Mi musa (a la Virgen de la Paloma)

MI MUSA 

Yo no sé cómo es mi musa.
No sé si es rubia o morena;
yo no sé si es alta o baja;
sólo sé que es madrileña.
A veces se me figura
que es una mocita de esas
de las de cuerpo castizo,
de las de cara risueña;
en su decir es alegre,
y con su mirar marea;
lleva pañolón de flores
y huele a nardo y verbena;
son sus ojos parlanchines,
y es su talle de palmera;
son sus andares graciosos,
y es su porte de real hembra.
Otras veces me la veo
en un altar, donde reina
allá, por los barrios bajos,
en una ermita pequeña,
y la dicen «La Paloma»,
y es paloma por lo esbelta,
y es paloma por lo blanca,
y es paloma por lo buena;
desde muy niño, mi madre
me enseñó a rezar ante ella,
y es para mí una alegría
el visitarla y quererla,
que habrá pocos madrileños
que á su Paloma no quieran,
por eso, por ser la Virgen
más castiza de mi tierra.
Yo no sé si es la Paloma
mi musa; quizá lo sea.
Yo no sé como es mi musa.
No sé si es rubia ó morena;
yo sólo sé que me inspira
para mis coplas modestas
algo que es muy madrileño,
algo que a mí me interesa:
Lavapiés y Maravillas,
el Barquillo, las Peñuelas,
los majos de aquellos tiempos,
las majas de aquellas épocas,
los romances de la Cruz
y los sainetes de Vega;
quizá el agua del Cerrillo
influya en tales quimeras,
o quizá la del Lozoya,
que es típica, aunque no buena;
serán los ayes flamencos
o el rasgar de las vihuelas;
será el sonar de organillos
y el ambiente de verbenas,
y el eco de romerías
o el de frases picarescas;
serán los grupos de gentes
que sobre el arroyo esperan,
entre decires y danzas,
al día que ya clarea
para continuar su lucha
y proseguir sus faenas;
será esa gente que ríe,
que trabaja y que se alegra,
y sabe ocultar sus lágrimas,
y sabe ocultar sus penas;
será el ambiente pesado
de las viciadas viviendas;
quizá el humo de figones,
o el respirar de tabernas,
o esos pobres del arroyo
lanzados a la golfemia,
o esos mocitos de «tufos»,
o esas mozas pintureras;
qué sé yo; pero es al caso
que escribo, y escribo a ciegas,
pensando en no sé qué pienso
que me hace pensar de veras,
y al propio tiempo me anima,
y al propio tiempo me alegra,
y mis coplas serán malas,
no serán mis coplas buenas;
bien haya quien bien las cante.
¡Si yo cantarlas supiera!…
………………………..

Yo no sé cómo es mi musa.
No sé si es rubia o morena;
yo no sé si es alta o baja:
sólo sé que es madrileña.

           Antonio Casero

Las Musas de los Madriles (poesías madrileñas), 1914.

Publicada el 17 de febrero de 1914 en el Heraldo de Madrid.

Virgen de la Soledad de la calle de la Paloma

Milagro de la Virgen de la Paloma

A vos soberana Madre
virgen, jazmín y azucena
sol radiante en claro día
vida y esperanza nuestra.
A vos, única pastora
para guiar las ovejas
por el camino de gracia
do se alcanza gloria eterna.
A vos preciosa Paloma
de gracia y pureza llena
os pido ilustréis mi numen
para escribir la grandeza
de vuestras sacras virtudes,
vuestra suma omnipotencia,
vuestro candoroso amor
y prodigiosa clemencia,
pues es justo tributemos
a la milagrosa perla
los dones que a profusión
reparte su mano bella.
La fama a veces pregona
por villas, pueblos y aldeas
ciudades y promontorios
de la insigne y culta Iberia
que en Madrid hay una Virgen
tan milagrosa y tan bella
que se cuentan sus prodigios
tantos como las estrellas;
cura males radicales,
sin que jamás aparezcan.
Da vista al ciego remoto,
al tullido le da fuerza,
el manco y cojo disfrutan
de los brazos y las piernas.
Da treguas al moribundo
cura el dolor de la jaqueca
quita el mal del corazón
del estómago y las muelas,
sostiene el roedor cáncer,
cura las llagas, gangrenas,
males de pasmo y de fiebre,
de mordeduras y orejas,
del pecho y de las espaldas,
de los costados y piernas;
y al fin al sordo da oído
y al mudo palabra entera.
Esta imagen venerada
de Madrid pródiga estrella
da curación a los males
siempre que el fervor merezca
aplicar su bella mano
sobre el alma que le ruega.
Para alcanzar esta gracia
de la celestial princesa
es preciso prepararse
con tanta fe y  entereza
que el alma del pecador
ha de aparecer tan bella
y limpia de toda culpa
como el día que naciera.
Es preciso la atrición
y acompañada con esta
un dolor de contrición
y un fervor sin competencia.
Es preciso que la voz
Que nuestra lengua profiera
nos salga del corazón
llena de amor, de fe y pena.
Es preciso que tan blanca
tenga el alma el que la ruega
para alcanzar esta gracia
como el nombre que veneran…

              Joaquín Hazañas

“Reciente Milagro que ha hecho la virgen de la Soledad de la calle de la Paloma…” (1840)

* * *

La Virgen de la Paloma (una mirada al pasado)

¿Por qué la llaman Paloma?

Virgen de la Paloma (Foto: Wikipedia Zarateman)

Es la sola perfecta
que viene del desierto de la vida,
Paloma predilecta…
sin mancha concebida,
por siglos de los siglos bendecida.

