Fray Martín y los hombres

fray martín y los hombres

Con mayor razón aún que el «poverello» de Asís, o que Foucauld, Fray Martín se convirtió en el hermano universal, y con esta dulce fragancia criolla que lo hace el niño grande, bueno y limpio de corazón. Emociona asomarse al panorama de virginidad intacta del corazón de aquel mulatico, hijo natural, y por lo tanto hijo del pecado.

En él cabían todas las criaturas de Dios, pero sobre todo los hombres. El prójimo era una palabra que Fray Martín interpretó en dimensión cósmica.

René Voillaume, el fundador de los Hermanitos de Jesús, parientes tan cercanos espiritualmente del mulato limeño, escribe desde Lima una provechosa carta-tratado a sus hijos sobre la amistad y en ella palpita la presencia de Fray Martín:

Esta mañana, al ir a rezar delante de la urna donde reposan los restos de mi amigo el bienaventurado Martín de Porres, he constatado que él tenía su manera, muy penetrante y persuasiva, de daros luz sobre las cosas de la caridad, y de sugerir las palabras para expresarlo…Como este tema de la amistad es difícil, y como tal vez no voy a poder expresaros al respecto todo lo que pienso, pido a Dios que permita al hermano Martín ir al encuentro de cada uno de vosotros, que os explique lo que haya dicho mal, o complete lo que haya omitido, y ponga en vuestro corazón esta humildad y esta docilidad propias del amor, y cuyo secreto posee él”. (Lettres aux Fraternités, tomo 1, pags. 101.102)

¡Que bien descrito el papel del hermano Martín: ser misionero, enviado del amor de Dios a los hombres, ser él mismo un mensaje, una carta viva de la presencia amorosa de Dios bueno en este mundo!

Juan M. Ganuza, S.J. (de San Martín de Porres, el Santo del Tercer Mundo)

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