Nuestra Señora de los Remedios, patrona del Valle de Aridane

Nuestra Señora de los Remedios (Los Llanos de Aridane)

“En esta mañana solemne, de luz y de gloria”

Se hizo luz difusa la oscuridad de mi alcoba; era el día magno y saludé a Dios en el mar… en la montaña…
Dormían las olas con su rizada sonrisa; dormía el monte desceñido del crespón negro de la noche … y el pincel dorado de Apolo, empezó a pintar las aguas mansas azulencas, la ancha faja de las verdes plataneras, la cima de los montes y de las cosas…
El abanico del paisaje se abría a cada revuelta de la curva carretera. Mar y Cielo de consumo, nos brindaban el día más brillante del año.
Tenía el aire olores marinos diluidos en aromas de campo. Recordé las palabras de Loais Veuillot en el Coliseo de Roma: «Que dulce era el sol; que alegre estaba mi corazón».
La ciudad, engalanada, abrazaba a todos los humanos con el balanceo de mil gallardetes y guirnaldas, con sus arcos y sus flores, con sus calles rebrillantes de mágica luz; con sus casetas de enramadas; con sus tenderetes al aire.
En la pulida y elegante plaza de la Iglesia, se aderezaba, afanosamente, el tinglado de la loa. Las férreas campanas de la empinada torre nos llamaban con su lengua de hierro.
El templo refulgía de luz y de carmesí; en el sitial de honor la Reina de los Remedios a todos nos saludaba al entrar. Ríos humanos llenaron aquellas naves con honores catedralicios y al empezar el culto, las puertas reventaban racimos de fieles que no cabían en el interior.
«Salve Sancta Parens»… la Gran Misa empezaba. Una música sublime temblaba por encima de los corazones apretados de emoción; los coros de angélicas voces retumbaban, melodiosos, cabe las amplias bóvedas.
Y cesó la música. Un joven, predicador desató su lengua florida para hablar de María y su verbo se vistió de galana poesía para cantar a la Madre, a la Reina, a la excelsa María.
«En esta mañana solemne de luz y de gloria…» Y así era. Por las abiertas y anchurosas puertas, se vela un sol retozón y cegador. El sacro orador se enardecía; un espasmo nos sacudía de pies a cabeza; calor en el alma, calor en el templo; fuego en las entrañas.
Y fue rotundo y soberbio el apóstrofe final que cerró el piadoso discurso: «¡Reina de los Remedios: aquí, quien manda eres Tú!»
El sol estaba en su apogeo; la pía muchedumbre lo llenó todo con su presencia desbordante y pese al sofocante fuego de un calor de canícula la animación se mantuvo toda la tarde.
Caras nuevas, gentes forasteras, isleños palmeros de todos los rincones; reconocíamos con alborozo, rostros de El Paso, de Las Manchas, de Tijarafe, de Tazacorte… de Santa Cruz de La Palma…
Las guaguas afluían por doquier incesantemente engrosando una turba que acabó por llenarlo todo… Y murió el día en brazos del mar solitario y circundante.
Se apagaron los fuegos del sol y se encendieron los focos de la tierra. Salvas y bullicio, voladores y taponazos verbeneros.
A la hora de la procesión, la ciudad era un ascua. Todos la esperábamos a Ella, a María, a la Reina de los Remedios coronada de oro, vestida de azul, sonriente, divina triunfadora, que pisaba silente y materna, con amoroso y menudo poso, la alfombra humana de corazones de los hijos del Valle de Aridane.

Félix Idoipe y Gracia (1947). Fiestas Patronales.

Nuestra Señora de los Remedios

Reina y Madre (A Nuestra Señora de los Remedios)

Corazones a tus pies,
blanca Reina de mi Valle…
Cómo flamean los cirios
y se deshojan los lirios
al entonarte la salve.

¡Salve…! —piedad, realeza—.
Lealtad de tus hidalgos
hecha oración y laureles;
incienso para tus sienes,
perlas para tu diadema.

Sedas, súplicas y loas,
—florecida está ya el alma—.
Un beso sobre sobre tu altar…
Brisas de pino y de mar
meciendo, suave, tus andas.

¡Señora de los «Remedios»!,
mírame a tus pies de hinojos
caballero de tu honor:
quede prendida mi flor,
llévome, a cambio, tus ojos…

Que han de ser luz en mi vida,
arras del sellado amor;
serenidad en mis penas.
para mis vicios, cadenas,
y en mis venturas… temor.

