Petición al Bienaventurado Martín de Porres

smp oración

Derrama sobre nuestras familias los dones preciosos de tu intercesión solícita y generosa:

Bienaventurado Martín de Porres, amigo de Dios y amigo nuestro; con el corazón alborozado, te damos la bienvenida.

Sabemos que tu visita no será vana. Recordamos la paz y alegría que llevabas con tu presencia, aliviando miserias y dando paz a las almas, cuando aún vivías en la tierra.

Serás nuestro huésped de honor; nuestras almas se abrirán con ansias de escuchar tu mensaje. Queremos ofrecerte un hogar unido, un corazón puro y una afectuosidad sincera, rodeando de cariño tu imagen porque tu lo mereces todo.

Al entrar en nuestro hogar, amado Fray Martín, descubre todo cuanto no esté en orden, cuanto no sea bueno y corrígenos, lleno de caridad, para que por tu presencia e intercesión seamos dignos de Dios nuestro Señor.

El sentir de un escultor: una imagen de San Martín de Porres

SAN MARTIN DE PORRES~2

Iglesia de Santo Domingo - Capilla del Rosario (Málaga)

San Martín de Porres (Juan Patón, 2012). Iglesia de Santo Domingo (Málaga)

Palabras de Juan Patón, al finalizar la Eucaristía con motivo de la Bendición de la Imagen de San Martín de Porres en la Iglesia de Santo Domingo de Málaga (Málaga – España):

Cuando el Padre Pachi me propuso la realización de la Imagen de San Martín de Porres, tomé conciencia de la especial dificultad que el encargo entrañaba. Y diferentes ideas de cómo concebir la imagen venían a mi cabeza. Gestos forzados, expresiones arrobadas de misticismo y tantos recursos, parecían abrumarme. Así que comencé por conocer a este santo, su biografía, los testimonios que sus contemporáneos daban de él, su profundo amor a Dios y el ideal supremo de la caridad que en él anidaba.

Y concluí que la Imagen, ante todo, debía ser sencilla. Como Fray Martín lo era. ¿De qué sirve complicar mediante forzados contrapostos, o virtuosismos en el modelado? A mi parecer, nada.

Esta Parroquia atesora obras maestras de la Imaginería, por lo que intentar imitar es como el niño que San Agustín explica, que con una concha pretendía meter todo el mar en un simple hoyo. Inútil.

San Martín, este San Martín, de hábito simple, pretende pasar desapercibido. En su Capilla, ajeno de grandes pretensiones, salvo la de acoger a los fieles que de forma sencilla, desgranen sus ruegos para que interceda ante Dios. Y reconozco que en esa labor humilde sí encontré la huella del lego dominico, que no entendía más que de oración, obediencia y caridad a sus prójimos.

Pero… ¿y qué expresión darle? ¿Triste? No podía ser. Alegre, se me antojaba ausente para el que afligido le rogase. Así que, como cada escultor reproduce lo que siente, me puse a modelar confiando en que a medida que avanzara, él mismo encontraría la expresión adecuada.

Puedo en él advertir ya terminado, ecos de un semblante conocido. Su perfil me evoca el de una pequeñita Imagen, que cada Agosto abrasa de amor el pecho de todo un pueblo manchego, que lo tiene por Santo Patrón.

La nariz ancha, que de raza le ha de venir, mandíbula prominente, labios carnosos y los ojos… había de mirar abajo. Perdida la mirada, que por mansedumbre y humildad la baja. Como la Imagen que desde que nací me ampara. Esos ojos me transportan a un Viernes Santo, donde Jesús Nazareno en la puerta de Andalucía, sale a cargar su cruz junto a su pueblo minero. Esa mirada de amor, en esta Imagen la advierto.

En el humilde hábito vislumbro, pues de ese se tomó el patrón, otro hábito más viejo, remendado una y otra vez. El hábito de un dominico que falleció hace unos años, cuya vida, al igual que el santo lego, estuvo siempre al servicio de los pobres. Sí, que bien le sienta este humilde hábito.

 Y por fin, ya tiene su expresión. La expresión de un amor sereno.

 A vosotros, os pido que en la soledad de su capilla le pidáis, que en lo sencillo mejor se revela el amor de Dios, que según creo, no precisa de grandes artificios.

 A San Martín, que colme de bendiciones a esta Parroquia, e interceda por nosotros ante el Altísimo, ayudándonos en nuestras necesidades, firmes en la convicción de contar con un abogado seguro.

 Al Padre Pachi, mi más sincero agradecimiento, extensible a la Archicofradía del Rosario, al coro, y a toda la comunidad parroquial de Santo Domingo.

 A mi familia, pero sobre todo, a mis padres, gracias

Muchas gracias a todos.

Fuente: eldduendeddelperchel.blgospot.com