Mandato (poema)

Mandato

Ya está dicho, Señor, todo a los hombres
en los siglos, la noche y la distancia.
Nos lo dijiste Tú. Entre tus brazos
se encierra el gran misterio de la lanza.
Todo está dicho ya. Nada hay de nuevo
que no sea la guerra y la cizaña,
que no sea ese frío de su odio
o el triste subsistir, aunque sin alma
—pues se ha perdido, triste entre las cosas—
sin comprender la vida y su constancia,
sin comprender la noche y su pureza,
sin saber que el dolor es quien le salva.
Ya se ha escuchado todo. Y en el hombre
se ha perdido la fe de tu llamada;
son sus huellas  —el paso de otros hombres—
tristeza y desaliento. Le acompañan
porque ignora la fuerza del silencio,
desconoce el valor de la plegaria
y vive —vagabundo de su angustia,
eterno caminante de nostalgias—
torturado entre sombras y entre asfalto
apresado en su cuerpo y en su nada,
vaciando por los ojos el hastío
sin saber sonreír. Sólo, en su marcha,
le espera el desaliento junto al vicio
con las manos vacías… ¡Todo pasa!
Le esperan los sarcasmos de sus horas.
Le acechan desengaños que le arrastran
al abismo insondable del pecado
o a la cúspide atroz de tantas faltas
que son la consecuencia de sí mismo…
¡achacándote a Ti, que Tú, no hablas ..!
* * *
Ya está dicho, Señor, todo a los hombres.
Ya nos lo has dicho Tú. Y en tus palabras
—bendición de las penas y los siglos—
vibrante está el Amor: “¡Levanta y anda!”

                 Aurea María Fernán-Torre

Cristo y Tú

Cristo y Tú

1) Cristo – Lo que Cristo hizo por ti:
a) Siendo Dios se hizo hombre.
b) Quiso nacer en un humilde establo.
c) Trabajó.
d) Se preparó en silencio para su vida pública.
e) Sufrió, se fatigó, fue humillado y despreciado por propagar el nombre de su padre.
f) Consumó su sacrificio en el Calvario.
g) Y todo por redimirte a Ti.

2) Tú – Lo que puedes hacer por ÉL:
a) Humíllate por su causa.
b) Lleva una vida austera.
c) Esfuérzate.
d) Prepárate en la juventud, formándote y actuando para futuras empresas.
e) Sufre, fatígate, no te importen la humillación ni el desprecio por propagar el nombre de Dios.
f) Demuestra, por tu vida, que estás dispuesto a sacrificarla si fuera necesario.
g) Todo, por completar en ti lo que le falta a la Pasión de Cristo, en frase de San Pablo.

3) Tú y Cristo – Que Él sea para ti algo más que una idea.
Recíbelo.
Aprende a conocerlo.
Ámalo.
Enloquece por Él.
Propagálo.

La Resurrección (cántico)

“Aleluya, que Cristo triunfó ya de la muerte y de sus enemigos y de su padecer”.

La Resurrección (cántico)

Resucitó: con melodiosas voces
que el aire puebla de melifluo son,
dice la lira del cantor cristiano:
resucitó.

El que de espinas coronó la plebe
con mofa impía y sin igual rencor,
de luz orlado, Triunfador divino
resucitó.

Blando el trinar de la avecilla amante,
dando armoniosa su sonora voz,
cauta del alba a los sonrientes rayos:
resucitó.

Su dulce acorde la aromada brisa
festiva ensaya al despertar la flor,
y esencia y ecos, confundidos, dicen:
resucitó.

Cantad, oh mares, el que os dio armonía,
y ecos divinos y triunfal rumor,
el que en pañales os fajó de arena,
resucitó.

Tiende con pompa tu encendida veste
por las alturas del espacio ¡oh sol!
que ya el que un día te prendió en los cielos
resucitó.

Claras estrellas que alfombráis la altura,
lindar divino del hogar de Dios;
el que os ha hollado triunfador y fuerte
resucitó.

Cantad, oh vientos; desplegad las alas
tended el vuelo y escuchad mi voz;
decidle al mundo que el Señor de todo
resucitó.

El que en sus brazos a la aurora mece,
el que a la noche entretejió crespón,
el que dio al valle matizadas flores,
resucitó.

Ya jubilosa y redimida se alza
la raza triste que clamó al Señor;
y en himnos santos, entusiasta, dice:
resucitó.

Templos que ayer con enlutadas galas
inspirabais pavura al corazón,
vestid de flores; que el divino Atlante
resucitó.

No ya el doliente y misterioso trino
tus santos coros nos repitan hoy;
canten festivos con divinas voces:
resucitó.

Almas que ayer bajo su impuro yugo
gemir hizo el infernal dragón,
vencido habéis, porque el Cordero santo
resucitó.

Ceñid la Cruz de Inmaculadas flores
si hijas amantes de su gloria sois:
resucitad a la virtud, que el Fuerte
resucitó.

Resucitó: con acordadas voces
cantad su gloria y sus grandezas hoy,
y ebrias de gozo, repetid alegres:
¡resucitó!

                    Juan B. Pastor

Imagen ilustrativa: «La Resurrección», óleo del pintor danés Carl Heinrich Bloch .