Mas ya no sé qué rendirte,
si espadas o corazones …
que si eres Reina en mi Valle,
eres, sobre todo, Madre
del Valle de mis amores…!

                                       Fray Juan Francisco Hernández González, O.P.

* * *

Foto 1: José J. Santana

Foto 2: F. Quintero (fuente: elapuron.com)

La Villa de Mazo, inmensa Custodia de amor

Corpus de Mazo 1

La Villa de Mazo, inmensa Custodia de amor

Custodia de amor. Inmensa custodia de amor, es la frase adecuada para la Villa de Mazo, especialmente por estas fechas. En vísperas de la vigilia grande, como colofón de las demás vigilias en benedictino anudar de afanes y de esperanzas. Volcando a manos llenas, el amor en el proceso siempre doloroso de la creación. En esa singular tarea que dibuja e informa uno de las mejores maneras de dialogar con Dios.

Custodia de amor. Rico panal, incomparable panal, propio de la colmena laboriosa indesmayable, ilusionada, por los calores místicos de la ofrenda. Y es que sólo por la fe, con amor, se alcanza a comprender los inmensos quilates del esfuerzo compartido. De este quehacer comunitario. De este arrodillarse para ser fuerte de todo un pueblo. Que en esa noche de la vigilia grande, transforma en realidad oferente, todo el ilusionado esfuerzo de otras noches, menos largas, pero también intensas. Con fiebre creadora y prueba victoriosa para la habilidad artesana, capaz de elevarse a los categoremas del Arte.

Y previamente, el despliegue de la gente moza o menos moza, por los vericuetos tendidos sobre los abismos de la montaña o de la mar. Entre la ilusión y el riesgo. En desafío al vértigo, a fin de aportar los ingredientes naturales necesarios, para plasmar en aras de la reverencia toda la poesía con mensaje que promete. Todo ese enorme tapiz de primores tejido de anhelos. Con la soberana urdimbre del amor, que sin mácula, se ha transmitido en trasvase de generaciones para por el Corpus, acentuar en la noble villa, esa plenitud de inmensa custodia de amor. Ese rico joyero que cubre todo el trayecto procesional como cúspide verticalina de ese amor, enlazado a la esperanza.

Corpus de Mazo 2

La difícil tarea de describir

Como en otras ocasiones, los apuros para el pregonero. Con la emoción atisbadora anudándose en su garganta. Poniendo en el empeño lo mejor de su alma, todo su amor admirado por las cosas bellas. Con respaldo de anhelosa entrega y que llega a mimo en los detalles. Con todas las características de la obra bien hecha.

Y como siempre, el humilde pregonero, sabe muy bien, se quedará corto y canijo pese a su afán en pregonar. Muy por detrás de empaque arrogante de la superación. Y es que, no es nada fácil interpretar fielmente hasta dónde llegan las querencias de un pueblo volcado a la pleitesía. Un pueblo que casi durante un año, ha acunado en su alma generosa, el anhelo de adorar a la divinidad mediante esa ofrenda comunitaria dotada siempre de imprevisibles logros. Que se proyecta en todo ese aliarse de primores para incrementar, si cabe, la excelsa intención. El imperativo de todos los corazones, a juzgar uno sólo, por su isócrono latido.

Apela al pregonero a sus recuerdos. Pretende enlazar vivencias en la esperanza de la inspiración necesaria para encontrarse a la altura y dignidad requerida por las circunstancias.

Humilde, confiesa su fracaso. Imposible pintar con palabras toda la galanura de esa obra tan pródiga en armonía. Con tanta elocuencia aderezada. Porque, al fin y a la postre, ahí en el obelisco singularísimo de los arcos. En esos arcos iris de la tierra tendidos para hablar con los cielos. En los arabescos de las alfombras o la extraordinaria intención teológica de los tapices y altares.

Acaso y sin acaso, se necesitaría el concurso de varios grandes poetas en uno sólo. Ser Homero, Virgilio en el equilibrio y Góngora en la metáfora. Disponer de la inimitable musicalidad de los Salmos del Rey David y toda la pristina elevación de San Juan de la Cruz.

Corpus de Mazo 3

La fiesta se invita por sí misma

Sólo resta al pregonero, domeñar la sonora habla de Cervantes. Reducir a términos sencillos el rebullir de sus entusiasmos. Atar bien corto el corcel de su imaginación para no apartarse, ni un solo momento, de ese cúmulo de esencias del Corpus Christi en la Villa de Mazo. Y contemplar ese conjunto de obras como envueltas en luz, hablándonos al corazón. Invitándonos dulcemente a participar en toda la soberana magnitud de la pleitesía.

