Natividad de María

En Nazaret de Judea vivían dos santos esposos, entrados en años, llamados Joaquín y Ana. Rogaban ambos al Señor que les concediesen sucesión, y Dios escuchó sus súplicas, haciendo que, contra la posibilidad de la naturaleza, una madre anciana concibiese y pariese a la criatura humana más perfecta: nació una niña, a la que llamaron, por disposición del cielo, María; que fue después la Madre de Dios, quedando siempre Virgen santísima Nuestra Señora. Al nacer a este mundo la Virgen María, apareció ya santa y adelantada en perfecciones, pues ya desde su Concepción Inmaculada, o sea desde nueve meses antes de nacer, estaba adornada de méritos con entendimiento y voluntad y gran correspondencia a la gracia.

Es hoy la fiesta por antonomasia de Gran Canaria, nuestra tierra. Todas las rutas se abren —con alborozo— en este día hacia la villa mariana de Teror. Es un tributo de amor y de sentimientos admirativos hacia la madre celestial de los grancanarios, que eso es la Virgen del Pino. Todos los corazones tienen en la Patrona su cita amorosa, porque en este día se la honra bajo el título litúrgico de su Natividad.

Natividad de María

I
Virgen del Pino Amorosa,
Hoy en tu honor celebramos
La fiesta de los Canarios,
Es la mayor del año.

II
En desfiles y Promesas
Vamos todos a Teror,
A contemplar tu Hermosura
Y a pedirte con amor.

III
Toda hermosa eres María,
Desde tu Sitial Luciente
Los ángeles te cortejan
Al verte tan sonriente.

IV
Todos te aclaman Patrona,
Desde tu bello Vergel
De tu santuario: Preciosa,
Diamante de oropel.

V
Desde el Pino donde moras
Te has erigido en Patrona
De la Gran Canaria entera,
Que satura hasta la Aurora.

VI
Las flores cubren tu Trono,
Que se torna en Celestial
En tornasol de Colores
Y volutas de Cristal.

VII
En plenitud de Alborada
Se nos presenta Teror,
Todo imbuido de flores
Con singular esplendor.

VIII
Por doquier su Fértil Valle
Con sus huertos y sus frutos,
Con sus Pomas escarlatas
Entre el Nogal y el Arbusto.

IX
Tus Barrancos y Laderas,
Con su Fuente de «Agua Agría»
Enhornado está de Verde
Hasta las mismas montañas.

X
Ante la Madre del Pino
Nos postramos con fervor,
Para rezarte y cantarte,
Y decirte: Te queremos con
Singular dilección.

XI
La más buena de las Madres
Es la Madre de Jesús,
La Virgencita del Pino
Es la Madre de los cielos
Y nuestra Madre en Jesús.

XII
Yo quisiera estar contigo
En amanecer Triunfante,
Rodeado de querubes
Y serafines Radiantes.

Adiós Madre de los Cielos;
Adiós Madre del amor,
Tu Bendición te pedimos:
Y a Dios hasta el Cielo
«ADIÓS».

     J. Suárez Guerra

Foto: Daniel Ramírez Gil

A la Santísima Virgen del Pino (Tríptico)

A LA SANTÍSIMA VIRGEN DEL PINO

TRÍPTICO
I
LA INOCENCIA
—¿Por qué lloran los hombres al mirarte,
siendo tan buena, tan hermosa y santa?
Yo soy niño y, ya ves, a mi me encanta
tu nombre pronunciar y contemplarte.

¿Por qué el pueblo no cesa de alabarte
con tan firme piedad y con fe tanta,
que me asusta y oprime mi garganta
un temor que no acierto a explicarte?

No lo sé; pero, quiero ser como ellos,
y tus glorías cantar y defenderte.
¡Madre mía del Pino, yo te adoro!

Vuelve, vuelve hacia mí tus ojos bellos
y verás cómo soy un hombre fuerte;
que, aunque te rezo y canto, yo no lloro.

II
LA FORTALEZA
—Hombre soy. De mis padres he aprendido
a serte fiel. ¡Ayúdame, Señora,
que es difícil seguir en esta hora
la senda que trazaron los que se han ido!

Te enaltece tu pueblo agradecido;
es el mismo que cuando sufre y llora
acude a Ti, su Reina y Protectora,
y ¡siempre, siempre, siempre le has oído!

Hoy la paz, la abundancia en sus hogares
hacen feliz al pueblo que te ama.
¿No perderá, por ello, su camino?

¿Olvidará que en los canarios lares
ardió siempre la pura y viva llama
de intenso amor a Ti, Virgen del Pino?

