Foto: Pxfuel
Oración de la solidaridad
Felices los que dan la vida
por los demás.
Los que trabajan duro
por la justicia anhelada.
Los que construyen el Reino
desde lugares remotos.
Los que, anónimos
y sin primeras planas,
entregan su vida para que otros
vivan más y mejor.
Los que con su diario sacrificio
abren huellas de humanidad nueva
en un mundo mellado
por el egoísmo neoliberal
del «dios-mercado».
Felices los que aman
al hermano concreto.
Los que no se van en palabras
sino que muestran su amor verdadero
en obras de vida,
de compañía y de entrega sincera.
Felices los que enseñan,
los que intentan que todos aprendan
sin distinciones de color, piel o dinero.
Felices los que comparten sus bienes
dones-regalos del Buen Dios
para vivir como hermanos
y demostrarlo en la práctica.
Los que no guardan con egoísmo
sino que brindan y comparten.
Felices los que encuentran
que este amor, hoy,
se revela en un camino:
ser solidario.
Marcelo Murúa
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