Bienaventuranzas de Fray Martín: Feliz Año 2013!

Feliz Año Nuevo

Ha terminado el año, comienza el otro año y son, por tanto, días de reflexión y de buenos propósitos:

BIENAVENTURADOS los tolerantes.

BIENAVENTURADO quien sabe mirar a los otros con los ojos de un amigo, y acoge a cada persona sin prejuicios de cultura, reflexión o raza.

BIENVAVENTURADO quien se empeña en vivir en armonía con sus familiares, vecinos, compañeros, extranjeros, superando las inevitables dificultades propias de las relaciones humanas

BIENAVENTURADO quien no guarda rencor, no da importancia a palabras y gestos desagradables, y no obliga a otros a vivir según sus criterios.

BIENVENTURADO quien se comunica con dulzura y escucha las razones de los demás, sobre todo, las de los más débiles.

BIENAVENTURADO quien es tolerante consigo mismo y convive, serenamente, con sus propias limitaciones y con las de los demás.

BIENAVENTURADO quien estimula el bien, para construir un mundo en el que cada uno puede sentirse a gusto.

BIENAVENTURADO quien acoge el valor de las diferencias que caracterizan a cada hombre y a cada mujer de nuestro planeta, porque esas diferencias muestran el “Nombre” con el que Dios nos llama a cada uno de nosotros.

DICHOSO quien cultiva en su corazón un sueño, según el cual, al dejar salir los colores de nuestra diversidad, se verá aparecer en el cielo un gran arco iris, en señal de fraternidad y de paz, que vestirá de luz y de fiesta al mundo.

Ráfagas martinianas en la Navidad

1

 Viví para quien me necesitó

Su caridad, avivada por una piedad y devoción nada comunes en sus pocos años, le perfeccionaba cada vez más en su oficio para servir mejor a los necesitados.

2

 Cuando me llama mi hermano, me necesita Dios

Y se disponía con oración, caridad y servicio para la misión a que Dios le destinaba.

3

Escogí la humildad y encontré el amor

En su corazón ardieron tres pasiones: la caridad, particularmente con los pobres y enfermos; la penitencia más rigurosa que él estimaba como el «precio del amor». Dando aliento a estas virtudes: la humildad.

5

El testimonio de su vida era la mejor predicación

A él va nuestro himno de alabanza con esta plegaria: Alabemos a los varones gloriosos, que los pueblos cuenten su sabiduría y la Iglesia anuncie su alabanza. Que la luz de su vida alumbre a los hombres por el camino de la justicia social cristiana y de la caridad universal sin distinción de color o raza.

Ilustraciones de M. Zamora

Del almanaque de 2008 del Secretariado San Martín de Porres – Amigos de Fray Martín

Feliz Navidad!

Santuario de San Martín de Porres en Las Tablas de Baní (Peravia, República Dominicana). Foto: Darío Lama

Siempre he pensado en la Navidad como un buen momento; un tiempo amable, de perdón, de generosidad, agradable; un momento en el que los hombres y las mujeres parecen abrir sus corazones libremente, y por eso digo, ¡que Dios bendiga la Navidad! (Charles Dickens)

Este Blog les desea con cariño, ¡Feliz, Feliz Navidad a todos, salud y esperanza para el 2013!

Fray Martín, el bueno

SMP

Caminó por el mundo como el Perdón de Dios

Fray Martín al conservarse en la gracia bautismal fue un hombre bueno de muchas virtudes,  que supo alejarse sabiamente del mal, luchando todos los días consigo mismo y contra el diablo; se consideraba, en su bondad y humildad, el peor de los nacidos e indigno del hábito que llevaba. Limpio de corazón, enternecedor, amó a todos los hombres por igual, sin distinciones; a los animales y a la naturaleza en sí misma. La dulzura de su carácter, su bondad para con los demás y la oración eran signo inequívoco de su estrecha unión con el Señor, que le ha concedido la gracia de continuar ayudando a sus hermanos, de seguir con nosotros, aún después de su partida física de la tierra.

Martín el bueno te llamaban todos porque no guardabas complejo negativo por el color de tu piel ofendida. Ni te entregaste al placer o a los juegos para ahogar las penas; ni siquiera guardabas rencor a tu padre porque no vivía en el hogar. Con abundancia de bien tú respondiste cuando te rodeaba tanto mal. Haz que yo y el orgullo herido de tantas personas hoy en la sociedad reaccionemos como tú, paciente, amable, devolviendo bien por mal.

La «cáritas» de Fray Martín

Fray Martín de Porres: misericordia de Dios para los más necesitados

Hay personas y figuras en la vida de cada uno que son referencia y que nos ayudan a vivir con sentido, y a ellas acudimos cuando necesitamos ayuda o consejo en nuestro caminar, o cuando necesitamos cargar las pilas. Hoy os quiero hablar de una persona, un santo que es referencia para mucha gente de diferentes razas y culturas, y en todas las partes del mundo.

Se llama San Martín de Porres aunque mucha gente lo conozca por Fray Escoba y. el papa Juan XXIII lo llamará Martín de la Caridad. Este personaje fue canonizado el 6 de mayo de 1962, nació en Perú un 9 de Diciembre de 1579. Fue un fraile dominico querido y amado por todos: por su humildad, por su amor y su caridad.

En él encontramos a una persona que dio de comer al hambriento y de beber al sediento; que visitó al enfermo, atendiéndole en sus necesidades; que acogió a todas las personas que a él se acercaron, fueran de donde fueran. También le vemos con los presos. Siempre estuvo con todos los que le necesitaron siguiendo las palabras de Jesús: Lo que hagáis con mis hermanos más pequeños conmigo lo hacéis. Toda su vida estuvo dedicada al servicio a sus hermanos de comunidad y a las personas más necesitadas, tal y como afirma el Evangelio.

