra santidad? Pues en vivir en comunión con Dios en medio de nuestra vida ordinaria. Aquella expresión de “has de florecer donde has sido sembrado” es muy elocuente. La santidad de tu vida, allí donde tu vida es vivida, junto a aquellos a los que estás anudado por los lazos de la sangre o de la amistad, por los vínculos sociales y laborales. La santidad de la vida oculta que procura cumplir los mandamientos y vivir lo que Cristo nos enseñó en el evangelio. Tan sencillo como esto; y tan extraordinario como esto. Seguir a Jesucristo cada día, amando a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Vivir en comunión con Dios.

EL JUBILEO DIOCESANO ES UN MEDIO DE SANTIFICACIÓN

La lectura diaria de la Biblia, la oración personal y comunitaria, la visita al Santísimo, la formación espiritual, la celebración de los sacramentos, etc., son medios de santificación. No se trata de un camino sencillo, porque somos tentados y desalentados por el espíritu del mal. Pero la gracia viene en nuestro auxilio. El sacramento de la Penitencia es un medio extraordinario de santificación, porque nos ayuda a tomar conciencia de nuestros pecados, pedir perdón y convertir nuestra vida. El pecado es perdonado, pero el daño cometido merece cumplir la pena de los pecados cometidos y perdonados. En la indulgencia jubilar, como la que este año podemos ganar al entrar por la Puerta Santa de la Catedral y cumplir las condiciones establecidas, nos ofrece la ocasión de redimir la pena de nuestros pecados. Aprovechemos esta oportunidad.

LA SIERVA DE DIOS Y LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL

De entre los medios de santificación que vivió de manera especial sor María de Jesús está la dirección espiritual, o el acompañamiento espiritual. Entre las fuentes de la biografía de la Siervita contamos con el testimonio escrito de su director espiritual. Esa persona que te ayuda a discernir la voluntad de Dios en tu vida y acompaña tu proyecto personal de vida cristiana. Sería una dicha que cada uno de nosotros tuviera un director espiritual. Puede ser un sacerdote o un diácono, una religiosa o religioso, un cristiano formado y con larga vida de fe, que nos pueda ayudar a caminar por la voluntad del Señor y a vivir con fidelidad el evangelio. Un sacerdote te daría la ocasión de vincular la dirección espiritual al sacramento de la confesión, pero no es imprescindible que sea sacerdote. Se trata de no caminar solo, de dejarnos acompañar por el Señor que se hace presente en el rostro de los hermanos mayores.

NO HAY SANTIDAD SIN EUCARISTÍA

Esta es la última realidad que les invitamos a considerar. No es posible ser santo sin Jesús y, de manera eminente, Él está presente en la Eucaristía. La Sierva de Dios vivía la Eucaristía como el alma de cada uno de sus días. La Eucaristía es la escuela de los Santos. No hay santidad sin Eucaristía.

Escribe: Juan Pedro Rivero

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ORACIÓN

–para uso privado–

Dios omnipotente y misericordioso, que te dignaste colmar de bienes celestiales a tu Sierva María de Jesús desde su infancia, llegando a resplandecer por su humildad admirable, oración asidua y penitencias rigurosas; concédenos, por su intercesión, la gracia que te pedimos (expóngase la petición). También te pedimos por la pronta conclusión del proceso de beatificación. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Edita:
MONASTERIO DE SANTA CATALINA DE SIENA
(Monjas Dominicas)
C/ Deán Palahí, 1 -38201 – San Cristóbal de La Laguna
(Tenerife)
Tfno.: 922258530
Correo electrónico del Monasterio:
monasterio@monasteriodominicaslalaguna.es

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Enlaces de interés

Boletines informativos de la causa de canonización

La Siervita

A Pedro Arrupe

A PEDRO ARRUPE

No te mató el fusil ni la locura
de quien a sangre mata con la aurora,
ni tuviste el martirio con que llora
quien sufre ese terror de la tortura.

Tu cuerpo se apagó con la dulzura
de un velero de amor, como la prora
que entrega su crepúsculo a la hora
en que el Mar lo rodea de su hermosura.

