Dice el cuerpo al alma
Antes de yo ser, tú eras;
de lo eterno a mí bajaste,
y en mi pobre barro amaste
las cosas perecederas.
Y logré que mía fueras
en otra cárcel sombría.
Al llegar mi última día,
a tu origen volverás
y eternamente serás,
pero ya no serás mía.
Domingo Rivero G.
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