Guillermo Rovirosa, el apóstol del mundo obrero: 30 máximas

Guillermo Rovirosa

ROVIROSA. Entusiasta

“Cualquiera que se haya aproximado a la trayectoria vital de este hombre queda impresionado por la actualidad de sus vivencias y de sus planteamientos. Ciertamente, Guillermo Rovirosa es un referente de cristiano laico y apóstol involucrado en la realidad social de nuestro tiempo, con un amor entrañablemente agradecido a la Iglesia y lúcidamente crítico con las deformaciones de la vida cristiana (empezando por las propias) que son un obstáculo a la evangelización. Buscador leal de la verdad, será comprendido por todo aquel que hoy lo busca. Converso a la fe en Jesús, ayudará al creyente a redescubrir el tesoro que se nos ha regalado, a agradecerlo y compartirlo. Encarnado en la realidad obrera, nos enseña a no evadirnos irresponsablemente, sino a asumir el conflicto social y ahí mismo encontrar a Cristo, seguirlo y darlo a conocer. La sabiduría que transmiten sus escritos es fruto de una experiencia de vida construida con fidelidad apasionada a Cristo y un gran amor a sus hermanos, los más pequeños”.

Alfonso Gil Montalbo, en Revista Ecclesia, nº 3162, agosto de 2003

Guillermo Rovirosa Albet, sindicalista cristiano y primer promotor y alma de la HOC (Hermandad Obrera de Acción Católica), nació en Vilanova i la Geltrú (Barcelona) el 4 de agosto de 1897 en el seno de una familia religiosa, de valores tradicionales. Hombre de gran capacidad intelectual, fue un buscador (entusiasta) de la verdad en todos los órdenes de la vida. Junto al sacerdote Tomás Malagón dio auténtica vida a la HOC, una asociación seglar que pretendía acercar la religión al mundo obrero más pobre. Murió el 27 de febrero de 1964. En octubre de 2001, la Comisión General de la HOC acuerda solicitar la iniciación del proceso de canonización ante el Arzobispado de Madrid. Tras los pasos previos y necesarios para tal fin, tuvo lugar el acto de apertura de dicho proceso el 8 de julio de 2003. Recientemente, en marzo de 2016, se ha clausurado la fase diocesana de la Causa de canonización del Siervo de Dios Guillermo Rovirosa.

En sus escritos y publicaciones evidencia una gran preocupación por los obreros con menos recursos y denuncia la opresión a la que son sometidos. En los albores de la industrialización de España muchas familias (principalmente proletarias) llevaban una vida sacrificada sobremanera y en condiciones desfavorables e injustas. Pero especialmente, unida a esta inquietud social, Rovirosa mostró un gran amor por Jesucristo, que lo será todo en su vida: por estos hombres tan humildes  y entregados continúa Jesucristo su redención.

Sus pensamientos, apasionados y con un profundo espíritu religioso, nos llevan a interesantes reflexiones sobre la vida misma, las relaciones propias entre los hombres y la relación entre Dios y el hombre:

1⋅ “Jesucristo nos manda una sola cosa: amarnos. Cuando se ama ya no hacen falta mandamientos, pues el amor lo supera todo”.

2. “Jesucristo, como verdadero Dios, nos reveló ciertas intimidades de la divinidad, que los hombres por medios naturales jamás hubieran podido llegar a descubrir, y que en su esencia constituyen lo que llamamos: El Credo”.

3. “Dios nos dio:

1º.- Una LUZ, en su Mandamiento Nuevo.

2º.- Una MEDICINA, en la Gracia.

3º.- Una FORTALEZA, con los Sacramentos.

Todo ello formando un TODO que puede expresarse con la palabra: COMUNIÓN”.

