410 años de la profesión solemne de San Martín de Porres

profesión religiosa 2 de junio de 1603

El 2 de Junio de 1603 San Martín de Porres se consagra en cuerpo y alma a Dios por su profesión religiosa; profesa los votos solemnes de pobreza y castidad, y promete obediencia «hasta la muerte» en las manos del Padre Alonso de Sea. Por tanto hoy se cumple el 410 aniversario de tal magno acontecimiento en la vida de Fray Martín.

«Su profesión es una donación perfecta…Fray Martín suplica a Jesús que le haga digno de vivir conforme a la dignidad con que le ha honrado. Quiere ser holocausto de amor a Dios y de sacrificio en provecho de sus prójimos. Ahora empezaba plenamente su vida de Fraile Cooperador, modelo para todos los demás en el cumplimiento del deber, enseñando el secreto de transformar los diversos oficios en medio de santificación».¹

blanca chávarri (1968)
 

Una entrega total al servicio de Dios, amándole por encima de todo: «Recíbeme, Señor, según tu palabra, y viviré. Y no me confundas en mi esperanza».

A continuación les invitamos a leer una interesante Homilía pronunciada por el Pbro. Eduardo Jesús Roller Chong, de la Prelatura de Juni (Puno – Perú), al cumplirse el 2 de junio de 2012, 409 años de la Profesión solemne de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia, de nuestro Fray Escoba.

409 años de la profesión solemne de San Martín de Porres

En el correr del presente año, la Iglesia nos recuerda a los bautizados en Cristo, que debemos forjar una memoria histórica con gratitud; pues esta buena “madre y maestra” que procura alimentarnos con las enseñanzas de su Señor, recibió a través del beato Juan XXIII la iniciativa del Concilio Vaticano II, para tratar el tema de su propia identidad, vida y misión. Al tener estas ideas claras, el Papa Roncalli apertura el Concilio mencionado el 11 de octubre de 1962.

En esta hora, siguiendo al Espíritu Santo y su particular asistencia, el Santo Padre Benedicto XVI, con la Carta apostólica Porta fidei, del 11 de octubre de 2011, ha proclamado un Año de la fe, que comenzará el 11 de octubre de 2012, en el quincuagésimo aniversario de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II, y concluirá el 24 de noviembre de 2013, Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo.

La Congregación para la Doctrina de la Fe secundando lo dicho por el Papa Benedicto XVI para este año conmemorativo, ha emitido una Nota con indicaciones pastorales para el Año de la fe, dentro de las cuales al referirse a los obispos diseminados por el orbe católico indica que: Los santos y beatos son los auténticos testigos de la fe. Por lo tanto, será conveniente que las Conferencias Episcopales se esfuercen por dar a conocer los santos de su territorio, usando incluso los medios modernos de comunicación social.

Atendiendo los datos precedentes, la Iglesia Católica en el Perú, inmersa ya en un año Jubilar por los 50 años de la Canonización de San Martín de Porres (6.V.1962 – 6.V.2012), tiene con ello un motivo de agradecimiento al Señor. Pues en la santidad de este humilde lego dominico, se encuentra un testigo e indicador de la tarea evangelizadora de la Iglesia, dar a conocer al Dios tres veces santo, al Padre, al Hijo, redentor del hombre y al Espíritu Santo, para que habiten en el ser de todo hombre, de toda raza, lengua, pueblo y nación.

Vocación religiosa de San Martín

Con sentido eclesial, dentro de este tiempo gozoso para nuestra patria, recordamos que la vocación de Martín de Porres Velásquez fue la de ser religioso, por lo cual una fecha importantísima para su vida fue el día 2 de junio de 1603, pues luego de servir nueve años a la Orden de Predicadores como donado, le fue concedida la profesión religiosa solemne, pronunciando los votos de pobreza, obediencia y castidad.

Hemos de tener en cuenta que, la Orden de Predicadores fue fundada por Santo Domingo de Guzmán, un canónigo regular (nacido en Caleruega, España), en agosto de 1216. Santo Domingo dio a sus religiosos unas normas que han hecho un inmenso bien tanto a ellos primero, como a la Iglesia:

Contemplar, y después enseñar; esto quiere decir que antes se ha de dedicar mucho tiempo y muchos esfuerzos a estudiar y meditar las enseñanzas de Jesucristo y de su Iglesia, para luego predicar con el mayor entusiasmo posible.

Predicar siempre y en todas partes; Santo Domingo quiso que el oficio principalísimo de sus religiosos sea predicar, catequizar, propagar la doctrina de la fe por todos los medios posibles.

Todo hacerlo movido por amor a Dios y al prójimo; la experiencia le había demostrado a Santo Domingo que las almas se ganan con la caridad, por tal motivo pedía todos los días al Señor la gracia de crecer en el amor hacia Él y en la caridad hacia los demás (Cf. Sálesman, Eliecer, Vida de Santos, tomo III).

San Martín fue cautivado por la belleza de la vocación religiosa, con el especial carisma dominicano; que se entiende mejor con la ayuda que el Concilio Vaticano II ha dejado para explicar este don.

Señala la constitución dogmática Lumen Gentium que los consejos evangélicos de castidad consagrada a Dios, pobreza y obediencia tienen su fundamento en las palabras y el ejemplo del Señor. Estos unen a los que los siguen de manera especial a la Iglesia y a su misterio por medio del amor, que es su objetivo.

La Iglesia no sólo eleva a la profesión religiosa a la dignidad de un estado canónico con su aprobación, sino que la presenta incluso en su acción litúrgica como un estado de vida consagrada a Dios. (Cf. LG nn. 43-45)…

(Texto completo AQUÍ)

*(1). «San Martín de Porres», de Fr. Salvador Velasco (Colección OPE)

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