III
LA FE
—Si la Patria se siente amenazada
y sonido estridente a guerra toca,
el soldado, en Ti puesta la mirada,
tu dulce nombre con fervor invoca.

Si la mar fragorosa, embravecida,
como a hoja seca el bajel sacude,
el nauta, con su fe más encendida,
es a Ti, Virgen Santa, a quien acude.

Y la madre que por sus hijos reza;
la joven que defiende su pureza;

y el hombre de ciudad, y el campesino,
¡todos piensa en Ti, Virgen del Pino!

¡Cuán hermosa, la fe pura y sencilla
que guarda entre sus pliegues la mantilla!

             Juan Bautista Ros Andreu, 1954.

Dios te Salve, María (a la Virgen del Pino)

A la Virgen del Pino

Reina de Gran Canaria, Madre excelsa del pino:
Cuando Tú vas delante, no es amargo el camino,
ni es temible la noche, ni la estrecha vereda
que hasta el valle desciende de la abrupta.

Cuando Tú vas delante, el camino es de rosas
que sembraron doncellas y cortaron las diosas,
y es de violetas y de pálidos lirios,
que trajeron los ángeles de los jardines sirios.

Y de camelias nítidas saturadas de esencia,
venidas entre nubes de la hermosa Valencia,
y de claveles dobles que allá en Granada mora,
cogieron manos blancas para la Gran Señora.

Madre excelsa del Pino, Reina de Gran Canaria:
yo te ruego que escuches esta humilde plegaría,
que brota hasta los labios de un pobre corazón,
en esa hora mística del toque de oración.

Yo te pido que traigas el remedio a mis males;
que de mí siempre apartes los pecados mortales;
que me des humildad del hermano Francisco
de Asís, aunque vaya por el llano o el risco;
que broten en mi pecho las flores del amor,
para todos los hombres que marchite el dolor;
que de estas islas nunca apartes Tus miradas,
porque, si Tú las miras, sí son Afortunadas;
que sean el dichoso rincón del Universo
libre de la malicia y del instinto perverso,
y sean Paraíso eterno terrenal.
¡Reina de las Canarias: Defiéndelas del mal!

                       Francisco Losada Calvo

* * *

Dios te Salve, llena de gracia…

Dios te Salve María,
Rosa Lozana,
más pura que la brisa
de la mañana;
de gracia llena
Limpia de toda mancha,
Linda azucena.

El Señor es contigo,
Bendita eres,
Entre las escogidas,
Santas Mujeres.
Sea Jesús Bendito
Fruto precioso;
De tu Sagrado vientre
Casto y Dichoso.

Santa María,
Madre del Dios de amores,
Ruégale, por nosotros
Los Pecadores,
Y ahora, y en la hora,
—de nuestra muerte;
nos defienda tu brazo
Seguro y fuerte.

Virgen María,
Madre de amor
Todos te aclaman;
Con gran fervor.

Mira a tus hijos,
tan doloridos,
tan afligidos,
tan condolidos.

Mira a tus hijos,
Con tierno amor
Con Maternales; muestras
de Redención.

Ya que tú quieres, que sea así:
Virgen del Pino,
Ruega por Mí.

Desde tu Pino,
ya Resplandeces
Como la Reina y Madre;
de estos Vergeles.

Madre del Pino,
Madre de amor
Conserva puro,
mi Corazón.

El Pueblo canta.
Su Seguidilla
Y reza acorde,
de Maravilla.

¡Oh!, Madre Buena,
La de Teror
mira a tus hijos,
Con fiel Amor.

Todos estamos.
Siempre contigo
Y a la Venta,
De tus Caminos.

Para darte un abrazo,
De amor Filial
A la Madre más buena.
De Dulzura sin par.

Reina y Madre del Pino,
me entrego a Ti
descansando en tus brazos,
hasta morir.

La Virgen de los Canarios,
es la Madre de Teror,
La Virgencita del Pino,
es nuestra Madre Mayor.

Gran Canaria se postra,
ante la Virgen,
a llevarle las flores,
de sus pensiles.

            Juan Suárez Guerra

Imagen ilustrativa: «Virgen del Pino», del artista Domingo José Cabrera.

Festividad de Nuestra Señora del Pino

Plegarias a la Virgen del Pino

Nuestra Señora del Pino, Teror (Gran Canaria)

Virgen del Pino (plegaria)

Virgen del Pino, rosa morena,
que del cielo descendiste a Teror;
mirándote el alma se serena
y se conforta con tu santo amor.