4. “La COMUNIÓN preside las relaciones de las tres divinas Personas de la Trinidad Beatísima, y por esta COMUNIÓN podemos decir que Dios es Amor, y porque es Amor es COMUNIÓN. Para poder transportar esta COMUNIÓN (que de Tres hace Uno) desde el Cielo a la tierra, Dios se hizo hombre y entró en COMUNIÓN con la naturaleza humana, para que por Cristo los hombres pudiéramos entrar en COMUNIÓN unos con otros y con Dios. COMUNIÓN de Amor, pues únicamente el Amor puede hacer de varias personas una sola”.

5. “Jesucristo, por ser Dios, y por tanto infinito, dio su Vida, su Pasión y su Muerte por cada uno de los hombres. De manera que a mí no me corresponde una partecita de su Vida, su Pasión y su Muerte, sino que me corresponde TODA. Y cada hombre puede decir lo mismo”.

6. “En el orden individual ser perfectos como es perfecto nuestro Padre que está en los cielos. En el orden colectivo, que todos seamos uno, como son Uno el Padre y el Hijo; esto es: con unidad substancial”.

7. “El lema Uno para todos, y Todos para uno todavía contiene algo de egoísmo, que puede expresarse así: Doy para que me den, y esto es perfecto para los que no conocen a Cristo. Pero el cristiano colabora con los demás para servir al mismo Cristo, que se hace presente en “el otro”. Entonces la colaboración toma una magnitud y una fuerza que la hacen invulnerable a cualquier tentación de desánimo o de deserción”.

8. “La gran paradoja del cristianismo, que ha desconcertado, que desconcierta, y que desconcertará siempre la razón humana, es, precisamente, la de vencer a la fuerza con la debilidad, al poder con la mansedumbre, y a las leyes con el amor”.

9. “El pobre cristiano es el que comunica sus propios bienes a otros que los necesitan, o los desean; y no consiste tanto en dar como en compartir. La fracción del pan es su símbolo perfecto. El “espíritu de Pobreza” manifiesta el Amor cristiano en el com-padecer (padecer con), y conduce necesariamente a anteponer las necesidades y los deseos de los que se ama a los propios deseos y a las propias necesidades”.

10. “El que comparte lo que tiene, cada vez se da cuenta de que tiene más cosas para compartir. Aparte de compartir lo que sea fruto de su propio trabajo y esfuerzo material, intelectual y sobrenatural (que es un esfuerzo inmensamente más productivo y fecundo que el de los que se esfuerzan y trabajan únicamente para sí, en trabajos forzados y agotadores) se encuentra con que puede compartir su alegría con los tristes, y la luz del sol con los de ojos turbios; el gozo de las Estaciones del año y la Eucaristía; el cielo y la tierra; una lágrima y una sonrisa; la salud y la enfermedad; el trabajo y el descanso;… toda la creación, y el mismo Creador, son suyos si los comparte con Espíritu sobrenatural de Pobreza”.

11. “Los que miran el Espíritu de Pobreza cristiano solamente como un desapego de todo lo creado, se quedan en el primer paso, y por esto están inmóviles. Entre el egoísta que lo quiere todo para sí (y lo somos casi todos) y el Pobre cristiano que todo lo quiere para los demás (en los que ve a Cristo), el primer paso es desapegarse del egoísmo y detestarlo. Pero esto no basta, ni siquiera sería posible progresar ordenadamente por este camino si no se acompañara de su aspecto positivo, que puede expresarse así: No para mí, sino para Cristo que lo necesita, o lo desea, en la persona de los “próximos”.

12. “La Humildad de Corazón de Cristo es un puro misterio. Misterio grandioso y sublime que ilumina con luz esplendorosa la marcha triunfal de los Santos de su Iglesia”.

13. “Si la Humildad de Cristo le condujo a asumir todos los pecados de la humanidad no fue porque viera en ello un fin, sino un medio necesario para manifestar su Amor a los hombres. Así, muchos hombres al sentirse amados de esta manera han abominado y abominan sus pecados y hacen penitencia, provocando la alegría de los Ángeles del Cielo y la Gloria del Padre, por J.C.N.S”.

