A la Virgen de la Soledad

A la Virgen de la Soledad

Virgen de la Soledad,
paloma de muerte herida,
permite que en mi orfandad
llegue a ofrecerte mi vida.

Quiero recoger tu llanto
con besos del alma mía;
quiero esconderme en tu manto
de negra melancolía;

Quiere pedirte mi labio
piedad y perdón, Señora,
y ofrecerte en desagravio
un corazón que te adora;

Quiero contemplar tus ojos
que enturbió la desventura,
y a tus pies caer de hinojos
adorando tu amargura.

Para alegrar tus dolores
tus altares adornaron,
y al verte tristes las flores
de pena se marchitaron.

Desmayó del sol la lumbre,
reinó un silencio profundo,
e insólita pesadumbre
se extendió por todo el mundo;

Y las notas de mi lira
que hasta tu altar ascendieron,
en tu boca que suspira
temblorosas se escondieron.
…….
Madre de inmensa piedad,
a quien con el alma adoro,
Virgen de la Soledad,
¡yo también contigo lloro!

                    Luisa García

Plegaria Lírica a Fray Andrés

Plegaria Lírica a Fray Andrés

Fray Andrés Filomeno, que atormentadamente
tu fervor sepultaste en tierra americana:
escucha mi plegaria y acaricia mi frente
que es mi mayor orgullo el saberme tu hermana.

Los dos hemos sentido el dolor, de que un día,
en tierra majorera fue la primera luz;
la oración de tus labios se hizo en mí poesía
y en mi vida agitada, se perfila tu cruz.

Fray Andrés Filomeno, tu obra fue obra santa;
donde naciste santo, poeta nací yo;
haz que tu amor perfume, mientras mi musa canta…
canto y perfume suben al Trono del Señor.

Yo he nacido sufriendo mal de literatura,
lecturas y lecturas, donde a diario acudí;
moldearon mi rumbo, rompiendo la figura…
¡destrabase mi esencia, para llegar a ti!

Eres tú blando al ruego, yo sorda a la amenaza;
tú serenas los odios, y yo exalto el amor,
somos los exponentes de majorera raza:
éxtasis y tumulto, misticismo y fragor…

Pastorcito de cabras, con tu alegre pandero
cual símbolo feliz de tu claro linaje;
improvisas tu diálogo, Orfeo majorero:
música y bestezuelas, lo divino y salvaje…

Patrón de nuestra balsa, abre el celeste manto,
para que nuestro pueblo contigo halle su fe.
Sobre la Cenicienta, yo haré recordar mi canto:
ponlos tú de rodillas; yo los quiero de pie.

Fray Andrés Filomeno, que atormentadamente
tu fervor sepultaste en tierra americana:
escucha mi plegaria y acaricia mi frente
que es mi mayor orgullo el saberme tu hermana.

                                           Agustina Padilla

* * *

Fray Andrés Filomeno García Acosta, OFM (Fray Andresito)

Al Niño Dios

Al Niño Dios

Al rendirte, hermoso niño,
respetuosa adoración,
con dulcísimo cariño
te ofrezco mi corazón.

¡Qué hechicero es tu semblante!
¡Qué lindos tus ojos son!
Con placer, divino infante,
te ofrezco mi corazón.

Ni oro, ni mirra, ni incienso
puedo darte en rico don;
mas hoy con júbilo inmenso
te ofrezco mi corazón.

¿Quién, siendo tú tan gracioso,
no te amará con pasión?
Rubio Betlemita hermoso,
te ofrezco mi corazón.

Si en tu pobreza extremada
careces de habitación,
Jesús mío, por morada
te ofrezco mi corazón.

Tus ojos vierten amores,
también llanto de aflicción.
No llores, niño, no llores:
Recibe mi corazón.

          Jenaro Gabica, C.M.F.

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Al Niño Dios (soneto)

El alba tomó cuerpo en tu figura,
el aire se hizo carne, los rosales
desangraron sus rosas virginales
para crear tu piel silente y pura.

Desparramó la brisa su ternura,
la luz cuajó en tu forma sus cristales,
la luna derramó sus manantiales
para crear en Ti nuestra ventura.

Divinidad que, tan pequeña y suave,
se hace niña en tu carne redentora,
en lo infinito ni siquiera cabe.

En Ti la eternidad tiene su aurora,
En Ti nada se halla que se acabe,
oh, alba de Dios, que entre la paja llora.

                                   Rafael Morales

Imagen ilustrativa: Niño Jesús del Monasterio Benedictino de la Santísima Trinidad (Santa Brígida, Gran Canaria). Foto: José J. Santana.

Aprender de ellos

Aprender de ellos

Es sencillo…

Fijaos en los niños.
Aman sin dudar.
Abrazan sin avisar.
Besan inesperadamente.
Escriben en las paredes.
Comparten muchas veces sin pensar en nada.

Mucho tenemos que aprender de ellos.

  Defreds, José A. Gómez Iglesias

Imagen ilustrativa: «Niños bajo el paraguas», pintura al óleo de Edmund Adler.

Soneto al Santísimo Nombre de Jesús

Al Santísimo Nombre de Jesús (1)

Sagrado Redemptor y dulce Esposo,
peregrino y supremo Rey del Cielo,
camino celestial, firme consuelo,
amado Salvador, Jesús gracioso;

prado ameno, apacible, deleitoso,
fino rubí engastado, fuego en yelo,
divino amor, paciente y santo celo,
dechado perfectísimo y glorioso.

Muestra de amor y caridad subida
distes, Señor, al mundo haciéndoos hombre;
tierra pobre y humilde a vos juntando;

viniste hombre y Dios, amparo y vida
nuestra vida y miseria mejorando;
encierra tal grandeza tal renombre.

                                           Anónimo

(1). Este soneto se puede leer empezando por el primer verso o por el último, o leyendo los versos al revés o al derecho.

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Santísimo Nombre de Jesús: dulzura sobre los corazones