Amor
Cayó un ángel al fango, mancillando
Los cendales de su alba vestidura,
Y un grito aterrador vibró en la altura
El eterno anatema fulgurando.
¡Miserere!—clamó el ángel llorando,
Mi pecado fue amar a la hermosura
Y harto castigo hallé en mi desventura;
Que es vivir con amor vivir penando.
Ven—dijo Dios—que si has amado tanto
Ya redimido estás; cese tu anhelo,
Y el agua del Jordán sea tu llanto.
Se alzó el ángel caído, tendió el vuelo,
Y entonando al amor místico canto,
Radiante de pureza subió al cielo.
E. Sánchez Vera
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