14. “El cristiano con Espíritu de Humildad mira y recibe como don de Dios todo lo bueno, noble y santo que percibe en los demás, ya que todo ello Dios se lo pone en su camino para su propia perfección”.

15. “El humilde acepta y agradece todo lo bueno que ve en los suyos, como exigencia de Amor, viendo en todo ello destellos de la presencia de Cristo en los demás. Aún en los más perversos no deja de ver nunca algo aceptable, que pondera y exalta (en vez de recriminar y gruñir por “lo malo”), y por el amor de correspondencia que esta actitud suscita, hace que el perverso amengüe su perversidad”.

16. “Sabiendo que lo malo que hay en los hombres tiene su origen en la carencia de Amor, el Humilde prodiga su afecto precisamente a los más despreciados. En ellos ve a Cristo despreciado de todos que le pide Amor para salir de la abyección en que se halla. Poco importará que “el otro” no lo agradezca ni se dé cuenta; a la larga no tendrá más remedio que rendirse, lo cual no será su derrota sino su liberación. Y habrá merecido que en el Último Día el Señor le diga: Ven a mi derecha, porque estaba envilecido y hundido, y con tu amor me levantaste y dignificaste”.

17. “El compartir lo nuestro con los demás (Pobreza) todavía puede suscitar algún sentimiento de superioridad y de excelencia, si nos olvidamos que los otros son Cristo; pero aceptar y amar a los demás tal como son, con alegría y con gratitud por el don de Dios que representan, no puede hacerse sin ver en ellos al mismo Cristo que se pone a nuestro alcance para comunicarnos lo bueno que en ellos hay, y para servirle como podamos en sus deficiencias”.

18. “Tanto tienes, tanto vales. Este es nuestro lema de mediocres. Para «tener», estorban todas las virtudes humanas de honradez, amistad, fidelidad a la palabra dada, culto a la verdad, sentido de justicia, probidad…”

19. “La victoria no depende de los azares de una lucha, sino de la decisión con que uno tome partido por Cristo. Si uno sigue fielmente a Cristo ya ha triunfado, en este mundo y en el otro, cualesquiera que sean las incidencias y las derrotas aparentes”.

20. “Cada persona, al aparecer en este mundo trae una Vocación a la santidad, a la que todos, sin excepción somos llamados. Ésta es la vocación fundamental, aunque la inmensísima mayoría no lo entiende así; y de responder (o no) a esta llamada de Cristo depende la felicidad en este mundo y en el otro”.

21. “Tengo la seguridad de que cuando hayan paladeado la Pobreza, la Humildad, y el Sacrificio en los pequeños detalles de la vida cotidiana de relaciones mutuas, cada vez será mayor su gozo y su deseo de que estas esencias cristianas pasen a constituir el centro de su vida, que cada vez será más y más una vida de comunión”.

22. “Gracias a Dios, el hombre perfecto no existe. No hubo más que uno y lo matamos, como es natural. Pero, como el ave Fénix, renació, y (¡oh maravilla!) los cojos, los ciegos, los lisiados,… podemos juntarnos y llevarnos unos a otros, y (si lo hacemos con Él) entonces sí que formaremos verdaderamente el hombre perfecto: el Cuerpo Místico de Cristo. Pero ello no a base de nuestras semejanzas, sino de nuestras diferencias”.

23. “Por la Revelación sabemos que Dios es Amor. Y es Amor por que es Uno y Tres. Y Dios puede ser Uno y Tres porque es Amor. Amor absoluto, que se da plena y totalmente, y de Tres hace Uno”.

