Hombre

Hombre

Ese hombre solo
que en los labios del día
mece la sonrisa de un sueño,
cruza por calladas calles,
desiertas avenidas
que guardan la rabia
en el adobe de sus telares.
Solo sabe sonreír,
extranjero errático
en ciudad de fábula y barro,
y ensuciar con cálidos orines
antiguas cenefas de catedrales.
Vaga por el lomo de la desolación
como un funámbulo
en el cielo del alambre
que en su cuello habita cada hora.
De las veleidades de la fortuna
es perito y consejero
de las heridas de las estrellas.
Algún día, cuando menos te lo esperes,
te fumará los sueños.

Francisco Morales Lomas