¡Si la estrella de nuevo señalara el camino!
¡Si la estrella de nuevo
señalara el camino!
Porque tú siempre naces,
pero ya no te anhelan
los pequeños del mundo
ni te buscan los sabios.
Cierran todos sus puertas;
sólo tienen los ojos
en el pan que sus manos
doloridas amasan
o en el arma que aguzan.
Temen ver a lo lejos
resplandores de hoguera.
Espantados, escuchan
el rumor de un galope
cada vez más cercano.
Pero si alguien hiciera
la pregunta olvidada
levantando los ojos
a buscar en el cielo
nuevamente la estrella,
¿brillaría en la noche?…
Porque tú siempre naces…
Enrique Díez-Canedo
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