Nuestra Señora de la Paloma es una de las advocaciones más populares de la ciudad de Madrid —acaso la que más—. Recordemos que la festividad litúrgica de la Virgen de la Paloma se celebra el 15 de agosto —solemnidad de la Asunción de la Virgen María—. El cuadro de la Virgen de la Paloma, que ha sufrido no pocas vicisitudes, recibe las oraciones y súplicas de los más desfavorecidos y necesitados que buscan ayuda y consuelo; o de aquellos que simplemente quieren rendir un sincero homenaje a la Madre de Dios. También imploran la protección de la virgen madrileña madres que ofrecen sus hijos recién nacidos para que los bendiga y cuide de ellos, guardándoles de las adversidades y brindándoles con el amor filial.

El cuadro tiene un origen y una posterior historia ciertamente interesante. Ya en una ocasión anterior hemos contando de que forma fue «rescatado» por Isabel Tintero, su gran valedora. Acerca del origen del lienzo, que recordemos se trata de una imagen de la Virgen de la Soledad, existen algunas leyendas al respecto: una muy probable es que se basa en una reproducción pictórica de la imagen de La Soledad de la Victoria, obra del escultor Gaspar Becerra; otra, es que pudiera ser el retrato de una monja profesa de un convento de Burgos, el cual fue encargado por su padre antes de que su hija entrara en la clausura con el ropaje que habría de vestir: túnica blanca y manto negro. La monja murió en virtud de santidad y se autorizó la copia de dicho retrato para extender el culto a la Virgen de la Soledad.

Vemos, pues, que la devoción a la Virgen en armonía con la tradición, lejos de una moda o simplemente un bonito nombre, triunfa desde el momento en que los padres deciden tan entrañable nombre para sus hijas. Para todos ellos, a modo de humilde homenaje, dedicamos este precioso fragmento entresacado de la zarzuela «El Barbillero de Lavapiés» (1874):

—¿Por qué la llaman Paloma?
—Porque nací en la calle de este nombre, contestó la joven, y siendo niña, mis compañeras así me llamaron en broma y después del mismo modo han seguido todos llamándome. No me pesa, pues al ver revolotear las palomas por el espacio, me parece que las voy siguiendo, que como ellas tengo alas, y que tendiendo el vuelo llego a las regiones de luz donde mis padres gozan de eterna gloria… Mis padres me abandonaron por la mansión de eterna gloria, pero al morir rogaron a la Virgen santa de la Paloma que velase mi inocencia, que velase mi sueño, y la Madre de Dios no me abandone. A la vuelta de la calle, y casi pared por medio, está la Santa Virgen, y tanto la adoro, tanto rezo, que me parece verla que tiende su manto de estrellas sobre mi cabeza, que su poderosa mano me protege. ¡Bendita seas, Madre del Amor Hermoso, y no abandones jamás a la pobre huérfana!

Con cariño, a las de nombre Paloma
(fraymartinblog.wordpress.com)

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La Virgen de la Paloma (mirando al pasado)

Himno a la Virgen de la Soledad de la Paloma

Himno a la Virgen de la Paloma 

Oh, Virgen de la Paloma,
Madre de la Soledad,
con fervor Madrid entona
este canto a su Señora,
la Virgen más popular;
con fervor Madrid entona
este canto a su Señora,
la virgen más popular.

A tus pies, Madre querida,
nuestros hijos te ofrecemos
que tu mano generosa
les proteja desde el cielo.

Oh, Virgen de la Paloma,
Madre de la Soledad,
con fervor Madrid entona
este canto a su Señora,
la Virgen más popular;
con fervor Madrid entona
este canto a su Señora,
la virgen más popular.

Salve, Reina de los Cielos,
Virgen santa madrileña,
eres tú nuestro consuelo,
nuestra Madre verdadera.

Oh, Virgen de la Paloma,
Madre de la Soledad,
con fervor Madrid entona
este canto a su Señora,
la Virgen más popular;
con fervor Madrid entona
este canto a su Señora,
la virgen más popular.

               F. Palazón

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A la Virgen de la Paloma

La Virgen de la Paloma

Enfermo se encuentra el niño,
y su madre, que le adora,
vierte lágrimas amargas
y no sale de su alcoba.
En vano de la botica
apuró todas las drogas;
en vano del arte médico
se agotó la ciencia toda;
nadie puede dar la vida
a aquella flor que se troncha,
a aquella luz que se extingue,
y que merma hora por hora.
Se duerme; la calentura
le rinde al fin y le postra;
la madre afligida entonces
toma una vela, llorosa,
y se encamina a la Virgen,
la Virgen de la Paloma.

He tenido un sueño, madre,
que mis sentidos conforta:
soñaba que se acercaba
a mi lecho una señora
vestida de negro el cuerpo,
la frente de blancas tocas;
y cogiéndome las manos
entre las suyas hermosas,
—“Vive, niño, me decía,
vive, tu madre te adora”;
y me besaba la frente…
¡Bendita sea su boca!

Ya está bueno el niño; juega
y corre la casa toda;
su madre le lleva al templo.
—Hijo, las rodillas dobla,
y da gracias a la Virgen
porque la salud te torna.
—Sí haré; ¡ay, madre, es ella, es ella!
—¿Quién es? —Aquella Señora
que cuando yo estaba enfermo
fue a visitarme a mi alcoba;
la que tomando mis manos
entre las suyas hermosas,
—“Vive, niño, me decía,
vive, tu madre te adora”;
la que me besó en la frente…
¡Bendita sea su boca!
—¡Bendita sea la Virgen,
la Virgen de la Paloma.

            Narciso Serra

Narciso Saénz Díaz Serra (Madrid, 24 de febrero de 1830 – ibíd. 26 de septiembre de 1877)