Gozos a Nuestra Señora de Candelaria.
A Vos, Isleña Divina,
Morenica Celestial,
oh Virgen de Candelaria,
lucida Estrella del Mar,
pues gozáis tantas grandezas,
gozos Os quiero cantar.
Más que afortunadas Islas,
vaticinio os fue llamar
amenos Campos Elíseos,
la ciega gentilidad;
y profética antevió
tal bien, entre tanto mal.
En ellas, oh maravilla,
de la infinita Bondad,
parecisteis Taumaturga,
Divina, Bella Beldad,
antes un siglo que hubiese
luz de la Fe y Cristiandad.
Cándidos guanches pastores
Tu Imagen ven, y en su afán,
a rústico examen fían
si es Tu hermosura inmortal;
y con mortal escarmiento
adoran Vuestra Beldad.
A la novedad del Cielo
se unen los reyes y van
con festivo, alegre, tosco
pelíseo aparato real,
obsequiosos a rendiros
palacio, cueva y altar.
Oh Tú, Madre, la más linda,
toda Dulzura y Piedad,
Imán de seguro Norte
al más tempestuoso mar,
Puerto alegre, Playa limpia,
sin riesgo de zozobrar.
¿Quién a Tus aras, Señora,
llegó a pedir y rogar,
que tardara en conseguir
más tiempo que suplicar?,
Libertadora Judith,
de los cautivos de Adán.
Aurora del mejor sol;
Sol que traes la sanidad;
Alba de radiante Luz;
Luz del mayor luminar,
esplendor cuyo cenit
todo es luz orbicular.
Tú, la Escala de Jacob,
Arca del mejor maná;
Flor y Vara de José;
Ruth del angélico Pan.
Tú, Rosa de Jericó,
Tálamo de la Deidad.
¿Cuántas, isleño horizonte,
en tus playas de coral,
entre argentadas espumas,
vieron mil veces brillar
flamígeras luces, signo
de Tu guardia angelical?
Venturoso Tenerife;
ufánate, no envidiar
por tesoro a Guadalupe,
ni a Zaragoza, el Pilar,
a España, Regla, ni Atocha,
ni a Loreto su solar.
Feliz, atlante dichoso,
nevado, hermoso galán,
altivo canario Teide,
pirámide de cristal,
gózate en tu nácar concha
de Perla tan sin igual.
No ya los montes de Armenia,
por su eminente elevar,
blasones fueron del Arca
privilegiado lugar,
ni Olimpo distancias mida
con la luna vecindad.
Démonos, isleños todos,
el parabién singular
de tener tal Protectora,
tal Patrona tutelar,
del Evangelio y la Fe
que nos vino a predicar.
Al buen viaje, oh gran María,
con toda prosperidad,
oh Virgen de Candelaria,
luciente Estrella del Mar.
Alabado sea el Santísimo
Sacramento del Altar,
y María de Candelaria
sin pecado original.
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