Lo que habéis visto

Lo que habéis visto

Demasiados filtros
nos ciegan
al amor evidente,
derramado
sobre nosotros
desde el día primero
en que fuimos soñados
por Dios mismo.

Y así, despotricamos,
lamentamos,
profetizamos calamidades,
describimos apocalipsis,
el mundo apesta,
la gente aburre,
la vida cuesta,
la fe no cumple
con sus promesas.

Es tiempo de buscar
a quien sepa mostrar
un paraje distinto,
la salvación en torno,
la esperanza que late
en personas y pueblos.

Es tiempo de acoger
la voz de los profetas
que rechazan moverse
por la ciudad del odio,
y eligen habitar
en la tierra renacida.

Basta de pregoneros
de malestar y ruido.
Dad paso a la Palabra
que fecunda lo estéril
y enciende la alegría.
Que callen los agoreros
y hablen los portadores
de la esperanza inmortal.

José María R. Olaizola.

Mientras tú existas

Mientras tú existas

Mientras tú existas,
mientras mi mirada
te busque más allá de las colinas,
mientras nada
me llene el corazón,
si no es tu imagen, y haya
una remota posibilidad de que estés viva
en algún sitio, iluminada
por una luz cualquiera…
Mientras
yo presienta que eres y te llamas
así, con ese nombre tuyo
tan pequeño,
seguiré como ahora, amada
mía,
transido de distancia,
bajo ese amor que crece y no se muere,
bajo ese amor que sigue y nunca acaba.

     Ángel González

Ocaso

Ocaso

Sólo saber que no se sabe nada
y que no se desea saber nada.
(Aunque, sintiendo así, sepamos todo.)
¿El muro como límite absoluto
o lo absoluto circuyendo el alma?

Adiós, adiós, estrella de la tarde,
que en las estrellas vienes a fundirte.
Ya no eres grito, ni dolor, ni eres
el verso que musita el solitario.
Ya no eres esa brisa entre los ojos,
la santa sangre antigua del azahar.
Viene lo negro, espejo de lo blanco.
La luz en luz es música muy negra
y la expande las ondas del estanque.

Adiós, adiós, estrella del ocaso.
Sólo eres el reflejo infinito
de la nada infinita y misteriosa.

Antonio Colinas

Oración a Santa María

Oración a Santa María
Oh Virgen, tu gloria supera las cosas creadas.
¿Qué hay que se pueda semejar a tu nobleza,
Madre del Verbo de Dios?
¿A quién te compararé, oh Virgen,
de entre toda la creación?
Excelsos son los ángeles de Dios y los arcángeles,
Pero, ¡cuánto los superas tú, María!
Los ángeles y los arcángeles sirven con temor
a Aquel que habita en tu seno,
y no se atreven a hablarle;
tú, sin embargo, hablas con Él libremente.
Decimos que los querubines son excelsos,
Pero tú eres mucho más excelsa que ellos.
Los querubines sostienen el trono de Dios,
tú, sin embargo, sostienes a Dios mismo entre tus brazos.

     San ATANASIO, siglo III

Noche de Reyes

Noche de Reyes

Los Magos de Oriente pasaron
por mi ventana;
dejaron a su paso un rosal
de rosas blancas y un cielo azul
de mi infancia.

Detuve la mirada, hasta verles
perderse en la bruma de la noche
mágica,
y, sólo en el recuerdo, pude abrigarles
en el alma.

Dejaron sus pisadas en el barro
marcadas, que pronto se hicieron
espejitos del agua,
donde la luna de Enero
pálida se miraba.

Tomás Arroyo