Festividad de Santa Rosa de Lima, O.P.

Santa Rosa de Lima

Isabel Flores de Oliva era el nombre original de Santa Rosa de Lima, terciaria dominica y primera mujer canonizada en América (Clemente X, 2 de abril de 1671). El gran día del nacimiento de la Santa, nos recuerda a Belén por la humilde gruta en que vino a este mundo el Hijo de Dios; porque nació la primera flor de santidad del Nuevo Mundo, en la pobreza y en el ambiente sano que hasta hoy se respira en el oratorio de la Santa. Desde niña Rosa dio muestras de serenidad y gran espiritualidad, propiciada por la oración y movida por un ardiente amor místico a Jesucristo. Consagrada al Señor y devota de Santa Catalina de Siena, con grandes dotes de penitencia, conoció el sufrimiento de los estigmas y la clarividencia de las apariciones en sus místicas conversaciones con la Virgen. También confió en la acción benéfica del Niño Jesús, al que llamaba su «Doctorcito». Un día, éste se le apareció junto a su Santísima Madre, y le dijo: Rosa de mi Corazón, sé mi esposa. En fe de ello se hizo fabricar una sortija nupcial que llevó hasta el lecho de su muerte. Muere el 24 de agosto de 1617, con su cuerpo castigado por las muchas y tremendas penitencias llevadas a lo largo de su vida. Su fiesta religiosa se celebra el 23 de agosto, aunque anteriormente se celebraba el 30 de agosto que es precisamente la fecha que se mantiene en América Latina. La figura de Rosa de Santa María en el corazón del pueblo peruano representa un símbolo de integración nacional, pues en ella convergen todas las clases sociales. La gran riqueza iconográfica de esta gran santa demuestra su enorme popularidad. Aunque no está probado de manera fehaciente sí es muy probable que Santa Rosa y San Martín de Porres tuvieran alguna amistad y algún tipo de colaboración en actos de caridad. De Rosa se conservan pocos escritos, dos cuadernos que contienen un diario espiritual, llamados «Escala mística y Mercedes hechas a un enamorado corazón». Santa Rosa de Lima, mujer sencilla y humilde, cuyo testimonio constituye un ejemplo para vivir la santidad en la vida ordinaria en los tiempos actuales:

¡Ojalá todos los mortales conocieran el gran valor de la divina gracia, su belleza, su nobleza, su infinito precio, lo inmenso de los tesoros que alberga, cuántas riquezas, gozos y deleites! Sin duda alguna, se entregarían, con suma diligencia, a la búsqueda de las penas y aflicciones

Rosa de Santa María, O.P

Festividad de Santa Rosa de Lima

Oración a Santa Rosa de Lima

Gloriosa Santa Rosa de Lima, tú que supiste lo que es amar a Jesús con un corazón tan fino y generoso. Que despreciaste las vanidades del mundo para abrazarte a su cruz desde tu más tierna infancia. Que amaste con filial devoción a nuestra Madre del Cielo y profesaste una gran ternura y dedicación a los más  desvalidos, sirviéndoles como el mismo Jesús. Enséñanos a imitar tus grandes virtudes para que, siguiendo tu ejemplo, podamos gozar de tu gloriosa protección en el Cielo. Por Nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

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Santa Rosa de Lima, OP

«Jesús, Jesús sea conmigo»

Enlace recomendado: Santa Rosa de Lima, virgen: «Rosa de Santa María»

Ver también: Estudios sobre la vida de Santa Rosa de Lima, por Francisco de Paula Taforo

Siervo de Dios Padre José Cueto y Díez de la Maza, O.P (Padre Cueto, Obispo de Canarias)

El Padre Cueto nació para ser bueno. Su corazón de niño era un altar lleno de flores, en donde se elevaba a Dios una oración sin mancha; su alma, una hostia de paz a quien la predilección divina sacó de la lucha levantándola sobre el campo de batalla. El lodo del camino no manchó su alba vestidura de fraile dominico (Julián Merino, «Vida del Padre Cueto»)

Fray José Cueto, O.P., Obispo de Canarias (1891-1908)

José María Cueto Díez de la Maza nace el 4 de Noviembre de 1839, en la localidad de Riocorvo (Santander), en el seno de una familia de molineros profundamente cristiana. A los 17 años ingresa en los dominicos, en el convento de Ocaña, tomando el hábito en septiembre de 1857. Como buen dominico sabía que una buena formación intelectual le llevaría a un mejor conocimiento de Dios. Su vida como religioso dominico transcurre entre Ocaña (primero como estudiante, luego ejerció como profesor y posteriormente, en una segunda etapa, Prior del convento), Filipinas (profesor y Vicerrector de la Universidad de Manila), Ávila (profesor) y, finalmente, Canarias. El Papa León XIII lo nombra Obispo de la Diócesis de Canarias en 1891, rigiendo los destinos espirituales de la misma durante 17 años. En el transcurso de su mandato realizó tres visitas pastorales completas a las parroquias de su diócesis, algo insólito hasta ese momento. Muy pronto, el Padre Cueto se gana el cariño de los grancanarios por su natural sencillez y sus grandes virtudes cristianas. Tanto es así que renunció a los ofrecimientos para que se hiciese cargo de otras diócesis, pues era férrea su voluntad de permanecer al lado de los canarios. En la prensa local de la época se destacaba su generosidad y su gran corazón, el mismo que explica todas las acciones de su vida («demasiado bueno para ser obispo, afirmaban quienes lo conocían). En 1895 constituye, junto a la Madre Pilar Prieto Vidal, la Congregación de las Dominicas de Misioneras de la Sagrada Familia —también conocida como las «Dominicas canarias»—, cuyo carisma se resume en «evangelizar a través de la educación como modo de llenar al hombre y a la mujer del Espíritu de Cristo» conforme al espíritu dominicano. Con este ideario (y con gran ímpetu) logró fundar tres colegios dirigidos por las religiosas de su comunidad: Colegio San José Dominicas (Las Palmas de G.C), Colegio Santa Rosa de Lima (San Cristóbal de La Laguna) y el Colegio Santo Domingo de Guzmán, «La Palmita», en Santa Cruz de La Palma. La Congregación también se ha extendido a otros lugares fuera del archipiélago.