Te mató tu verdad apasionada,
la luz con que avistabas el futuro
y el fuego que en Hiróshima es primicia,

te mató tu sonrisa enamorada
por liberar al hombre de lo oscuro
desde una fe que estalla en la justicia.

             Pedro Miguel Lamet, S.J.

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Pedro Arrupe, S.J.: un jesuita universal

 

Plegaria Lírica a Fray Andrés

Plegaria Lírica a Fray Andrés

Fray Andrés Filomeno, que atormentadamente
tu fervor sepultaste en tierra americana:
escucha mi plegaria y acaricia mi frente
que es mi mayor orgullo el saberme tu hermana.

Los dos hemos sentido el dolor, de que un día,
en tierra majorera fue la primera luz;
la oración de tus labios se hizo en mí poesía
y en mi vida agitada, se perfila tu cruz.

Fray Andrés Filomeno, tu obra fue obra santa;
donde naciste santo, poeta nací yo;
haz que tu amor perfume, mientras mi musa canta…
canto y perfume suben al Trono del Señor.

Yo he nacido sufriendo mal de literatura,
lecturas y lecturas, donde a diario acudí;
moldearon mi rumbo, rompiendo la figura…
¡destrabase mi esencia, para llegar a ti!

Eres tú blando al ruego, yo sorda a la amenaza;
tú serenas los odios, y yo exalto el amor,
somos los exponentes de majorera raza:
éxtasis y tumulto, misticismo y fragor…

Pastorcito de cabras, con tu alegre pandero
cual símbolo feliz de tu claro linaje;
improvisas tu diálogo, Orfeo majorero:
música y bestezuelas, lo divino y salvaje…

Patrón de nuestra balsa, abre el celeste manto,
para que nuestro pueblo contigo halle su fe.
Sobre la Cenicienta, yo haré recordar mi canto:
ponlos tú de rodillas; yo los quiero de pie.

Fray Andrés Filomeno, que atormentadamente
tu fervor sepultaste en tierra americana:
escucha mi plegaria y acaricia mi frente
que es mi mayor orgullo el saberme tu hermana.

                                           Agustina Padilla

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Fray Andrés Filomeno García Acosta, OFM (Fray Andresito)

El perdón de los enemigos (un artículo del Padre Cueto)

Padre José Cueto, O.P.

El Perdón de los enemigos

Nada hay que se resista tanto al egoísmo humano; y, sin embargo, pocas cosos son tan características de la Religión cristiana. «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen», es la primera palabra que Nuestro Señor Jesucristo pronuncia en la Cruz. Por aquí comienza en aquella sagrada cátedra sus concisas y magistrales enseñanzas, repletas de sentido. Antes, dice el Vble. Fray Luis de Granada, que encomiende su Madre al Discípulo, y su espíritu al Padre, pide a éste perdón para sus mismos verdugos; y entre tantas cosas como había de proveer, la primera provisión es para ellos. ¡Cuán cierto es que nada nos mandó Nuestro Señor Jesucristo que Él no lo practicase antes! Maestro y modelo a la vez, no se limitó a enseñarnos nuestros deberes de palabra, quiso movernos a cumplirlos con su propio ejemplo. Por eso nos dice de Él el Santo Evangelio que «comenzó a hacer y enseñar». No tenemos, pues, legítima excusa. Es mandamiento de Nuestro Señor Jesucristo, sancionado con sus propios hechos, que amemos a nuestros enemigos y hagamos bien a los que nos aborrecen. No soñemos con salvarnos, si en esto no le imitamos. «Si perdonáis, seréis perdonados», nos dice a todos el divino Maestro.

