La ciudad en otoño (soneto)

La ciudad en otoño

Otoño: la llovizna solloza mansamente.
Todo es brumoso, y mudo, desvaído, irreal…
Me pierdo en el silencio de la calle doliente
por donde la Leyenda cruza en vuelo caudal.

Yerguen, ceremoniosos, su pesadumbre ingente,
el adusto palacio y el convento ancestral…
La ciudad es serena y es altiva. Se siente
un profundo desprecio por todo lo banal.

Este otoño nostálgico, tan divino y tan breve,
me aprisiona el espíritu con su mano de nieve,
me embriaga de un augusto misticismo sereno…

y en tanto que la lluvia se deshace, rendida,
se va hilando en la rueca de la tarde dormida…
la lírica madeja que guardaba en mi seno.

                                Luis Álvarez y Cruz