Para conocer a Fray Martín hay que acercarse a su vida real, humilde, pobre, obediente, con limitaciones, enfermedades y muerte. Como todos… Pidamos a Dios que permita al hermano Martín ir al encuentro de cada uno de nosotros, y ponga en nuestros corazones la humildad y esa docilidad propias del amor, cuyo secreto posee él.
Señor, me uno a tu inmensa alegría al abrazar a María, cuando llegó en cuerpo y alma a participar de tu eterna gloria. Vivo con la esperanza de estar contigo y con la Madre, después de mi paso por este mundo, siguiendo el ejemplo de fe, de amor y de pureza que nos dejasteis el Hijo y la Madre.
Debe estar conectado para enviar un comentario.