Siempre dolor

Siempre dolor

Me duelen las humildes alpargatas
soportando el pesar de cada día,
cerrando en su cárcel el grito de los dedos
que llega de arriba, del corazón que clama.

Me duelen los hombres sin palabras
me duelen los rostros de secano
me duelen los poetas sin problema
me duelo al oír: todo está en calma.

Me duelen los dolores sin ser míos
me duele mi pueblo en las entrañas
me peino con dolor por la mañana
y a la noche, las cuevas están junto a mi cama.

Me duele aquel chiquillo que va por la vereda
jugando coa un trozo de madera,
desnudo medio abajo
la boca media negra
blanco todavía el corazón entero.

Me duele aquel hombre que va por los caminos
callando a diario su miseria,
queriendo sumar como no puede
queriendo soñar como no sabe.

Me duelen los hombres de la tierra
habitando inmundos cañizales,
me duelen los amos de los hombres
haciendo caridad con reflectores,
convirtiendo el sudor en edificios,
convirtiendo la estafa en justo medio,
viviendo de la muerte de los otros.
¡Y aquí paz, y no hay remedio!

Salvador Sánchez García, «Borito»