“La Familia de Dominicas que un día naciera en Las Palmas, se iba haciendo grande. Ya eran tres las comunidades con sus respectivas tareas apostólicas. ¡Ya podían fundar una Congregación! Las Constituciones lo permitían, el buen Padre José Cueto lo aconsejaba y el sentido práctico de la Madre Pilar no tardó en entenderlo y ejecutarlo… Cabe decir que con el Padre Cueto no se sentía dependiente. Todo lo contrario: lo veía como a un ser especial, complementario, puesto que la Providencia en su camino para realizar, entre los dos, obras maravillosas en favor del Reino de Dios en las islas. Más allá de ellas: ¡En el mundo entero!”.

María Teresa Sancho Pascua, «Madre Pilar: Mujer de visión»

El Padre José Cueto, O.P., fue un gran defensor del papel de la mujer en la sociedad de la época y realizó una gran labor en ayudar a los más pobres, creando obras para la promoción humana y cristiana de los más necesitados. Su preocupación por la formación de los futuros sacerdotes quedó patente con la reorganización del seminario, creando la Universidad Pontificia de Canarias y favoreciendo la incorporación de nuevas órdenes religiosas o el impulso de algunas ya establecidas. Asimismo, promovió en la capital grancanaria la construcción de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Luz, e impulsó el nacimiento del Asilo de los Ancianos Desamparados para asistir a los mayores desvalidos o enfermos.

Hombre sabio, de palabra hablada y escrita excelsa, fue sin duda un obispo solícito de gran dimensión social, que dejó una imborrable huella en el corazón de la sociedad canaria.

“También yo lo vi, comido por el celo de la Casa de Dios, mendigando de puerta en puerta la caridad pública; abriendo, para recibir el óbolo, aquella sagrada mano «bendecidora y bendecida»; inclinando ante la limosna «aquel cuerpo pequeño, asilo y santuario de una de las almas más buenas y más hermosas que Dios haya enviado a la tierra»; dando con encantadora dulzura a sus propios hijos el sublime «Dios se lo pague» del humilde pordiosero…

También yo vi «al héroe de la caridad», al corazón cortado según el corazón de Dios, a semejanza del corazón del Profeta, al hijo adoptivo de Las Palmas, cumpliendo todos sus deberes filiales heroicamente después de llevar a las cumbres del sacrificio los arrebatos del amor paternal que llenaron su vida hermosa e inmaculada”.

Francisco Vega y Lorenzo,»Inolvidable Padre Cueto»

Falleció el 17 de Agosto —festividad de San Jacinto de Polonia, otro gran dominico que guardaba muchas similitudes con su vida— de 1908 en Las Palmas de G.C. Lo hizo como vivió: pobre en lo material y rico en generosidad. Precisamente el Obispo había vaticinado su muerte un mes antes. En su homilía del mes de julio de aquel año, durante una Visita Pastoral al pueblo de San Mateo (Gran Canaria), había dicho: “Éste será quizá y sin duda… El último sermón que os dirijo…”. A todos los que, alarmados, le preguntaron la causa les contestó sonriendo: “No lo sé: pero Dios puso en mis labios tales palabras”. Sus restos reposan en la Capilla de la Comunidad de San José, en Las Palmas de Gran Canaria.

Sepultura Padre Cueto 1

“Es mi voluntad expresa y terminante que cuando ocurriere mi fallecimiento, sea enterrado mi cadáver en la capilla de las Dominicas de la Enseñanza de San José, de Las Palmas, convento-colegio fundado por mí” – Fr. José, Obispo de Canarias. Las Palmas, 28 de junio de 1908.

El proceso de beatificación de este dignísimo hombre, cuya memoria sigue viva entre los canarios, ya ha sido iniciado y va por buen camino. Sin duda, la elevación a los altares del Padre Cueto impulsaría la vida espiritual de la congregación por él fundada: Recemos con esperanza para que pronto su beatificación se convierta en una bonita realidad.

Padre Cueto

Al Padre Cueto

Hombre /Religioso/ Obispo/ Fundador y Padre

Como espiga bien granada,
desde el denso amanecer
de un amor sincero,
buscando luces, sereno, en la mañana
las hojas secas de otoño
devienen en primavera, tras sus pasos.

Fluye el agua del Saber entre sus dedos
y a su bondad pone alas, perfumando
el aire fresco con su vuelo.

Vive la paz silencioso,
apresado en la Verdad que le «embruja»
le da fuerza y le ayuda a caminar.
Y predica la Palabra y al pobre
le da su pan y comparte lo que tiene
en el fuego de su hogar
con dulzura y humildad.

Testigo de una experiencia
vivida en fraternidad en el trigal de la vida,
buscando fraternidad el trigo se vuelve harina
en cotidiana batalla
en la que triunfa el perdón y la amistad.

En los surcos de la Historia, su huella
firme y profunda, para siempre
como fuente de sueños que emergen,
incansables,
entre el clamor de una multitud
que tiende la mano
a su consuelo.

Padre Cueto, tu molino hoy…
sigue moliendo.

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Canción «Padre Cueto»

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Escudo

Dominicas Misioneras de la Sagrada Familia