El Padre Celestial no nos otorgará indulgencia de las culpas con que le ofendamos, sino a condición de que nosotros lo otorguemos de corazón a los que nos han ofendido. Ni se nos admitirá al altar a ofrecer sacrificio, si antes no nos reconciliamos con aquellos de nuestros hermanos que contra nosotros tuvieren alguna cosa. No basta pensar que perdonamos; es preciso quererlo, y quererlo de veras, con toda sinceridad, y ponerlo por obra. Temamos siempre mucho en esta materia no ser víctimas de ilusiones. Es tan difícil perdonar de corazón y sinceramente, «que las leyes apenas lo suponen nunca, y por eso excluyen ordinariamente de actuar en un juicio a las personas enemistadas». A los enemigos no los admiten las leyes ni para denunciar, ni para acusar, ni para ser testigos. ¡Cuánto dice esto, y cuán poco, sin embargo, se tiene en cuenta! Debíamos temblar ante el solo propósito de salir por los fueros de la verdad y de lo justicia misma, en toda ocasión que advirtiésemos en nosotros algún sentimiento de aborrecimiento y antipatía hacia las personas contra las cuales nos ocurriese proceder. Porque seguramente no alterará lo esencia de los cosas pensar, así por alto nada más, y de una manera vaga y sin ahondar en el asunto: «no me mueve odio alguno; ni deseo de venganza, ni intención de hacer daño; únicamente me propongo lo gloría de Dios, el bien común, la realización de la justicia». ¡Ay, que no echemos de ver el sofisma en que envolvemos nuestra propia conciencia! Tales nos figuramos falsamente que son los móviles o que obedecemos; pero allá, en el fondo de nuestro espíritu, existen otros muy diversos, que son los que triunfan en lo contienda y se llevan la eficacia y se arrogan el imperio y dan el impulso que nos mueven y deciden y hacen poner manos a la obra.

De todos los odios y venganzas este es el de peor linaje, y el más repugnante, el que se escuda con la gloria de Dios, el bien de la Religión y el triunfo de la Justicia.

Grabemos todos en el fondo de nuestra almo la primera Palabra de Nuestro Señor Jesucristo en la Cruz y tengámosla como ley de nuestras acciones, como regla de nuestra conducta, y habremos resuelto el problema de la paz en los pueblos, en las familias y en cualquiera otra suerte de colectividades.

+ FR. JOSÉ
Obispo de Canarias

Publicado en diferentes medios de la prensa local grancanaria con motivo del centenario del nacimiento del Padre José Cueto.

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Siervo de Dios Padre José Cueto, O.P., Obispo de Canarias

La Siervita Sor María de Jesús

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Boletín Informativo de la causa de canonización de la Sierva de Dios Sor María de Jesús de León Delgado, OP, nº25 (2017)

PIDAMOS POR LA PRONTA BEATIFICACIÓN DE SOR MARÍA DE JESÚS

Este boletín que tienes en las manos pretende, como todos los editados anteriormente, servir para que Sor María de Jesús sea mejor conocida y sus devotos puedan pedir a Dios la gracia de su pronta beatificación. Lo que le pedimos a Dios es que, igual que nosotros la conocemos y privadamente nos encomendamos a ella, otros muchos la puedan conocer y puedan aprovechar el don de su santidad. Que conozcan su vida e intenten imitarla. Que amen al Señor y al prójimo como ella hizo, entregándose del todo a Dios como monja dominica de clausura. Por eso, si para ti es importante su testimonio de santidad, pídele al Señor que sea un testimonio eclesial para todos y que pronto sea beatificada. Y que todos aquellos que tenemos en nuestras manos llevar adelante la causa, seamos perseverantes, estemos asistidos por la gracia de Dios y trabajemos por la hermosura de la santidad con rigor y verdad.