La sonrisa que tus labios tienen,
nos invita a celestial confianza;
eres consuelo de los que a ti vienen
con el corazón lleno de esperanza.

Cilicio es la piedra en la rodilla,
pero así lo quiso la promesa,
la fe cierta en los ojos brilla,
del que a gozar de la gracia empieza.

Virgen Canaria, Virgen del Pino,
la que en brazos llevas al Redentor;
escucha al humilde peregrino
que acude a ti demandando fervor.

Haz que las ramas del Árbol Santo
se conviertan en oraciones en mi voz,
para decirte en piadoso canto:
¡Salve, Virgen del Pino, Madre de Dios!

Letra: Juan Alberto Monzón
Música: Agustín Conchs

virgen-del-pino-2016

Virgen del Pino

   I.
«Virgen del Pino,
sombra apacible en el camino,
del peregrino sombra y solaz.
Virgen del Pino,
raudal de gracias tan rico y fino
tan cristalino en manantial.
Tiende tus ramas y acoge,
Madre, a los que amas.

Mana a raudales
el agua pura de tus caudales.
Danos tu sombra para acampar.
Danos tu agua para aplacar
la sed del alma con tu caudal.
Virgen del Pino,
sombra y descanso sé, en mi camino,
Virgen del Pino,
sigue manando caudal divino».

  II.
«Virgen del Pino,
oye benigna nuestro cantar.
Canta tu isla canción de amores,
cantan tus hijas, cantan su flores,
canta su cielo, canta su mar.
Cantan sus valles y sus praderas
y sus montañas con sus laderas
y sus volcanes, brasa en amar.
De su belleza Tú eres dechado,
Virgen del Pino, nuestro ideal.
Que Tú le has dado su colorido
y ese sonido de su vibrar:
dulce reflejo de tu mirar,
eco amistoso de tu cantar».

                 Letra: Sor Concepción Alzola y M. Alarcón

* * *

Nuestra Señora del Pino 1

Festividad de Nuestra Señora del Pino (Teror, Gran Canaria)

A la Virgen del Pino

Virgen del Pino

Tú, Reina celestial, que nos inspiras;
tú, cuyo amor el corazón inflama,
llenando de placer, si afable miras;
mi voz escucha, que tu auxilio clama.
Dame, Señora, los acordes liras
de aquellos vates que abrasó tu llama,
para poder cantar con armonía
tu santo nombre al son del arpa mía.

Jardín poblado de galanas flores,
límpido arroyo del raudal riente,
esmaltado matiz de mil colores,
casta paloma, sol resplandeciente,
seguro amparo de los pecadores,
ojo precioso de mirar clemente,
divina perla de oro vellocino
eres y mucho más, Virgen del Pino.

Cubren tu frente, Virgen Sacrosanta,
que dejas de oro que el ambiente mueve,
de los hombres se eleva tu garganta
como el mármol de Paros y la nieve;
tu cintura graciosa se levanta
flexible cual el junco al aire leve;
son tus dos labios de color de rosa,
toda en fin eres bella, toda hermosa.

En Teror, Villa que adornó natura
de frondosos, castaños y altos pinos,
do suspira la brisa con blandura
y entona el ave melodiosos trinos,
y llenó de frescor y de verdura
con fecundos veneros cristalinos,
te apareciste, Emperatriz del cielo,
para nuestra salud, bien y consuelo.

El hombre en el pesar y en la fatiga,
que le agobia y le persigue por doquiera,
desde que la infernal sierpe enemiga
hizo pecar a la mujer primera,
en ti encuentra un sostén y un alma amiga
que calma su dolor y ama sincera,
porque tú, compasiva y sin enojos,
dulce lo miras con benignos ojos.

Ya que tanto nos amas, Virgen pía,
cubre a las religiosas con tu manto,
para que la maldad no pueda impía
llenar su nuevo hogar de ruina y llanto;
da al Supremo Pastor sabiduría
de la cristiana grey para el bien santo,
del tremebundo averno y engañoso
haz que salga sin daño y victorioso.

Libra a la España de ese error moderno,
que aflige al mundo y llena de amargura;
haz que siempre la fe de tu Hijo Eterno
brille en Canarias refulgente y pura,
que jamás apresar llegue el infierno
a aquel que te ama con filial ternura;
por todos ruega y por el Diocesano
que gobierna esta grey con sabia mano.

                         D. Juan Francisco y González, Rvdo.

D. Juan Francisco y González (Arucas, 30 de Marzo de 1863 – Arucas, 14 de agosto de 1937), sacerdote y poeta.