Viví para quien me necesitó
Su caridad, avivada por una piedad y devoción nada comunes en sus pocos años, le perfeccionaba cada vez más en su oficio para servir mejor a los necesitados.
Cuando me llama mi hermano, me necesita Dios
Y se disponía con oración, caridad y servicio para la misión a que Dios le destinaba.
Escogí la humildad y encontré el amor
En su corazón ardieron tres pasiones: la caridad, particularmente con los pobres y enfermos; la penitencia más rigurosa que él estimaba como el «precio del amor». Dando aliento a estas virtudes: la humildad.
El testimonio de su vida era la mejor predicación
A él va nuestro himno de alabanza con esta plegaria: Alabemos a los varones gloriosos, que los pueblos cuenten su sabiduría y la Iglesia anuncie su alabanza. Que la luz de su vida alumbre a los hombres por el camino de la justicia social cristiana y de la caridad universal sin distinción de color o raza.
Ilustraciones de M. Zamora
Del almanaque de 2008 del Secretariado San Martín de Porres – Amigos de Fray Martín
Debe estar conectado para enviar un comentario.