Cineraria

Cineraria

Velaré tu dulce sueño,
mariposa de Jesús,
que sufriendo con tu Dueño
te dormiste sobre el leño
de la cruz.

Virtud en chispa encendida
por Dios, al soplo fugaz,
que al cruzar fuiste en la vida
mensajera esclarecida
de la paz.

Trozo bendito de cera
que la mano del Creador
con sus dedos oprimiera
para quemarla en la hoguera
de su amor.

Perfume en cáliz modelo
no empañado por el mal,
que una caricia del cielo
al romperlo, alzó su vuelo
del cristal.

Lirio, eucarístico lirio
que el alma de un querubín
buscó para su martirio.
En tu losa enciendo el cirio
de mi oración, hasta el fin.

Samuel Fernández M. (1909)

Imagen ilustrativa: «Virgen Niña dormida», de Francisco de Zurbarán.

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