LA CONGREGACIÓN PARA LA CAUSA DE LOS SANTOS

Esta oficina de la Santa Sede es la encargada de llevar adelante y revisar los procesos de beatificación y canonización de quienes son proclamados en la Iglesia como santos. Con la Constitución Immensa Aeterni Dei, del 22 de enero de 1588, Sixto V creó la Sagrada Congregación de los Ritos y le confió la tarea de regular el ejercicio del culto divino y de estudiar las causas de los Santos. Por su parte, Pablo VI, después del Concilio Vaticano II, con la Constitución Apostólica Sacra Rituum Congregatio, del 8 de mayo de 1969, dividió la Congregación de los Ritos, creando así dos Congregaciones, una para el Culto Divino y otra para las Causas de los Santos. La nueva Congregación para las Causas de los Santos tuvo su propia estructura, organizada en tres oficinas: la judicial, la del Promotor General de la Fe y la histórico-jurídica, que era la continuación de la Sección Histórica creada por Pío XI el 6 de febrero de 1930. El papa San Juan Pablo II, con la Constitución Apostólica Divinus perfectionis magister, del 25 de enero de 1983 y las respectivas Normae servandae in inquisitionibus ab episcopis faciendis in causis sanctorum, del 7 de febrero de 1983, dieron lugar a una profunda reforma en el procedimiento de las causas de canonización y a la reestructuración de la Congregación, a la que se le dotó de un Colegio de Relatores, con el encargo de cuidar la preparación de las Positiones super vita et virtutibus (o super martyrio) de los Siervos de Dios. También San Juan Pablo II, con la Constitución Apostólica Pastor Bonus, del 28 de junio de 1988, cambió la denominación a Congregación para las Causas de los Santos.

La Congregación cuenta con 34 Miembros –Cardenales, Arzobispos y Obispos–, 1 Promotor de la fe (Prelado Teólogo), 5 Relatores y 83 Consultores. El Relator al que le corresponde la Causa de Beatificación de Sor María de Jesús es el Rvdo. P. Vincenzo Criscuolo, OFM Cap, nombrado el año 2009.

EL POSTULADOR GENERAL DE LOS DOMINICOS

Por su parte, el Maestro de la Orden de Predicadores, fray Bruno Cadoré OP, ha nombrado a fray Gianni Festa OP como nuevo Postulador General de la Orden para los próximos 6 años. Fray Gianni es miembro de la provincia de Santo Domingo en Italia. El Postulador General es aquel responsable de la buena marcha de todas las causas de beatificación que se llevan adelante y que pertenecen a la Orden de los dominicos del mundo entero. Fray Gianni nació en Atessa, provincia de Chieti (Italia), el año 1961. Ingresó a la Orden haciendo su profesión simple en 1982. Fue ordenado sacerdote tras sus estudios institucionales en 1988. Tras su ordenación cursó los estudios de Historia de la Iglesia en la Universidad Gregoriana de Roma alcanzando el grado de doctor. También finalizó los estudios en archivística y paleografía. Durante muchos años ha sido el director de la revista Sacra Doctrina. Antes de ser nombrado Postulador General de los dominicos era el prior del convento de Santa Maria delle Grazie de Milán. También era el promotor de las fraternidades de dominicos seglares en Milán. La oficina del Postulador General de la Orden es la responsable de llevar a cabo las causas de beatificación y canonización de los miembros de la misma. En este trabajo colabora estrechamente con la Congragación para la Causa de los Santos. Fray Gianni sucede en este encargo a Fray Vito T. Gómez García OP, fraile de la provincia de Aragón, que lo ha desempeñado durante los últimos 12 años.

UN FRAGMENTO DE LA BIOGRAFÍA ESCRITA POR SOR CLARA

Este fragmento que queremos incluir en el presente folleto informativo tiene gran interés. Fue escrito en vida de Sor María de Jesús. Este hecho habla de la fama de vida heroica que veían en ella sus hermanas de comunidad. Sor Clara había sido precisamente la Priora del Monasterio cuando Sor María de Jesús ingresó en él.

«El motivo que he tenido para atreverme a escribir algunas de las particularidades de la vida de nuestra hermana María de Jesús ha sido ver el descuido tan grande que se ha tenido en esta Casa y en los Padres Confesores en no apuntar algunos sucesos maravillosos que han acontecido en las vidas de algunas Religiosas de calificada virtud que han muerto en este convento […] porque no suceda lo mismo y se hallen en confusión cuando nuestro Señor sea servido de llevarse a María de Jesús, he querido apuntar algo de su vida con el favor de Dios nuestro Señor y de su Santísima Madre […] Las galas seglares que trajo fue un jubon de lana de color Carmelita, unas naguas azules de lana debajo de la saya negra y toca mui llegada a el rostro porque no traía pelo, sino va Cofiesita de tafetán negro que le estaba de perlas. […]

