Cruz de madera pulida…

«Cruz de madera pulida
enmohecida por el tiempo…
espejo de sinsabores y
lagar de mis sarmientos…”

Así te busco en mi lecho
pues de otra forma te vi,
y sé que abrazada a Ti
estoy de Noche y de Día…
Tú fuiste figura mía,
cuando Contigo sufrí…
Tan mojada yo te vi
Que pensé que Tú sudabas
y sufriendo, te llamaba
y mi sudor fue por Ti…
Te buscaba y no te hallaba
y gritando te llamé
te estrujaba y te empapé,
de lo que fueron dolores…
pero más fueron dulzores
cuando al final te besé…
y nunca te soltaré
y serán nuestros amores,
la mecha de tus sudores
en mi Getsemaní doliente
pues fueron tales mis Fuentes
que la Vida hasta infinito
beberé mi cervatillo
¡y me embriagaré en tus Fuentes!

María del Rosario Navarro

Ecce Homo, por Miguel de Unamuno (poema)

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¡Tú eres el Hombre-Dios, Hijo del hombre!
La humanidad en doloroso parto
de última muerte que salvó a la vida.
Te dio a luz como Luz de nuestra noche,
que es todo un hombre el Dios de nuestra noche
y hombría es su humanidad divina.
Tú eres el Hombre, la Razón, la Norma,
tu cruz es nuestra vara, la medida
del dolor que sublima, y es la escuadra,
de nuestra derechura: ella endereza
cuando caído al corazón del hombre.
Tú has humanado al universo, Cristo,
¡que por Ti es Obra humana! ¡Vedlo todo!
«¡He aquí el Hombre!» por quien Dios es algo.
«¡No tengo Hombre!», decimos en los trances
de la vida mortal; mas Tú contestas:
«¡Yo soy el Hombre, la Verdad, la Vida!»
Tal es el Hombre, Rey de las naciones
de desterrados, de la Iglesia Santa,
del pueblo sin hogar que va cruzando
el desierto mortal tras de la enseña
y cifra de lo eterno, que es la cruz!…

                 Miguel de Unamuno
(Del libro «El Cristo de Velázquez»)

Imagen: Detalle del Cristo Crucificado (Cristo de Velázquez), óleo sobre lienzo de Diego Velázquez.

* * *

Al pie de la Cruz

Al pie de la Cruz

Al pie de la cruz estaba
afligida y dolorosa,
la Madre triste llorosa
traspasado el corazón
sufriendo junto a su hijo
el dolor de su pasión.

Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros al redentor.

Lloramos madre la culpa
por la muerte de tu hijo,
Y nos conmueve el perdón
de un amor tan infinito
Que a ti nos da como madre
y a nosotros como hijos.

Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros al redentor.

Tus lágrimas Madre nuestra
van teñidas de esperanza,
aun cuando tu hijo expira
crees tú en su palabra
si el grano de trigo muere
resurge una nueva espiga.

Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros al redentor.

Contigo estamos Señora
Madre  de dolor transida,
para enjugar esas lágrimas
que corren por tus mejillas
ofreciéndote el consuelo
de una vida arrepentida

Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros al redentor.

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