El pájaro
Si fuera yo, si fuera yo, si fuera
un pájaro de llama enamorado,
un pájaro de luz tan incendiado
que en el silencio de tu noche ardiera;
si pudiera subirme, si pudiera
muy más allá de todo lo creado
y en la última rama de mi Amado
pusiera el corazón y el alma entera;
si aún más alto, más alto, y más volara;
allí donde no hay aire ya, ni vuelo,
allí donde tu mano es agua clara
y no es preciso mendigar consuelo,
allí –¡qué soledad!- yo me dejara
dulcemente morir de tanto cielo.
José Luis Martín Descalzo
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