De ahí que la Villa de Mazo, oficialmente no invita. Se limita a recordar la fecha y aguardar con los brazos abiertos y extendidos. Confía en la comprensión y amistad de todos y a raíz de su presencia, disfrutar plenamente de la labor bien hecha. De la tarea culminada felizmente, para contribuir a la felicidad de todos y que todos, en hermandad dichosa, se sientan también protagonistas de tan magnífica plasmación. Y sean también espontáneos pregoneros de esa pirámide de obras perfectamente engarzadas a una tradición que seguramente, se ha transmitido en andas del misterioso ritmo de la sangre. Porque aquí la mies es mucha y los sarmientos apadrinan excelentes caldos. En resumen, las especies singulares para prolongar hasta el infinito el gozo de vivir en Cristo y para Cristo. Vivir diariamente entregándose a los demás. Con amor, con caridad. En definitiva, alimentándose, elevándose desde esa inmensa custodia de amor, cuenco singular del único amor, que jamás podrá morir y proporciona seguridades de una eterna vida.

En definitiva, la Villa de Mazo no invita. Aguarda la visita de todos para en unión de todos, reforzar si cabe, la magnitud y pureza, la reverencia profunda provista del vertical impulso de recrearse en el diálogo con la divinidad.

Domingo Acosta Pérez, junio de 1976. Pregón de las Fiestas del Corpus (El Eco de Canarias)

Fotos: José J. Santana

Algunas hornacinas y capillas con San Martín de Porres en Canarias

1. Capillita particular en La Orotava

2. Hornacina en una casa particular en el barrio de La Romera (Los Realejos)

SAN ANDRES Y SAUCES (LA PALMA)

 3. Hornacina en San Andrés y Sauces

Cruz de la Cebolla (La Orotava)

4. Capilla en la Cruz de la Cebolla (La Orotava)

smp la romera-placeres

  5. Capilla de San Martín de Porres en La Romera (Los Realejos)

capillita

El Paso (La Palma)

6 y 7. Capillita en el Barrial (El Paso)

Las capillas, especialmente dedicadas a la Santa Cruz o al Calvario, y en ocasiones acompañada de alguna advocación mariana o santo de devoción, de diferentes tamaños y formas, son comunes verlas a lo largo de nuestro territorio, formando parte del paisaje —urbano y rural— de las islas y convirtiéndose en lugares de culto y de oración. Las hornacinas son pequeños huecos de diferentes estilos, excavados en la pared, rematados con arco de medio punto y con marco de madera y cristal protector. Ambas construcciones son habituales encontrarlas en fachadas o en el interior de casas, en patios y caminos o cruces de caminos de nuestras islas. Algunas ya deterioradas por el paso de los años y otras todavía en pie gracias al fervor religioso de los vecinos, dan lugar a una costumbre popular que deriva de nuestras raíces cristianas y que supone una «sacralización del espacio urbano» (así lo define el poeta:«ciudadela, que guarde la hornacina salvadora; centinela del bien, de tu legado, mi Señora»). En este sentido, tampoco debemos olvidarnos de las urnas portátiles o capillitas de visita, con su específica oración en la puertecita dedicada a la advocación de la imagen, que recorren los hogares uniendo en la piedad a las familias y a los vecinos.

Son las capillas y hornacinas un modo sincero y público, incluso conmemorativo, de expresar la devoción y encomienda a la Cruz bendita, a Jesús, a la Virgen, a un Santo-a, o un sentido expiatorio o de recuerdo de algún acontecimiento importante. Cómo se ha comentado anteriormente, no es difícil localizarlas en muchos rincones de nuestros barrios o municipios, pues ciertamente cada una posee su propia historia. Y es que la iniciativa privada, movida a veces por una profunda devoción o por el pago de alguna promesa, ha sembrado muchos lugares de capillas particulares o vecinales, calvarios y cruces, que también forman parte de la historia religiosa y popular de Canarias. Todas ellas son el resultado de sentimientos, pensamientos y recuerdos que avivan la fe y que, en buen modo, bendicen los lugares.

