Tormenta en la infancia

Tormenta en la infancia

Truena, Señor; soy un niño
bajo el húmedo toque del agua
que me pica en la frente.
Un aliento penetra en mis poros,
un aliento ancestral que me sube
de emociones profundas.
En el cielo también y en el alma
me estremecen los roncos gemidos del trueno.

Soy un niño indefenso esta tarde, Señor;
y a la luz del relámpago
buscan mis ojos tus brazos de Padre.
¡Oh, cómo se va con la lluvia
la tristeza de mi carne!
Voy palpando mi orilla.
Lentamente camino en la tarde
preñada de nubes…
La lluvia me pesa.
Pero llueve ahora hasta mis pies temblorosos,
y un vértigo de gotas me aturde.
Odio y locura del agua cayendo.

Domingo de Guzmán Cerezo, C.M.F.