Campana de la ermita
De la ermita perdida
en la falda del monte solitario,
—imagen de mi vida—,
entre ruinas se eleva el campanario.
Mi vida fracasó; desvanecidos
contemplé mis anhelos; y, mis hombros,
siento que ya vacilan, doloridos,
de sostener escombros.
Pero en mi pecho se conserva, sana,
como en mi fuerte juventud lejana,
la recóndita fibra,
donde, cual entre ruinas la campana,
el ideal aún vibra…
Domingo Rivero González
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