Señor, concédeme…

Señor, concédeme…

Señor, concédeme
no el silencio que me convierte
en prisionero de mí mismo
sino el que me libera
y me abre nuevos espacios,

no el silencio del cuerpo agotado
por los paraísos artificiales
sino del alma que respira
en el umbral de tu Reino,

no el silencio del miedo
a los demás o al mundo
sino el que me acerca
a todo hombre y a la creación,

no el del egoísmo frío,
indiferente y altanero
sino el que enraíza, fortifica
y purifica la ternura del corazón,

no el silencio de la ausencia vacía,
del monólogo solitario
sino el del encuentro,
la intimidad en tu Presencia,
no el silencio de la cobardía
o de la resignación
sino el que prepara
al combate para la verdad,

no el silencio de los excluidos,
de los sin-voz
sino el que alimenta la fuerza
de los pueblos que se levantan,

no el silencio del hombre que huye
sino el del hombre que te busca,

no el silencio del hombre
que rumia sus fracasos
sino el que reflexiona
para descubrir sus causas,

no el silencio
de la noche de la desesperación
sino el que espera
la luz de la aurora, de la esperanza,

no el silencio del rencor,
del odio, de la venganza
sino del sosiego y del perdón,

no el silencio del charlatán,
lleno de palaras, de sí mismo
sino el del corazón que escucha
el murmullo de tu Espíritu,

no el silencio atiborrado
de demasiadas preguntas sin respuesta
sino el de la admiración
y el de la adoración,

no el silencio del olvido,
de la tumba, de la muerte
sino aquél en el que la materia
se carga de energías del Resucitado
a la espera de una vida nueva en Tu luz…

Michel Hubault

Así en la tierra como en el cielo

ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO

Hoy sube al cielo María
que Cristo, en honra del suelo
traslada la casa al cielo
donde en la tierra vivía.
Hoy el palacio real
de solo Dios habitado
sube a la patria inmortal:
hoy la casa en que vivía
la Eterna Sabiduría,
hoy la soberana Aurora
la luna pisa, el sol dora:
hoy sube al cielo María.
Suben las columnas graves
de aquella siempre bendita
casa, y las celestes aves
al fénix que resucita
dicen con voces suaves:
¿cómo sube en mortal vuelo?
¿La tierra puede subir?
Pero bien pueden decir
que Cristo, en honor del suelo,
vuestro privilegio pasa,
casa ilustre, de la ley
común, porque fuiste casa
del Rey, ni pagará el Rey
tal casa con mano escasa;
casa hermosa, honrad el suelo,
levantad al cielo el vuelo;
de Dios lo fuisteis, y Dios
por no estar en él sin vos,
traslada la casa al cielo.
Suba al que el premio le den
que tan alta gloria encierra;
suba el breve cielo, en quien
halló casa en la tierra,
donde cupo tan bien;
suba con justa alegría,
que no es bien, pues que María
fue de Dios cielo en el suelo,
que se vuelva en tierra el cielo
donde en la tierra vivía.

LOPE DE VEGA

* * *

Santa María, reina

Gozos a la Gloriosa Asunción de la Reina de los Cielos María Santísima

Gozos a la Gloriosa Asunción de la Reina de los Cielos

Resucitada a la vida,
De arcángeles rodeada
En el Dios Hijo apoyada
Y de esplendor circuida
A la celeste Sión
Subís, Reina y Madre mía:
Celébrese en tan gran día
Vuestra triunfante Asunción.
En el empíreo resuena
Voz de júbilo y placer;
Todos se alegran al ver
A su Reina de gracia llena.
Suenan en la santa Sion
Aplausos y melodías:
Celébrese en tan gran día
Vuestra triunfante Asunción
Por vos, Madre bienhechora
Del cielo las altas puertas
Nos sean también abiertas
De nuestra muerte en la hora:
Alcanzadnos salvación
Y consuelo en la agonía:
Celébrese en tan gran día
Vuestra triunfante Asunción.

Asunción

Asunción

Asunción

Alas de luz suavísima y serena
y Ángeles que rodean tu cintura
te llevan dulcemente hacia la altura
que ambicionan el ave y la azucena.

Virgen y Madre, si de gracia plena,
fuiste también colmada de amargura;
y respondiste a cada desventura
con el temblor de una mirada buena.

Repetida orfandad nos acongoja
después de tu asunción; su sangre roja
verterán los Apóstoles cristianos.

Mas consuela el dolor de tu partida
pensar que desde hoy, su frente herida
descansará Jesús entre tus manos.

                             Arturo Benet

En defensa de la Eucaristía

En defensa de la Eucaristía

Fuente: comovaradealmendro.es

Queridos hermanos en la fe.

A continuación compartimos un libro colgado en la web de Comovaradealmendro escrito por Alejandro Jiménez Alonso, propietario de la Librería Lux Mundi de San Sebastián de Garabandal, autor de reconocido prestigio y de probada fidelidad a la Iglesia, como lo demuestran sus muchas publicaciones en defensa de nuestra fe (https://mensajerosdelavida.es/).

Descargar el libro «En defensa de la Eucaristía», de Alejandro Jiménez Alonso. Descargar Libro pdf