No podemos entender la vida de Martín sin conocer sus tres amores: a Cristo crucificado, a la virgen del Rosario y a Santo Domingo de Guzmán. O sus tres pasiones: la humildad, la penitencia y la caridad (particularmente con los pobres y enfermos). A continuación vamos a referirnos a esta última pasión: la caridad. Y lo vamos a hacer siguiendo el texto del capítulo veinticinco de San Mateo sobre el Juicio Final.

smp cáritas 001Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber.

De pequeñito, cuentan de Martín que cuando iba al mercado, a hacer los recados que le encomendaba su madre, llegaba con frecuencia a casa con la cesta vacía “pues no podía ver las miserias y necesidades de los más pobres sin tratar de remediarlas”.

Igualmente, siendo ya fraile dominico, ocurría que muchos de los pobres de la ciudad, llegaban al convento sabiendo que allí les darían de comer. Por eso en la portería del convento había un comedor para todos aquellos que no tenían que llevarse a la boca. Fray Martín ayudaba en la atención a la gente que llegaba.

Porque estuve enfermo y me visitasteis.

Quizá hay algunos encargos que parecen estar hechos a la medida de las personas que los realizan. En fray Martín ocurre esto con el cargo de enfermero, oficio al que accedió tras hacerse fraile como enfermero de la casa. Y tanto el cuidado como la preocupación de fray Martín para con los enfermos le trajo el cariño y la admiración tanto de sus hermanos como de toda la gente a la que él atendió.

El oficio de enfermero requería mucha paciencia y mansedumbre, ya que el enfermo no siempre está de buen ánimo o humor; y exige por ello mucho amor -pues el enfermo necesita cariño aunque algunas veces no tenga muchas ganas de recibirlo-; también precisa de mucha entrega ya que el enfermo necesita cuidados y atenciones que en muchas ocasiones suponen sacrificio y abnegación. Pero sobre todo requiere de mucha alegría y sentido del humor para ayudar a los enfermos a salir un poco de su propio dolor. Todas estas cualidades que hemos enunciado las tenía el bueno de fray Martín.

Recordamos las palabras de fray Salvador Velasco en su libro sobre este santo cuando afirma: “Iba de celda en celda, visitando uno por uno a los enfermos, siempre con un saludo en los labios, lleno de jovialidad… Y cada uno le exponía su necesidad y aflicción. Él benignamente, en cuanto podía la remediaba, “considerando a Dios en ellos, por Quien lo hacía”.

Hay que decir que su radio de acción no quedó reducido tan sólo al convento sino que se extendió a toda la ciudad de Lima, en la que él vivió.

El oficio de enfermero, dice mucho de san Martín de Porres cuya vida fue para los demás. Cuando uno está enfermo se siente limitado por la propia enfermedad y atado en muchas ocasiones por ella. Fray Martín simboliza como enfermero cuidadoso ese aire fresco en la enfermedad con sus ayudas físicas y espirituales, ayudando en la curación o aceptación de la misma. En ambos casos, experiencias de liberación y vida.

Porque estuve desnudo y me vestisteis.

También se encargó nuestro santo de la ropería. Un cargo muy relacionado con el de enfermero. Se encargó del orden y del aseo de sábanas, mantas, mudas y hábitos. De esto dependía también el buen estado y la dignidad de los enfermos. Además aprovechó este cargo para ayudar también a los pobres que llegaban al convento y que necesitaban de ropa. Como dice Salvador Velasco “vistió a los pobres”, a los necesitados.

Porque estuve en la cárcel y vinisteis a verme.

Nadie se veía privado de su atención ya que para él no había ninguna persona indigna de su caridad y protección. También ayudó a los presos tanto por medio de la limosna como por medio de la intercesión evitando, por medio de la misma, que algún preso sufriera la pena capital o pena de muerte. “En los presos veía a Jesucristo, pues El mismo se puso en lugar de ellos al decir: “Estuve preso y me visitasteis”. Y fray Martín podía añadir: -Señor, estabais preso y necesitado y os socorrí en aquellos desgraciados que me pidieron una limosna”.

Porque fui forastero y me acogisteis.

Quizá no podamos ver aquí el problema de la inmigración actual pero sí que podemos ver la acogida que fray Martín dispensó a todas las personas que llegaron al Perú de su época y que se acercaban al convento. También atendió a las personas con las que se encontró.

“Se ejercitaba en la caridad día y noche, curando y sangrando a los enfermos, dando limosna a los españoles, indios y negros, que a todos los quería, amaba y curaba con singular amor y caridad”. Españoles, adultos y jóvenes, llegados al Perú en busca de una nueva vida o de gloria y que se veían en la indigencia. Indígena, que siendo los habitantes naturales de aquellas tierras ser ven reducidos. Y negros llegados a las tierras de América, en muchos casos, como esclavos. A todos acogía porque para fray Martín todos tenían la misma dignidad porque todos eran hijos de Dios.

Una invitación a vivir la compasión y vivirla con pasión.

San Martín de Porres nos invita a ponernos en el lugar del otro, especialmente de los más desfavorecidos. Nos invita a dejarnos traspasar por la realidad con la que nos encontramos compartiendo las alegrías y las tristezas de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Y finalmente nos invita a tener una actitud activa ante esta realidad, comprometiéndonos y siendo solidarios con los que menos tienen.

Texto de Fr. Luis Javier Aguilera Fierro. Convento de Santo Domingo (Oviedo)

Fuente:  www.fesd.es (Fundación Educativa Santo Domingo)