Al nacimiento de Cristo, Nuestro Señor

Al nacimiento de Cristo, nuestro Señor

Caído se le ha un clavel
hoy a la Aurora del seno.
Que glorioso que está el heno,
porque ha caído sobre él!

Cuando el silencio tenía
todas las cosas del suelo
y coronada de hielo
reinaba la noche fría,
en medio de la monarquía
de tiniebla tan cruel,
caído se le ha un clavel
hoy a la Aurora del seno.
¡Que glorioso que está el heno,
porque ha caído sobre él!

De un solo clavel ceñida
la Virgen, aurora bella,
al mundo se le dio, y Ella
quedó cual antes, florida:
a la púrpura ácida
sólo fue el heno fiel.

Caído se le ha un clavel
hoy a la Aurora del seno.
Que glorioso que está el heno,
porque ha caído sobre él!

El heno, pues, que fue lino,
a pesar de tantas nieves,
de ver en sus brazos leves
este Rosicler divino,
para su lecho fue lino,
oro para su dosel.

Caído se le ha un clavel
hoy a la Aurora del seno.
Que glorioso que está el heno,
porque ha caído sobre él!

       Luis de Góngora

Navidad

Navidad

Como una flor de hielo sobre el mundo
abre Diciembre su corola blanca.
En su cáliz la luz se hace más pura,
fría y azul despierta la esperanza.
Mes de cantos angélicos. Se enciende
el verde triunfador de los abetos,
visten estrellas los esbeltos pinos
vencedores de rígidos inviernos.
Celeste Navidad, vienes de nuevo
sobre una humanidad atormentada.
Te espera el hombre con su Fe de niño.
Te espera el niño con su risa blanca.
Sea colmada de Fe. Sea el camino
limpio de espina, libre de cadenas.
Destruye cuanto mata: odio, avaricia;
cuanto al hombre aniquila, hiere y ciega.
Caiga tu luz de amor sobre la tierra;
rama de olivo, danos verde vuelo.
Rosa de paz tus pétalos se abran
para todos los hombres y los pueblos.

                 Pino Betancor (1962)

* * *

Día de Navidad: Navidad es presencia

Dios (poema)

Dios

Dios es un ser Divino e infinito,
razón de todo su ser;
Creador de cuanto existe y ha existido,
de cuánto pueda haber:

Es un poder sin límites y medida,
una suma Bondad,
una Justicia de piedades llena,
es todo Caridad.

Hermoso como fuente de hermosura,
benigno, ama la paz,
se abraza en el amor de sus criaturas
desde la eternidad.

Es dulce, manso, de paciencia lleno,
todo amor, todo luz;
su Verbo oculto en los Sagrarios
y su nombre es Jesús.

Su Espíritu, que Santo se apellida,
y es lazo entre los Tres,
es el que solo puede con certeza
decir lo que Dios es.

Y lo dice muy suave y muy bajito
al alma que le es fiel,
al que lo deja todo por servirle,
por agradarle a Él.

Este Dios de bondades siempre lleno,
nos colma de alegría
y abraza con fuego puro y delicioso
oculto en la Sagrada Eucaristía.

Beata Sor Rosaura Brochier, A.E.S.C.

La voz de una madre (poesía póstuma)

La voz de una madre (poesía póstuma)

Adora y sirve a Dios toda tu vida
que es el primer deber de cada hombre,
tu madre te ha enseñado enternecida
desde la cuna, a bendecir su nombre.

Ama a tu madre con amor profundo
no le hagas, no, sufrir ni verter llanto,
que el amor maternal es en el mundo
el solo inmenso, duradero y santo.

Y cuando pierdas ese ser querido
que es de tu vida la polar estrella,
siempre que el mal y el vicio hayas vencido
o hagas el bien, ofrécelo por ella.

Y ese recuerdo es práctica oración;
es un tributo dulce al par que triste
como el eco de mística canción
que el ser que vive eleva al que no existe.

Es el lazo insensible, pero fuerte,
que liga el alma a la del ser amado
que se durmió en los brazos de la muerte
y despierta en el cielo conquistado.

No olvides, no, hijo mío este consejo,
que cuando Dios permita seas padre
y sientas la tristeza de ser viejo,
bendecirás el nombre de tu madre.

          La marquesa de Garcillán

A la Virgen de Guadalupe

A la Virgen de Guadalupe

Virgencita del Tepeyac, morena,
tú eres mi madre, Señora Divina
tú eres la luz donde el mundo camina,
Dios te forjó pura y de Gracia Plena.

Desde el cielo bajaste envuelta de Sol
de entre toda escogida Doncella,
con el fulgor de la más bella estrella
para dar belleza a la mar tornasol.

Oigo cantar, a la madre más bella
una voz canora en el paraíso,
a la Reina del cielo que dios quiso
que con pureza siguieran su huella.

En la campiña no existe la rosa,
en toda la tierra no hay oro mejor
siquiera comparable a tu resplandor
ni pureza de Santísima Esposa.

De los humanos eres Sagrario
y me cubre tu Venerable Aliento…
el dulce Ayate, tu Tilma, tu Manto
y todo se calma en tu Rosario.

Te canto porque soy guadalupano
y con esa voz, traigo un solo ruego
“Mi Niña” como dijo el indio Diego,
no olvides a tu siervo franciscano.

A. Rafael Mérida Cruz-Lascano