Río de amor (sonetos)

Río de amor

Río de amor 

¡Amor de Cristo de Cruz colgando!
Del centro de su pecho sale un río
de agua y sangre, que lleva el regadío
a todo árbol que se esté secando.

Por todos los humanos se esté pasando.
Si el huerto de tu alma está baldío
y de rosas de amor está vacío,
con esas aguas vételo regando.

Si de egoísmos tu huerto se ha secado,
que ese río de amor tan limpio y terso
te riegue el alma y eche nueva flor.

¡Río de sangre y agua del costado
de Cristo-Dios, regando el universo!
¡Sacrificio perpetuo del Amor!

                  Manuel Lantigua

* * *

Hacia el fondo de Dios

El ala, por el cielo: es su camino.
Y yo, también, escala tras escala,
quiero hacer el camino a pie de ala
hasta el fondo de Dios, que es mi destino.

Mi destino está en Él. En Él termino
empezando a vivir. Se desiguala
el peso de mi cuerpo, y se resbala
por los bordes de Dios. Todo me inclino

sobre el pecho del cielo. Enamorado
estoy de Dios. Oh carne fugitiva
del hombre, por su peso aprisionado.

…Y el ala, por el cielo, a la deriva.
Y yo también de mí tan libertado,
tan sin peso, cayéndome hacia arriba.

            Javier de Bengoechea

* * *

A Cristo Crucificado

Prosternado a tus pies, ¡oh, Jesús mío!,
santo dolor llorando mansamente,
yo te pido perdón por mi desvío,
mi culpa, que abrazara torpemente.

Mi corazón sintióse con tal frío,
tal gélido abandono, que, demente,
me perdí por placer en el sombrío
sendero del pecado, vanamente.

Mas, ahora, levanto a ti mis ojos
y, en los tuyos fijados sin antojos
de males que mi pecho ayer guardara,

lloro ¡oh, Dios! por tu cuerpo asaz herido,
y al ver por mí lo mucho que has sufrido,
la vida con amor yo te ofrendara.

      Andrés Casasnovas Marqués

* * *

Encontrarse a Dios

Yo me encontré con El. Era en la vida.
Más que en la vida fue en la primavera.
Una mañana triste de cualquiera
amanecer. Le conocí enseguida.

El me pidió dolor. Le di mi herida,
en el silencio de una larga espera.
La soledad me dio por compañera.
Y por amor la fe para la huida…

Me conoció también. Seré tu amigo
mejor. Y para muestra una cruz era
la voz de la amistad tan verdadera

que me ponía enfrente por testigo.
Y quédeme en silencio comulgando
la paz, ¡oh más que paz!, enamorando.

                 Graciano Peralta

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.