San Martín de Porres: Patrón de la Justicia Social (P. Cristóbal Baker)

patrón de la justicia social

San Martín de Porres, Patrón de la Justicia Social

La llegada del P. Martín Forde a Lima en el año 1952 para iniciar la misión de los Padres de San Columbano en el Perú iba a tener un impacto considerable sobre el reconocimiento moderno del Beato Martín de Porres. El Cardenal Guevara y Cuba encomendó a los Columbanos el cuidado espiritual del área entre el Río Rímac y el Río Chillón. Debido a su devoción a su onomástica, Martín Forde por medio del Cardenal pidió que Roma le permitiera dedicar la nueva parroquia al Beato Martín, en vez de buscar a un santo ya canonizado. Gracias a la respuesta favorable de Roma, ésta podría ser la primera parroquia en el mundo dedicado al humilde mulato, Beato Martín de Porres.

Consecuentemente la Senadora Irene Silva de Santolaya consiguió que la municipalidad “27 de Octubre”, en la cual la parroquia estaba ubicada, se cambiara también el nombre a “Beato Martín de Porres”. Pocos años más tarde, en 1962, el Papa Juan XXIII canonizó a Fray Martín, con la presencia del Cardenal Landázuri Ricketts, arzobispo de Lima, y el P. Juan O’Connell como el entonces párroco en “Beato Martín de Porres”. Con mucha alegría el mismo P. Juan pudo organizar enseguida la bendición e inauguración del nuevo templo dedicado a San Martín de Porres. En la celebración del 50º aniversario de la parroquia, Monseñor Lino Panizza, obispo de Carabayllo, anunció que la Conferencia Episcopal del Perú había nombrado a este gran templo “Santuario Nacional de San Martin de Porres”. (Por supuesto, la municipalidad también había asumido rápido el nombre de «San Martín de Porres»).

San Martín está bien arraigado en Lima, pues los Dominicos acompañaron a Francisco Pizarro para establecer la ciudad en la ribera del Rímac en 1535. Ellos recibieron el terreno donde se construyó el primer convento del Perú, ahora Santo Domingo. Unos 50 años más tarde el joven Martín entro en este convento como “donado” y lo hizo famoso por su vida de servicio alegre dentro del convento y en las calles de la nueva ciudad. Cuando murió a los 60 años en 1639, miles, desde el virrey hasta los esclavos, vinieron para expresar su profunda estima y gratitud a Martín. Por su caridad extraordinaria, en el año 1945, con la aprobación de la Santa Sede, fue nombrado en el Perú Patrón de la Justicia Social.

En la persona humilde de Martín se combinaron características de tres continentes: por su padre, un hidalgo español, es europeo; por su madre, una africana liberada, es africano; por su nacimiento en Lima es americano. Sobre todo, por su bautismo y entrega total al Señor, es católico mundial, dedicado sin limite a mejorar la vida de los más necesitados. La actitud y prioridades de San Martín nos ofrecen una base sólida para eliminar o aliviar mucho de la pobreza inhumana por todas partes del planeta. Con razón el Papa Juan XXIII, antes de canonizarlo, declaró que “es un santo no de una nación sino de todas las naciones”.

El secreto de Martín de Porres yace en un corazón dominado y guiado por el Espíritu de Jesús. Por este don él reconoce a cada persona, sea cual sea su raza o condición social, como un(a) hermano(a) de Jesús, digno(a) de respeto y del alivio de cualquier enfermedad o dolencia. Su conducta refleja los evangelios donde Jesús habla de sus discípulos como “mis hermanos”. Por ejemplo, en Mt 23,8-9, en contraste con los maestros de la Ley y los fariseos, Jesús enseña a sus discípulos: “No se dejen llamar Maestro, porque ustedes no tienen más que un Maestro, y todos ustedes son hermanos”. Como Hijo de Dios hecho hombre, su misión esencial es enseñar por su palabra, y aún más por su conducta hacia la gente, que Dios es el Padre de todos ellos.

Para Fray Martín, las palabras de Jesús acerca del Último Juicio inspiraron su dedicación incansable a los pobres, enfermos y otros afligidos: “El Rey responderá: ‘En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de mis hermanos, me lo hicieron a mí’ ”(Mt 25,40). Gracias a su amistad ilimitada con Jesús sobre la cruz y en la eucaristía, Martín había absorbido mucho de su compasión con los doloridos y su deseo de compartir con los hambrientos. Como se lee en el librito de Harry McBride, San Martín de Porres – Patrono de la Justicia Social : “Se ha calculado que el mulato alimentaba diariamente a cerca de doscientos pobres y que semanalmente distribuía gran cantidad de artículos, medicinas y dinero”(p.40).

Aquí tenemos el motivo para inspirar también en nosotros a fomentar la justicia social, la reconciliación y el fin del racismo latente en el Perú. Que este Santo nos mueva para vivir siempre según su lema: “amar siempre a Dios y servir a su prójimo”

Padre Cristóbal Baker, SSC.

Acerca del autor:
El Padre Cristóbal Baker, sacerdote de la Sociedad Misionera de San Columbano, Doctor en Teología y Escrituras es un frecuente colaborador del Boletín de los CMC (Colaboradores Misioneros Columbanos)

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