Ermita de la Inmaculada Concepción (Masca) 1

8. Capillita de madera en la ermita de Masca 

Santa Catalina - La Guancha

9. Capilla de visita en el barrio de Santa Catalina (La Guancha)

Ahora nos centraremos en aquellas, que a lo largo de estos años, hemos encontrado con la imagen de Fray Martín: En Los Realejos, más concretamente en el lugar denominado La Romera-Placeres, existe una capilla (ver foto central) que se ha convertido en unos de los centros de devoción a San Martín de Porres más importantes de Canarias. En la localidades de Santiago del Teide y Buenavista del Norte hemos visto en caminos con dirección a algunos barrios o caseríos capillas u hornacinas con cruces, a veces con alguna imagen de la Virgen o el Sagrado Corazón y otras también presente alguna figurita de fray Martín; e incluso, alguna dedicada casi de manera exclusiva a San Martín de Porres. Asimismo, en la ermita del caserío de Masca —dentro del Parque Rural de Teno—, dedicada a la Inmaculada Concepción, existe otra capillita tipo urna con Fray Martín (foto 8). En el barrio de Santa Catalina del municipio de La Guancha una capilla de visita recorre las casas de los vecinos del lugar de manera ya tradicional (foto 9).

Ermita de San Juan (Los Carrizales) 1

Ermita de San Juan (Los Carrizales)

10 y 11. Urna en la Ermita de San Juan, caserío de los Carrizales (Buenavista del Norte)

En el caserío de Los Carrizales (Buenavista del Norte), paraje enclavado en un barranco de majestuosas dimensiones, existe en su ermita de San Juan una pequeñísima imagen de San Martín en una urna. Lo llamativo es que dicha urna mantiene todavía la limosna dada por los feligreses muchos años atrás, con las antiguas pesetas y con algún que otro billete de la época que se conserva en recuerdo de los antepasados del lugar. Un papelito advierte: «el que coge este dinero se sabe… Dios castiga rápido» (fotos 10 y 11).

En el municipio del Paso, en la isla de La Palma, existe una bonita devoción al Sagrado Corazón de Jesús y a la Virgen del Pino, así como un gran cariño por San Martín de Porres que se manifiesta con la Bajada del Santo (el sábado más próximo o siguiente a la festividad). Emociona caminar en la enigmática zona del Barrial —también en El Paso—, donde se sitúa una ermita dedicada a San Martín de Porres, y descubrir por el camino referencias que muestran el afecto que se profesa a Fray Martín.

el berriel bajo

Cerámica

Todo es bueno cuando San Martín se encuentra en los hogares y en los corazones

San Martín de Porres, también conocido cariñosamente como Fray Escoba, se ha introducido en los corazones de muchos canarios, y junto a la Virgen María —en sus distintas advocaciones— como patrona de cada una de las islas bendicen nuestra tierra, suplican por sus habitantes y cuidan de nuestros hogares.

¡Martín de Porres! Cuida de nuestros hogares y a todos los que viven en él. Benditos sean los amigos que entran y las ventanas que se abren al cielo. Intercede ante el Señor para que nos guarde en paz y su bendición venga siempre sobre nosotros.

Iglesia Nuestra Señora de La Luz (Villa de Garafía, La Palma)

Iglesia de La Luz - Santo Domingo de Garafía

La iglesia parroquial Nuestra Señora de la Luz, también conocida como de Santo Domingo, en el casco histórico de Santo Domingo de Garafía, es un ejemplo único en La Palma y uno de los pocos templos canarios de presentar una planta de dos naves. Bendecida por el obispo de Marruecos, don Sancho Trujillo, en 1552, tiene unos magníficos artesonados en madera del país.

Iglesia de Ntr. Sra. de La Luz y de Santo Domingo de Garafía (La Palma)

Imagen de San Martín de Porres en la Iglesia de Nuestra Señora de La Luz. La imagen no está habitualmente expuesta al culto, pero sí en las fiestas de Nuestra Señora de La Luz (Foto por gentileza de Juan Luis Bardón)

La Noble y Leal Villa de Garafía, el municipio más al norte de la isla de La Palma, es un pueblo para perderse y un tesoro por descubrir. Los senderos y caminos reales recorren por laderas y barrancos el municipio, permitiéndonos conocer sus caseríos y bellezas naturales e históricas. A mediados de agosto, a partir del 15, comienzan las fiestas patronales del municipio, en honor a Nuestra Señora de La Luz. La Parroquia de Nuestra Señora de La Luz de Garafía tiene la singularidad de presentar una planta de dos naves, ejemplo único en La Palma y uno de los pocos que se encuentran en el Archipiélago. Su cabecera muestra la Capilla Mayor, dividida de la nave principal por arco triunfal, y dos colaterales, con arco abierto a la mayor. La del Evangelio, dedicada al Buen Jesús, es a su vez cabecera de la Segunda nave; la de la Epístola, que lleva la advocación de Nuestra Señora del Rosario, fue proyectada de igual manera, como capilla cabecera de una tercera nave que nunca se llegó a hacer. Los retablos -restaurados hace ya algunos años-, policromados de estilo manierista, datan del siglo XVIII, si bien se desconoce su autoría.

