Lo que habéis visto
Demasiados filtros
nos ciegan
al amor evidente,
derramado
sobre nosotros
desde el día primero
en que fuimos soñados
por Dios mismo.
Y así, despotricamos,
lamentamos,
profetizamos calamidades,
describimos apocalipsis,
el mundo apesta,
la gente aburre,
la vida cuesta,
la fe no cumple
con sus promesas.
Es tiempo de buscar
a quien sepa mostrar
un paraje distinto,
la salvación en torno,
la esperanza que late
en personas y pueblos.
Es tiempo de acoger
la voz de los profetas
que rechazan moverse
por la ciudad del odio,
y eligen habitar
en la tierra renacida.
Basta de pregoneros
de malestar y ruido.
Dad paso a la Palabra
que fecunda lo estéril
y enciende la alegría.
Que callen los agoreros
y hablen los portadores
de la esperanza inmortal.
José María R. Olaizola.
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