Señor de Magdalenas (soneto)

Señor de Magdalenas

¡Oh, Señor de la Cruz y del madero,
que trajiste a los hombres su destino:
ante mí el árbol tuyo ya crucero
llegó, Señor, me señaló un camino;

camino cierto, infancia que prefiero,
oh, Señor de los pobres y pasivos
y lisiados, Señor sepulturero
de los resucitados, de los vivos…

Me acerco a Ti sin rezos ni amargura,
—Señor de Magdalenas, prisionero
de soñadores, puerto en la negrura,

dador de piernas y ojo en el sendero—,
para que llenes mi vida futura
de amor y olvido y seas mi asidero.

                     José Quintana S.

Imagen ilustrativa:  Santísimo Cristo de la Misericordia de la iglesia de Nuestra Señora de la Blanca Paloma (Sevilla), obra del escultor Manuel Martín Nieto. Foto de Jorge Cabrera.