El doctor Takashi Nagai y Midori

reliquias

Lo que edifica la paz no son los congresos y simposios, sino la fuerza de un amor sencillo y sincero

Takashi Nagai fue un médico radiólogo japonés, converso al catolicismo, que sobrevivió a la bomba atómica lanzada sobre la ciudad de Nagasaki. Desde aquel terrible acontecimiento, Nagai pasó el resto de su extraordinaria vida sanando física y espiritualmente a una población destrozada por la guerra, convirtiéndose en un héroe de la era atómica:

Takashi Nagai nació en una familia sintoísta en 1908, en Izumo, cerca de Hiroshima. En 1928, ingresó a la Facultad de Medicina de Nagasaki donde ya comienza a trazar su búsqueda espiritual. Un día, en 1930, llegó un telegrama de su padre: «¡Ven a casa!, tan rápido como sea posible». Cuando llegó, se sorprendió al enterarse de que su madre había sufrido un derrame cerebral y ya no era capaz de hablar. Sentado al lado de su cama, leyó en sus ojos un último adiós. Esta experiencia de la muerte cambió su vida: «Con esta última mirada penetrante, mi madre demolió el marco ideológico que yo había construido. Esta mujer que me había traído al mundo y educado, esta mujer que nunca se había dado un momento de descanso de su amor por mí, me habló muy claramente en los últimos momentos de su vida. Su mirada me dijo que el espíritu humano continúa viviendo después de la muerte. Todo esto vino como una intuición, una intuición que sabía la verdad».

A finales de 1931 es acogido providencialmente por la familia Moriyama, descendientes de una antiguo linaje de cristianos japoneses, y tiene la oportunidad de conocer a su joven hija, llamada Midori Moriyama, con la que descubre casi con desesperación los desórdenes de su vida. Toma una decisión y pide el bautismo, que recibe en junio de 1934, con el nombre de Pablo, en recuerdo de San Pablo Miki, mártir japonés crucificado en Nagasaki en 1597. Dos meses después se casa con Midori. El doctor Takashi Nagai, médico de Nagasaki, y su esposa formaron un matrimonio ejemplar: se amaban entrañablemente, daban cristiana educación a sus hijos, y sobre todo, tenían una firme devoción a la Santísima Virgen y al rezo del Rosario.

El 9 de agosto de 1945, a las 11:02 am, una bomba atómica explotó justo en Urakami, distrito del norte de Nagasaki habitado en su mayoría por católicos. En su guerra contra Japón, los líderes de los Estados Unidos han recurrido a una terrible arma: la nueva bomba atómica. Una primera bomba había sido lanzada en Hiroshima -el 6 de agosto-, y ​​una segunda devastó Nagasaki:

el rosario de MidoriDe la casa no se veía sino un montón de cenizas. No tardé en descubrir algunos restos  todavía calientes, completamente calcinados: era todo lo que me quedaba de Midori…pero muy  cerquita brillaba la cadena de su rosario y su crucecita -el regalo de la virgen, como él la llamaba-

Tras la experiencia sufrida en la guerra Takashi Nagai vivió sus últimos años dedicado a la oración y al cuidado altruista de enfermos. Además, escribe sobre su desarrollo profesional y de su excepcional experiencia de vida, convirtiéndose al mismo tiempo en un instrumento práctico para cicatrizar heridas individuales y colectivas. Sus escritos, traducidos a varias lenguas, han conmovido a personas de todo el mundo: son los pensamientos de un hombre humilde y de paz que transformó su vida en ayuda al prójimo. En 1949, y ya gravemente enfermo por las radiaciones de la bomba atómica, recibe otro nuevo regalo de la Virgen. Su Santidad Pío XII le envió como regalo personal, por medio del cardenal Gilroy, una preciosa imagen de la Virgen de Lourdes bendecida expresamente por el Papa para él.