La hermosa imagen de la Virgen de La Luz es de las llamadas de candelero, es decir, solo tiene talladas la cabeza y las manos. Se trata de una imagen de autor desconocido, fechada a principios del Siglo XVIII, y de autor canario.

Virgen-de-la-Luz

Nuestra Señora de La Luz (Foto Luisa Castro)

Una Luz brilla en Garafia
Una Luz despierta el Nuevo día
Es la Virgen que nos Guía
Y nos trae su melodía.

Ilumina a tu pueblo Virgen Santa
Con tu arco iris de mágicos Colores
Y que tu imagen bella y sacrosanta
Nos Gratifique con el poder de tus favores.

De Garafia eres la fiel Patrona
Que honras con tu nombre luz divina
Serás por siempre la eterna faraona
Que nuestros pasos diriges y encaminas.

Eres Reina y Señora de nuestra Villa
Y eres la madre buena que nos cobija
Tú eres de La Palma la Luz y Guía
La aurora de la fe que la ilumina.

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Nuestra Señora de La Luz

Nuestra Señora de La Luz – Villa de Garafía

Ermita de San Martín de Porres (El Paso, La Palma)

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Ermita San Martín de Porres en el barrio de El Barrial de Abajo, municipio de El Paso (isla de La Palma).

Un lugar donde se materializa la naturaleza en su esplendor: la espiritualidad, el recogimiento, el buen trabajo del hombre y la labor bondadosa del Señor. Qué gozo de los vecinos y de San Martín disfrutar y honrar, respectivamente, un paraje tan bonito en un marco incomparable. La ermita, situada a las faldas de la montaña del pico Bejenao, en el borde sur del Parque Nacional de la Caldera de Tabueriente, fue construida en acción de gracias por D. Armando Rodríguez Rodríguez con ayuda de su familia y la colaboración de los vecinos del lugar, especialmente de Doña Rosa Flores, Don Sergio Rodríguez y Don Amanción López que cedieron gentilmente los terrenos. La feliz inauguración tuvo lugar en 1987. Este templo destaca, además, por ser el único de la isla donde todas las confesiones cristianas pueden celebrar su culto (la comunidad anglicana es una de ellas, celebrando una misa semanal en la ermita). También suele ser utilizada por la comunidad católica para convivencias y ejercicios espirituales.

Asimismo, cerca de la ermita de San Martín, entre pinos y con el arrullo de la suave brisa, se encuentra la ermita de Nuestra Señora del Pino. La tradición cuenta que la imagen de la Virgen apareció en el tronco de un centenario ejemplar de pino canario que se mantiene en el mismo lugar, y que durante siglos ha dado cobijo a los caminantes que buscan su sombra. Esta pequeña talla de la Virgen del Pino —la original— aún se conserva en la ermita dentro de una urna. Cada tres años se realiza una romería y bajada en su honor.

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El Barrial de Abajo celebra su día grande de fiesta el sábado siguiente a la festividad de San Martín de Porres. Todos los actos transcurre en torno a la «Bajada de San Martín». A la Santa misa le sigue una procesión con la venerada imagen. A continuación, los asistentes disfrutan de un almuerzo y actuaciones musicales para amenizar la tarde. Todo un día para honrar, en comunidad y armonía, a Fray Martín. Definitivamente, una ermita con una preciosa historia:

La historia comienza en el año 1954. Armando Rodríguez Rodríguez, un vecino de la zona de El Barrial, en El Paso, se decidió a emigrar a Venezuela para huir del hambre y labrarse un futuro mejor, como muchos otros palmeros. Ese cabrero, que desde su niñez cuidó ganado, encontró en el monte, justo antes de partir, a sus 15 años, una pequeña figura de un santo con la piel oscura, San Martín de Porres, para él desconocido hasta entonces. Antes de irse se lo entregó a sus familiares (sus tres tías), que, durante su ausencia, lo colocaron en una pequeña capilla improvisada en el lugar en donde se localizó la pequeña talla, una estructura que aún se conserva tras varias restauraciones. Armando prometió que a su regreso, de encontrar algo de fortuna en su aventura, le construiría una ermita al santo…(Maikel Chacón, periódico El Día, 14 de diciembre de 2008. Extracto)

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Fotos: José J. Santana