El natural de esta criatura ha sido y es de un Angel y el semblante desde que entró parejo para todas no se le ha oído hablar alto si solo aquella voz que basta para ser oida el agrado es singular y respectosa con ser tan humilde, devotísima de la honra de Dios y me atrebo a dezir que si los confesores no la detuvieran saliera a predicar por el Convento. En cierta ocazion la dieron una bofetada y bolvio el otro lado para resivir otra sin enojarse ni hablar palabra y la ocazion que ella dio no fue más que dezir no haga eso que parese mal. […]»

Quisiera destacar el profundo celo apostólico de esta monja de clausura que, como indica Sor Clara, «[…] me atrebo a dezir que si los confesores no la detuvieran saliera a predicar por el Convento.» Es una verdadera suerte descubrir este testimonio de celo por extender la vivencia del Evangelio a todos. La diócesis Nivariense está poniendo en marcha la experiencia de misión diocesana al conmemorar el bicentenario de su creación. Ojalá este anhelo evangelizador se incruste fuertemente en los corazones de todos los diocesanos.

UN BREVE TEXTO ESCRITO POR LA SIERVITA SOR MARÍA DE JESÚS

Añadimos un breve texto, muy sencillo, escrito por Sor María de Jesús en respuesta de gratitud a un benefactor. Miremos, en concreto, la importancia que otorga la Siervita a la salvación, como principal bien que debemos todos buscar:

            «Jesus

    Mui Sr mío Reseví el de Vmd con el apresio desus favores los que coren de questa de mi agradesimiento y Reseví lo que Vmd avisa en el suio y ofresco tenerle presente para pedir a su divina magestad conseda a Vmd lo que más le convenga para su salbasion que es lo principal a que debemos aspirar y Ruego Juntamente gd a Vmd como deseo       febrero 12

Bl M de Vmd

                                                                María de Jesús

     Sor don Juan de Roo»

No se trata de pedir en la oración por lo que nosotros consideramos objeto de la felicidad presente, sino pedir por lo que nos conviene para la felicidad en mayúsculas, la que es eterna y es para siempre. Así pedía nuestra Siervita.

BREVE HISTORIA DEL PROCESO DE BEATIFICACIÓN

El proceso de beatificación ha sido largo y lleno de dificultades. Hemos de tener en cuenta que Sor María de Jesús murió en 1731. Poco menos de un siglo después la devoción de los fieles era tal que el Prior de los PP. Dominicos de la Provincia de Nuestra Señora de Candelaria pide al Obispo de la Diócesis que inicie los trámites necesarios para incoar la causa de beatificación de Sor María de Jesús. Así aparece en decreto episcopal de 20 de julio de 1828. Entre los años 1828 y 1832 se concluye el expediente informativo. Los acontecimientos de persecución y desamortizadores de la década de los años treinta del siglo XIX debieron ser los causantes de la interrupción del proceso. Hasta tal punto fue grave la situación que el expediente queda escondido en un baúl del Monasterio descubriéndose por casualidad a finales del siglo XIX. Tendremos que esperar a 1991, el 12 de diciembre, para que volvamos a iniciar el proceso, esta vez gracias a la intervención del Obispo de Tenerife D. Felipe Fernández García. Tras la aprobación por la Congregación para la Causa de los Santos del proceso diocesano, estamos ahora en la fase romana en la que el objetivo es concluir la elaboración de la Positio.

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ORACIÓN

–para uso privado–

Dios omnipotente y misericordioso, que te dignaste colmar de bienes celestiales a tu Sierva María de Jesús desde su infancia, llegando a resplandecer por su humildad admirable, oración asidua y penitencias rigurosas; concédenos, por su intercesión, la gracia que te pedimos (expóngase la petición). También te pedimos por la pronta conclusión del proceso de beatificación. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Escribe: Juan Pedro Rivero González

Edita: MONASTERIO DE SANTA CATALINA DE SIENA (Monjas Dominicas) C/ Deán Palahí, 1 -38201 – San Cristóbal de La Laguna (Tenerife)

Puedes ver este Boletín y todos los publicados anteriormente, en la página web del Monasterio:

Monasterio Dominicas La Laguna (Monasterio de Santa Catalina)

Enlace relacionado:

Sor María de Jesús de León Delgado, O.P., («La Siervita»)