Y, por fin, dos años después, recibió el gran regalo de la Virgen: al empezar el mes de María, el 1 de Mayo de 1951, moría santamente -esbozando una tenue sonrisa- este hombre de ciencia, caritativo para con el prójimo y apóstol de la Virgen. Takashi Nagai sería enterrado junto a Midori, su amada esposa. Para la tumba de ésta, él había elegido como epitafio: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra (Lc 1, 38); para la suya: Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer (Lc 17, 10)

takashi-nagai

Su símbolo sería unas manos juntas para orar y entre ellas el rosario

Oración a Takashi Nagai (sólo para devoción privada)

Amado Dios, que llamaste a tu hijo Takashi Nagai
A difundir su experiencia de vida como:
Estudiante, científico, sanador, esposo,
Padre, soldado, buscador de la verdad,
Héroe, sobreviviente y creyente católico;
Que como el nuevo Job de nuestros tiempos nos enseña:
A mantener el corazón sereno en los momentos difíciles,
A valorar lo pequeño y el sentido del trabajo,
A no mostrar resentimientos hacia nadie,
A no maldecir a Dios cuando llegan las tragedias,
A tener fe en el Padre eterno y amor al prójimo;
Te pido humildemente que pongas tu mirada bendita en Japón,
Dignándote en glorificar a nuestro hermano Takashi Nagai
Y, confiando en que lo escuchas amorosamente
Te suplico me concedas el favor
Que encomiendo a su oración…
(Formule su petición)
Dios mío, así como guiaste a nuestro venerable Takashi
A devolver la esperanza de una nación,
Te pedimos que nos ayudes a devolver
La esperanza a quien necesita de tu Santo Amor
Logrando la Reconciliación y la paz en el mundo entero.

Amen.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

(La presente oración no tiene como finalidad el culto público. Ha sido tomada de: luchopm.blogspot.com)

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Nagai con sus hijos

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Takashi Nagai, el santo de la bomba atómica

Un hombre que, herido también él por la tremenda explosión de la bomba atómica, saca fuerzas de flaqueza, y pese a la fatiga de su organismo destrozado, acierta a servir hasta el último instante a sus hermanos de raza, y en ellos a la humanidad entera, dándonos a todos un ejemplo digno de universal imitación (P. Carlos de la Inmaculada)

Nacido un 3 de febrero de 1908 en el seno de una familia pagana que vivía las tradiciones ancestrales del shintoísmo, siendo aún joven toma una decisión trascendental en su vida y pide el bautismo, que recibe en junio de 1934, con el nombre de Pablo, en recuerdo de San Pablo Miki, mártir japonés crucificado en Nagasaki en 1597. Dos meses después se casa con Midori, buena cristiana y precisamente descendiente de los primeros mártires del Japón. Ambos han sido declarados Siervos de Dios

Takashi Nagai nos enseña el camino: trabajar siempre con ilusión, no perder jamás la esperanza, practicar esforzadamente la caridad hacia todos y orar, orar mucho, orar siempre porque Dios es a quien corresponde dar incremento y madurez a lo que el hombre iniciare con buena voluntad.

Modelo de sabios, fue al mismo tiempo modelo de creyentes. Por la ciencia caminó hacia Dios, no perdiendo jamás de vista que todo lo de este mundo es fugaz y transitorio y nada en él vale la pena sino en función de lo trascendente y eterno.

Fuente: «Tahashi Nagai, El Santo de la bomba atómica». P. Carlos de la Inmaculada -Pasionista- (Ediciones Paulinas)

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Médico y radiólogo japonés, Takashi Nagai fue uno de los supervivientes del ataque atómico estadounidense a la ciudad de Nagasaki. Tras la experiencia sufrida Takashi, ya convertido al cristianismo, pasó el resto de su extraordinaria vida sanando física y espiritualmente a una población destrozada por la guerra. Además, escribió algunos libros espirituales, con reflexiones muy interesantes desde el punto de vista cristiano sobre este terrible drama (“Las campanas de Nagasaki” es una fiel muestra de ello). Murió el 1º de mayo de 1951, el primer día del mes de María.

Artículo recomendado: El Doctor Tahashi Nagai – Las campanas de Nagasaki por Don Antoine Marie, O.S.B