Las florecillas de San Martín de Porres

las florecillas de fray martín

Lo que cautiva en la vida de los santos no son siempre esos milagros o episodios extraordinarios que tan lejos los vemos de nosotros. La vida de un santo nos atrae más cuando se nos presenta caminando hacia la santidad partiendo de bases humanas. San Martín de Porres es un santo tan humilde y tan humano que no podemos sustraernos a cierta seducción que no sólo admira sino que invita a despegar suavemente el vuelo hacia lo alto desde el fondo de lo cotidiano. Es la suya una vida de penitencia, de humildad y de sonrisas. Pero es sobre todo una vida llena de amor a Dios y a los hombres. Las florecillas de Fray Martín, aunque frecuentemente sean auténticos y estrepitosos milagros, se nos presentan en una panorámica tan densa de caridad y humanidad, que casi nos parece natural que a un hijo tan confiado concediera el Señor lo que dijo en el Evangelio que haría quien tuviera fe no más grande que un gramo de mostaza. Pero como la vida de la mayor parte de los santos, también ésta del «Santo de la Escoba» tiene una prolongación social que se desprende del amor al hombre redimido.

«Las florecillas de San Martín de Porres», de Juliana Cavallini

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