24. “Cada Bautismo es una nueva encarnación del Verbo de Dios, más maravillosa y sorprendente todavía que la que se realizó en el seno de la Virgen. Entonces Dios se sujetó a la naturaleza humana que Él había creado, haciéndose uno de nosotros, semejante en todo a todos, excepto en el pecado. En el Bautismo se va más allá, pues ya no es a la naturaleza humana que Dios se sujeta, sino a la naturaleza personal del bautizado. La persona de Jesús era la encarnación del Verbo y nadie más. En el bautizado encarna la Trinidad Beatísima y se somete al neófito, sin coaccionar su libertad en lo más mínimo. Esto da el vértigo, pero es así. Cada bautizado recibe no sólo los dones de Dios, sino al mismo Dios Trino y Uno. ¿Para qué se le da? Para que pueda realizar su libertad aceptándolos, o para qué pueda frustrar su libertad rehusándolos”.

25. “No hay ninguna incertidumbre en el destino histórico. No puede pasar nada más que lo que está pasando: Cristo vencedor absoluto. Cristo es TODO, y el resto es NADA”.

26. “Porque la victoria de Cristo es ésta, precisamente. Con Él la Paz, sin Ella guerra en todas sus formas: caliente o fría, pequeña o grande, individual o colectiva,… Con Él la Justicia y sin Él toda injusticia. Con Él la libertad, y sin Él todas las esclavitudes posibles, desde las más grosera a las más refinadas. Con Él el amor mutuo, y sin Él el asqueroso amor propio”.

27. “Veo que se llama trabajar a cualquier cosa que sirva para justificar un sueldo. Cada día veo un desprecio mayor por los llamados trabajos productivos. Cada día va en aumento el entusiasmo y el alistamiento de voluntarios en el innumerable ejército de trabajadores improductivos. Como el mal reside en que los parásitos están organizados y los primos sin organizar… pues ¡vamos a organizarnos! ¿Cómo? Alrededor del Obrero de Nazaret. Este es el único que hace milagros y el único Redentor. Y la fuerza de su Amor”.

28. “A Cristo lo reconocemos con ropa de obrero, con las manos encallecidas, con la frente sudorosa, cansado del trabajo”.

29. “Buscamos dinero. Y como la droga es curativa en pequeñas cantidades y luego pasa a esclavizar, así pasa con el dinero. El hombre, imagen de Dios, necesita INDISPENSABLEMENTE un mínimo de bienes materiales, como complemento de su cuerpo; un mínimo de bienes intelectuales, como complemento de su alma, entre los que destaca una profesión vocacionada. Y como complemento a toda su persona una FE que dé sentido a su vida. Nos está MANDADO aspirar a la perfección; por eso queremos una PROPIEDAD PERFECTA. Aspiramos a la perfección en nuestra profesión. Y más en nuestra fe. Una fe viva y perfecta que podamos decir: ¡Vivo, pero no yo, es Cristo quien vive en mí! La fe me fue dada en el Bautismo y ahora me falta apropiármela. Si cultivara mi fe con ACTOS DE AMOR sería mucho más propietario de fe que alimentándola exclusivamente con ritualismo y fórmulas”.

30. “Siempre estaré donde los empobrecidos protagonicen su vida personal y colectiva”.

* * *

Guillermo Rovirosa 1

Oración 

Padre, tu llamaste a Guillermo Rovirosa
le mostraste la grandeza de tu amor, manifestado en Jesucristo,
el obrero de Nazaret entregado hasta la muerte y resucitado,
y lo enviaste como apóstol al mundo obrero.
Concédenos vivir, con su misma coherencia,
el bautismo que nos ha hecho hijos tuyos,
de modo que en el trabajo de cada día
lleguemos a transformar la sociedad según tu voluntad
y a transmitir la alegría de la fe a nuestros hermanos.
Te pedimos, por su intercesión,
ayuda ante la necesidad que te presentamos (petición)
y el gozo de agradecértela con un mayor compromiso
a favor del amor y la justicia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

(Esta oración no tiene finalidad alguna de culto público)

Enlace recomendado: Guillermo Rovirosa (página dedicada a la difusión de su vida y obra)

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